Santiago de Chile, 16 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA- En una jornada marcada por la polarización política y la alta expectativa electoral, el presidente chileno Gabriel Boric acudió a votar en su natal Punta Arenas acompañado por su hija Violeta, en una escena cargada de simbolismo generacional con la que buscó reforzar un mensaje de unidad nacional en medio de una campaña crispada y de fuerte disputa por el rumbo del país.
Antes de emitir su sufragio en las elecciones presidenciales y parlamentarias, Boric recordó su propia infancia como votante en potencia y trazó un paralelo entre aquellas jornadas y el presente. Explicó que, así como su padre lo llevaba a la urna, hoy él hace lo mismo con su hija, a la que definió como parte de la generación para la cual se intenta “fortalecer la democracia del futuro”. El mandatario subrayó que Chile es “como una familia” que debe permanecer unida más allá de las “diferencias legítimas” y reivindicó la importancia de la participación masiva en las urnas como piso mínimo de convivencia democrática.
Las elecciones de este domingo son las novenas presidenciales desde el retorno a la democracia en 1990 y se desarrollan bajo un régimen de voto obligatorio para la gran mayoría de los ciudadanos mayores de 18 años, uno de los cambios institucionales más relevantes de los últimos años. La reforma electoral que reinstaló la obligatoriedad busca revertir la caída de la participación registrada en comicios previos y podría empujar a millones de electores que se habían mantenido al margen de la política a regresar a los padrones activos.
En total, ocho candidatos compiten por llegar a La Moneda: Franco Parisi (Partido de la Gente), Jeannette Jara (Unidad por Chile, carta del oficialismo), Marco Enríquez-Ominami (Partido Progresista), Johannes Kaiser (Partido Libertario Nacional), José Antonio Kast (Partido Republicano), Eduardo Artés (Partido Acción Proletaria), Evelyn Matthei (Chile Vamos) y el independiente Harold Mayne-Nicholls. El abanico expresa desde una izquierda tradicional y progresista hasta una derecha dura y un espacio libertario que intenta capitalizar el descontento social.
La campaña estuvo dominada por tres grandes ejes: la seguridad pública, la crisis derivada de la inmigración irregular y las dudas sobre la velocidad de la recuperación económica. Tanto la derecha como los sectores más conservadores han intentado ligar el aumento de la delincuencia y la presencia de organizaciones criminales transnacionales con la gestión de Boric y su coalición, mientras que el oficialismo defendió las reformas sociales puestas en marcha, al tiempo que prometió ajustes graduales en materia de orden público. Analistas locales e internacionales coinciden en que la elección puede marcar un giro a la derecha luego de un ciclo progresista iniciado en 2022, en un contexto de fatiga social con la política y frustración por el fallido proceso constituyente.
Además de escoger presidente, los chilenos renuevan el Congreso con comicios parlamentarios simultáneos, lo que vuelve todavía más relevante el resultado de la jornada: quien llegue a la primera magistratura deberá gobernar con el equilibrio de fuerzas que surja de estas urnas. Ningún candidato aparece con capacidad clara de superar el 50% de los votos en primera vuelta, por lo que todos los escenarios apuntan a un balotaje el 14 de diciembre entre las dos fórmulas más votadas.
Desde el oficialismo se apuesta a que la participación obligatoria amplíe su base más allá del núcleo duro de apoyo a Boric, mientras que en los comandos de Kast, Kaiser y Matthei –las tres figuras de derecha mejor posicionadas en las encuestas– se confía en que el malestar por la inseguridad y el alza del costo de vida impulse un voto castigo capaz de inclinar el tablero a su favor. En paralelo, candidaturas como la de Parisi buscan capitalizar a los electores desencantados con los partidos tradicionales, apelando a un discurso antipolítico y centrado en la gestión económica.
En este marco de disputa cerrada, la imagen del presidente votando con su hija se convirtió en uno de los gestos más visibles del día. Boric insistió en que, más allá del resultado, la prioridad debe ser cuidar las reglas del juego y respetar la voluntad expresada en las urnas, en un mensaje que buscó, al mismo tiempo, calmar los ánimos de una campaña intensa y blindar la institucionalidad frente a eventuales tensiones postelectorales.

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