Por Adalberto Agozino
El Consejo de Seguridad, con 11 votos a favor y el impulso de EE UU, adopta la propuesta marroquí como la “solución más viable” y margina la vía del referéndum. La histórica decisión, es un gran éxito diplomático, gestado por la conducción estratégica del Rey Mohammed, que supone una debacle total para el Frente Polisario y Argelia.
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El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha dado este viernes un giro histórico al prolongado diferendo sobre el Sáhara Occidental. En una votación decisiva, el máximo órgano de decisión de la ONU aprobó una resolución que, por primera vez, respalda de forma explícita el Plan para la Negociación de un Estatuto de de Autonomía, presentado por Marruecos en 2007, como la única base para la resolución del conflicto.
La resolución, redactada e impulsada por Estados Unidos , fue aprobada por 11 votos a favor, ninguno en contra y tres abstenciones. Los miembros permanentes Rusia y China, junto con Pakistán, optaron por la abstención. Argelia, miembro no permanente del Consejo y principal sostenedor del Frente Polisario, decidió no participar en la votación en señal de protesta.
El texto aprobado también renueva por un año más la misión de la ONU en la región, la MINURSO , pero su calado político reside en el cambio de paradigma que impone: desaparece la alusión a un referéndum de autodeterminación, una vía que se ha mostrado estancada durante décadas. En su lugar, el Consejo califica la iniciativa marroquí de autonomía como la “solución más viable” y la establece como la única base para las futuras negociaciones.
Un éxito de la “sabia conducción estratégica” de Mohammed VI
La resolución de la ONU no es un hecho aislado, sino la culminación de una delicada maniobra diplomática de largo recorrido, producto de la sabia conducción estratégica de Su Majestad el rey Mohammed VI que forjó una solida red de alianzas internacionales que apoyaron la justicia de su causa. Rabat ha logrado en los últimos años consolidar una visión que ha pasado de ser una propuesta a convertirse en la única solución realista y posible por la comunidad internacional.
Este éxito diplomático se ha cimentado en el apoyo explícito de potencias mundiales. La Administración del presidente Donald Trump en Estados Unidos ha sido un actor clave, primero al reconocer la soberanía marroquí sobre el territorio en 2020 y ahora al patrocinar esta resolución. El embajador estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, calificó el voto de “histórico” e instó a las partes a usar la propuesta marroquí como “la única base” para una solución.
A Washington se han sumado otros miembros permanentes del Consejo, como Francia y el Reino Unido, además de socios clave como España.
El resultado de esta estrategia es palpable: más de 120 países a nivel global reconocen ya el plan de autonomía como la mejor solución, y más de 30 naciones han abierto consulados en Dajla y El Aaiún, las principales urbes de la región, en un reconocimiento de facto de la soberanía marroquí.
El pronunciamiento del organismo internacional despertó el jubilo del pueblo marroquí que salió a celebrar el reconocimiento de su soberanía en el Sáhara.
En un discurso inédito dirigido a la nación tras la votación, el rey Mohammed VI calificó la jornada como “un decisivo punto de inflexión” y el inicio de una “nueva conquista” para “archivar definitivamente este conflicto artificial”. El monarca agradeció expresamente a Estados Unidos, Francia, Reino Unido y España por sus “esfuerzos para garantizar el éxito de este proceso pacífico”.
Los grandes derrotados: el Frente Polisario y Argelia
La decisión del Consejo de Seguridad supone un serio revés para las aspiraciones del Frente Polisario y para su principal aliado, Argelia. La ausencia de Argelia en la votación fue justificada por su representante, Amar Bendjama, como un rechazo a un texto que, en su opinión, “provoca un desequilibrio entre las dos partes” y no refleja “la doctrina con respecto a la descolonización”.
El Frente Polisario, que en 2020 dio por roto el alto el fuego de 1991 , rechaza la autonomía como única vía e insiste en una consulta que incluya la independencia. Sin embargo, la nueva resolución margina esta exigencia y deja al Polisario en una posición de creciente aislamiento internacional.
El detalle del plan de autonomía
La propuesta marroquí, ahora avalada por la ONU como base de negociación , fue presentada formalmente en 2007. El plan plantea la creación de una “región autónoma del Sáhara” con amplias competencias.
Autogobierno: La población saharaui elegiría sus propias instituciones legislativas (un parlamento regional) y ejecutivas (un gobierno local).
Competencias delegadas: La región gestionaría sus propios asuntos en los ámbitos administrativo, judicial, económico, tributario, cultural, social y de infraestructuras.
Soberanía marroquí: El Estado central (Rabat) conservaría las competencias de soberanía, como la defensa, las relaciones exteriores, la moneda, la bandera y los asuntos religiosos.
En su discurso, el rey Mohammed VI tendió la mano tanto a la población de los campamentos de Tinduf como a Argelia. El soberano hizo un “sincero llamamiento” a los “hermanos en los campamentos” para que aprovechen esta “histórica oportunidad” y regresen para contribuir al desarrollo de la región autónoma.
Además, en un gesto conciliador, el monarca invitó directamente a su “hermano”, el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune, a “emprender un diálogo fraternal y sincero” para “superar las diferencias y construir nuevas relaciones”, abriendo una puerta para resolver un conflicto que, según Rabat, ha entrado en su fase definitiva.
Conclusión
Podemos concluir aseverando que la soberanía marroquí en el Sáhara que logró el rey Hassan II con la histórica “Marcha Verde” de 1975, su hijo Mohammed VI la consolidó definitivamente treinta años más tarde al lograr su reconocimiento por parte de la ONU y de toda la comunidad internacional

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