Buenos Aires, 15 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA- Un incendio de grandes proporciones consumió este sábado parte de un centro comercial mayorista textil en Villa Celina, partido de La Matanza, y volvió a teñir de humo el cielo del área metropolitana, menos de 24 horas después de la explosión e incendio en el polo industrial de Ezeiza y pocos días luego de los siniestros en Caballito y Palermo.
El foco se desató en un complejo ubicado junto a la autopista Riccheri, en la zona del ex shopping “Viva Celina”, donde hoy funcionan depósitos y locales mayoristas dedicados a la venta de telas y otros productos textiles. Según los primeros reportes, el fuego comenzó en dos depósitos situados en la planta baja y el subsuelo del edificio, por causas que aún se investigan, y rápidamente se propagó hacia el primer piso, destruyendo al menos cuatro locales y afectando un vehículo estacionado sobre la vereda.
La magnitud del siniestro generó una columna de humo negro que pudo verse a varios kilómetros de distancia y obligó al corte de calles aledañas y a la interrupción del tránsito en los accesos cercanos. Vecinos denunciaron que la primera dotación de bomberos tardó cerca de media hora en llegar, mientras las llamas avanzaban alimentadas por materiales altamente inflamables, como nylon, algodón y rollos de tela almacenados en los depósitos.
Trabajaron en el lugar los Bomberos de Villa Celina, con apoyo de dotaciones de San Justo y otros cuarteles de la zona, que enfrentaron dificultades adicionales por la baja presión de agua en los hidrantes. El predio se encontraba cerrado al público por ser día sábado, por lo que no había empleados en su interior. En un primer momento se informó de dos personas heridas –una por inhalación de humo y otra con quemaduras leves–, pero el Ministerio de Salud bonaerense aclaró luego que no se registraron heridos de consideración. De todos modos, la zona quedó restringida ante el riesgo de derrumbe por los daños estructurales en el edificio.
El nuevo incendio se suma a una cadena de siniestros que, en pocos días, puso bajo presión a los servicios de emergencia y volvió a exponer la fragilidad de la infraestructura urbana ante el fuego. En la noche del viernes, una violenta explosión en el polígono industrial de Carlos Spegazzini, en Ezeiza, derivó en un incendio masivo en una planta química que dejó más de veinte heridos, entre ellos un directivo que sufrió un infarto y una mujer embarazada intoxicada que debió ser internada en terapia intensiva. La onda expansiva rompió vidrios en barrios aledaños y obligó al corte total de la autopista Ezeiza–Cañuelas mientras más de veinte dotaciones de bomberos combatían las llamas.
A esa explosión se suma el incendio provocado por una fuga de gas en el barrio porteño de Caballito, registrado el miércoles. Allí, la rotura de un caño de Metrogas durante trabajos de Edesur en la calle Riglos al 300 generó una lengua de fuego de hasta 12 metros de altura, que dañó fachadas, vehículos y obligó a evacuar a nueve personas de un edificio lindero. Dos personas resultaron heridas, una de ellas con quemaduras graves, antes de que los Bomberos de la Ciudad y personal técnico lograran prensar el conducto y controlar el incendio entrada la noche.
Días antes, el 6 de noviembre, un incendio en un edificio de diez pisos en Palermo dejó un saldo fatal. El fuego se inició de madrugada en un departamento de la avenida Scalabrini Ortiz al 2300 y obligó a evacuar a todo el consorcio. Una mujer de 68 años murió y al menos cinco personas debieron ser asistidas por inhalación de humo. Las imágenes de vecinos y móviles de televisión mostraron a los bomberos trabajando piso por piso con escaleras mecánicas y equipos de respiración autónoma para rescatar a los residentes atrapados.
En apenas una semana, la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano registraron una explosión industrial de enorme impacto en Ezeiza, un incendio por fuga de gas en plena calle en Caballito, un siniestro fatal en un edificio de Palermo y ahora un incendio de gran magnitud en un centro comercial textil de Villa Celina. El patrón, aunque responde a causas distintas –industriales, fallas en redes de servicios y depósitos con materiales inflamables–, vuelve a plantear interrogantes sobre controles de seguridad, protocolos de emergencia, tiempos de respuesta y condiciones de infraestructura en áreas densamente pobladas o con alta concentración de actividades industriales y comerciales.

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