Negev, 17 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-
El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, se dirigió de inmediato hacia la región del Negev tras conocerse un episodio de intensos disparos registrados durante la noche cerca de la comunidad judía de Retamim. De acuerdo con los primeros reportes locales, el origen del fuego provendría de la aldea beduina de Bir Hadaj, un punto conflictivo dentro del extenso territorio semidesértico donde, desde hace años, conviven tensiones entre grupos criminales, clanes beduinos y pequeñas poblaciones judías.
Los residentes de Retamim describieron la situación como un “bombardeo masivo”, una sucesión continua de ráfagas que generó temor y obligó a las familias a refugiarse. El hecho se inscribe en un patrón de violencia intermitente pero persistente que, durante la última década, ha convertido al Negev en una zona donde la ley parece operar con menor fuerza que en el resto del país, alimentando redes de contrabando, delitos organizados, disputas territoriales y episodios de intimidación armada.
La decisión de Ben Gvir de trasladarse personalmente al lugar constituye un indicio claro de que el gobierno israelí no pretende encuadrar el hecho como un incidente más dentro de la compleja dinámica del sur. Su presencia, según fuentes de seguridad, busca enviar un mensaje político y operativo: reforzar la presencia estatal y dejar sentado que los ataques armados —ya tengan motivación criminal, tribal o nacionalista— no quedarán sin respuesta.
En las últimas semanas, diversos informes internos alertaron sobre el aumento de actividades ilegales en zonas donde el control policial es limitado. Entre los fenómenos señalados se incluyen el tráfico de armas, la expansión de células criminales y la creciente capacidad de grupos locales para desafiar abiertamente a las autoridades. La proximidad de estos hechos a comunidades judías rurales, relativamente aisladas y con escasa infraestructura de defensa, eleva todavía más la sensibilidad del gobierno.
Ben Gvir, quien ha hecho de la seguridad interna uno de los ejes de su gestión, prevé reunirse con mandos de la policía y la policía fronteriza para evaluar en el terreno cuál fue el alcance real del intercambio de disparos y qué medidas inmediatas serán desplegadas para evitar nuevas agresiones. Aunque aún no trascendieron detalles técnicos, fuentes cercanas al ministerio sostienen que podría ordenarse un refuerzo operativo en la zona, patrullajes ampliados y mayor control sobre aldeas identificadas como focos de actividad armada.
En paralelo, sectores del gobierno han insistido en la necesidad de avanzar con reformas estructurales para restablecer la autoridad del Estado en el Negev. Las disputas históricas sobre tierra, la falta de infraestructura, la débil presencia institucional y la penetración del crimen organizado han generado un ecosistema donde los riesgos pueden escalar rápidamente. Para la población local, cada episodio de violencia renueva la sensación de vulnerabilidad y de abandono por parte de las instituciones nacionales.
El incidente también reaviva el debate político sobre la situación en el Negev, un territorio clave para el desarrollo estratégico de Israel y, al mismo tiempo, uno de los más difíciles de administrar. Mientras grupos de defensa civil reclaman una presencia estatal mucho más firme, organizaciones y líderes beduinos advierten sobre la necesidad de abordar las causas de fondo —incluyendo pobreza, falta de oportunidades y tensiones identitarias— para evitar que la espiral de violencia se profundice.
La visita de Ben Gvir, aun sin decisiones oficiales comunicadas hasta el momento, marca un punto de inflexión en el tratamiento de este tipo de incidentes, que pasan a ser considerados como amenazas directas a la seguridad nacional y no solo como hechos aislados dentro de una región históricamente conflictiva. En las próximas horas se espera un comunicado formal con las primeras medidas adoptadas tras la evaluación en campo.

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