Buenos Aires, 24 de noviembre de 2025-Total News Agency-TNA-La marcada estabilidad del dólar registrada desde las elecciones legislativas configura uno de los períodos de mayor calma cambiaria del último año. En un mercado que venía arrastrando tensiones severas hasta octubre, analistas y operadores coinciden en que la combinación de reservas en recuperación, mayor fluidez financiera interna, ingreso de divisas corporativas y un clima político más favorable tras el triunfo oficialista sostiene la actual “pax cambiaria”. El Gobierno, por su parte, apuesta a consolidar este escenario con reformas que apuntan a un horizonte de “peso fuerte” hacia 2026.
La dinámica se transformó de manera notoria luego del 27 de octubre. Tras las ventas masivas del Banco Central entre el 17 y el 19 de septiembre por más de USD 1.100 millones, y las intervenciones del Tesoro asistidas por un flujo extraordinario proveniente de Washington, el mercado de cambios encontró un punto de equilibrio con mínima presencia oficial. Todas las cotizaciones avanzaron por debajo del techo de las bandas de flotación, mientras el riesgo percibido disminuyó con rapidez.
El factor político emerge como el principal elemento explicativo. El respaldo electoral al Gobierno fortaleció la credibilidad del Banco Central y del Ministerio de Economía para sostener el esquema de bandas cambiarias, cuyo límite superior continúa ajustándose al 1% mensual. Esa previsibilidad, sumada a que La Libertad Avanza pasó a ser el bloque con mayor volumen propio en Diputados, redujo la expectativa de saltos bruscos del dólar y favoreció las estrategias de desinflación gradual.
El segundo elemento —determinante para el humor financiero— fue el ingreso de divisas corporativas y provinciales. En noviembre, empresas y gobernaciones colocaron aproximadamente USD 4.000 millones en Obligaciones Negociables, lo que equivale al 10% de las reservas brutas. Con tasas próximas al 8% anual, estas emisiones reemplazaron deuda de mercado más onerosa y anticipan la posibilidad de un retorno del Tesoro nacional al crédito voluntario internacional en 2026, siempre que el riesgo país continúe retrocediendo.
El tercer punto que apuntala la estabilidad es la renovación de vencimientos sin recurrir a presiones excesivas sobre el BCRA. Las compras de dólares del Tesoro en noviembre, cercanas a los USD 950 millones, se destinaron casi íntegramente a organismos internacionales, lo cual permitió evitar cambios abruptos en los depósitos en moneda extranjera. Esta dinámica marca una transición: el sector público pasó de una venta intensa de divisas a un esquema de recomposición ordenada, mientras se aflojan restricciones y se reabre la puerta al financiamiento externo.
El cuarto factor es el shock externo favorable. La mejora en los precios internacionales de la soja (8% mensual) y del trigo (9%) refuerza el balance comercial y alivia la cuenta financiera. Para los analistas, este impulso externo opera como un sostén natural para el peso, especialmente en un contexto de estabilización política.
En los mercados de futuros, la tendencia quedó clara: los contratos operados en Rofex convalidaron la continuidad del régimen de bandas. Los precios se alinearon por debajo de los techos proyectados hasta mayo, señal de que los operadores descartan movimientos disruptivos en el corto plazo. En paralelo, el derrumbe de tasas, la mejora en los bonos y la reconfiguración del mapa político tras el triunfo oficialista estimularon un rebote que, en algunos casos, superó el 50% en dólares en sólo un mes.
Para las consultoras económicas, la incógnita central ya no es la volatilidad inmediata sino la capacidad de acumular reservas netas. Ese proceso dependerá del regreso del Tesoro a los mercados, del fortalecimiento de la demanda de dinero y de la continuidad del superávit fiscal. El Gobierno, que considera prioritario reducir la nominalidad de la economía, insiste en que sólo comprará reservas contra mayor demanda genuina del peso, en un esquema que evita presionar el tipo de cambio para no acelerar la inflación.
El acuerdo marco comercial con Estados Unidos, impulsado tras el reposicionamiento de la relación entre Javier Milei y Donald Trump, también contribuyó a mejorar expectativas. Aunque resta conocer la “letra chica”, el entendimiento es visto como una señal de alineamiento estratégico que potencia la integración económica y podría facilitar acceso futuro a líneas de financiamiento.
Con este conjunto de factores convergiendo, economistas del sector privado proyectan un dólar estabilizado en los próximos meses y un escenario gradual hacia un “peso más fuerte” durante 2026, siempre que se consoliden el orden fiscal, el acceso a mercados y la reconstrucción de reservas.

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