Washington, 3 nov 2025 – Total News Agency-TNA –El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este domingo que el mandatario venezolano Nicolás Maduro “tiene los días contados”, aunque al mismo tiempo descartó con claridad una intervención militar abierta de Washington en Venezuela. La declaración fue emitida durante una entrevista con el programa 60 Minutes de la cadena CBS y en breves intervenciones posteriores ante la prensa en la Casa Blanca.
En el diálogo con la periodista Norah O’Donnell, Trump fue consultado sobre la posibilidad de que EE.UU. esté al borde de una guerra con Venezuela y respondió: “Lo dudo, no lo creo”. Sin embargo, al preguntársele si Maduro tiene los días contados al frente del poder, afirmó sin ambages: “Diría que sí, creo que sí”.
La ambivalencia del mensaje se produce en un contexto de creciente tensión militar en el Caribe: fuerzas navales y aéreas estadounidenses han sido desplegadas en la región y se han registrado diversas acciones de interdicción contra embarcaciones que EE.UU. considera vinculadas al narcotráfico venezolana.
Trump reprochó que Caracas habría estado “enviando miles de personas de cárceles, instituciones mentales, y adictos a las drogas” hacia territorio norteamericano, enmarcando esta acusación dentro de su política de “tolerancia cero” hacia la inmigración ilegal y el narcotráfico. Al ser consultado sobre un eventual ataque a objetivos en territorio venezolano, el mandatario zanjó: “¿Hay planes de un ataque en Venezuela? ¿Quién diría eso? Suponiendo que los hubiera, ¿se lo diría a usted?… Sí, tenemos planes. Planes muy secretos”.
Desde el Gobierno de Maduro, la respuesta fue de máxima alerta. El presidente venezolano ya había declarado en septiembre que su país se encontraba en “máxima preparación” frente a la presencia militar estadounidense en el Caribe. Las críticas se centraron en que los movimientos navales y las operaciones de interdicción podrían esconder una estrategia de cambio de régimen, acusación que Caracas repite ante cada nuevo despliegue de EE.UU. en la región.
Analistas de seguridad internacional interpretan que la combinación entre el mensaje de que “los días de Maduro están contados” y la negación al mismo tiempo de una guerra abierta, responde a una estrategia de presión: mantener la amenaza latente sin escalar hasta un conflicto declarado. En este escenario, la retórica serviría para acrecentar la desconfianza dentro de los círculos del poder venezolano, al tiempo que Washington evita asumir un compromiso militar de alto costo.
Para Venezuela, la implicancia va más allá de la retórica. Según el análisis especializado, la presión militar, combinada con sanciones y reclamos de EE.UU., podría debilitar la autoridad del régimen de Maduro y aumentar la imprevisibilidad política en el país petrolero. No obstante, advierten que un error de cálculo —como una operación mal planificada o una reacción de Caracas— podría desencadenar una crisis regional de mayor magnitud.
En Washington, la Casa Blanca sostiene públicamente que su compromiso es con la lucha contra el narcotráfico y la protección de la soberanía nacional, y no con una invasión o cambio de régimen directo. El tono de Trump, no obstante, pone énfasis en la idea de que la permanencia de Maduro en el poder es insostenible, lo que abre un momento de tensión en la dinámica bilateral entre ambos países.
En términos diplomáticos, el mensaje deja varias claves: por un lado, un aviso público al presidente venezolano de que su mandato podría tener un fin próximo; por otro, una reserva sobre los medios que EE.UU. estaría dispuesto a utilizar para alcanzarlo —incluida la posibilidad de acciones encubiertas o no declaradas—.
                                
                                
			
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