Buenos Aires, 17 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA –El Gobierno nacional reportó este lunes un superávit fiscal notable en el mes de octubre, alineado con su objetivo de cumplimiento del programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que refuerza su estrategia de ancla fiscal ante el cierre del ejercicio y las elecciones legislativas. De acuerdo con el informe del Ministerio de Economía de la Nación, el Sector Público Nacional (SPN) registró un excedente primario de $ 823.925 millones y un superávit financiero de $ 517.672 millones durante el mes, lo que equivale aproximadamente al 1,4 % y 0,5 % del producto interno bruto (PIB) acumulado a diez meses, respectivamente.
El ministro de Economía, Luis Caputo, destacó que esta evolución se da en un escenario electoralmente crítico, y subrayó que “el orden fiscal y monetario ha permitido limitar el impacto sobre la población de la caída en la demanda de dinero generada por la volatilidad política”. En particular, explicó que los gastos primarios se redujeron 1,3 % en términos reales frente a octubre del año anterior, mientras que el gasto total alcanzó $ 11.163.268 millones con un crecimiento interanual de 29,6%.
En materia de ingresos, los totales del SPN alcanzaron $ 11.987.193 millones en octubre, con una variación interanual de +28,1%. Los mayores impulsores de la recaudación fueron los derechos de importación (+65,7 % interanual), el impuesto a las Ganancias (+41,8 %), los débitos y créditos (+41,2 %) y aportes y contribuciones a la seguridad social (+35,9 %). Estas cifras reflejan, según Hacienda, el efecto de medidas como la vigencia en 2024 del impuesto PAIS y los ingresos generados por exteriorización de activos y el Régimen Especial de Ingreso del Impuesto sobre los Bienes Personales (REIBP).
Desde el lado del gasto, el informe oficial detalló que las prestaciones sociales ascendieron a $ 6.891.369 millones (+31,5 % interanual) y las remuneraciones del sector público alcanzaron $ 1.416.199 millones (+21,9 %). Las transferencias corrientes al sector privado sumaron $ 4.131.125 millones (+15,1 %), siendo $ 453.927,6 millones el aumento de las dirigidas a ese segmento (+16,7 %). En materia de subsidios, el monto total llegó a $ 1.041.225 millones (+27,1 %), con incrementos del 28,2 % para los energéticos y del 27,3 % para transporte.
El resultado no es menor: confirma que el Gobierno cumple con 21 de los últimos 22 meses de superávit, un dato que en su discurso ultra-ajustador se alineó con la frase del presidente Javier Milei en redes sociales: “El ancla de hierro”. Esta expresión simboliza la voluntad del Ejecutivo de mantener equilibrio fiscal aun en un contexto de incertidumbre política y económica.
Si bien el acumulado de los primeros diez meses coincide con un superávit primario de 1,4 % del PIB, el objetivo convenido con el FMI para 2025 es del 1,6 %. Por tanto, quedan dos meses clave para ajustar las cuentas y lograr el cumplimiento total del programa. Analistas del sector, sin embargo, advierten que el cierre del año implicará costos adicionales, como pagos de aguinaldos y eventuales ajustes tarifarios que podrían erosionar el margen del superávit.
Desde el sector privado se interpretó la noticia como un envión para la credibilidad del programa económico. No obstante, voces críticas señalan que el crecimiento real de algunos ingresos ya presenta contracción frente a la inflación, lo que podría limitar la sustentabilidad del ajuste, y que los niveles de subsidios siguen siendo elevados en términos interanuales, asumiendo riesgos para los próximos bloques de gasto.
En el terreno político, la divulgación del superávit en pleno mes de elecciones legislativas podría tener efectos sobre la percepción ciudadana y el voto, ya que refuerza el mensaje oficial de disciplina fiscal y gobierno ordenado. No obstante, también genera expectativas sobre la implementación de reformas pendientes en el ámbito laboral, tributario y productivo que el Ejecutivo deberá afrontar para que la mejora en las cuentas se traduzca en crecimiento sostenible.
A mediano plazo, la clave será que el Gobierno logre traducir el superávit fiscal en aumento del salario real, empleo formal y reducción de la inflación, sin recurrir a expansión monetaria o consumo de reservas. El cumplimiento de la meta con el FMI podría liberar recursos externos y profundizar la inserción de Argentina en los mercados internacionales, impulsando inversiones. Sin embargo, la fragilidad de la economía local, los desafíos estructurales y el contexto político adverso constituyen señales de alerta que el equipo de Economía no puede soslayar.

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