Ciudad de México, 25 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-La Agencia Central de Inteligencia (CIA) elevó a su sede central en Langley, Virginia, una advertencia inusual: funcionarios de la estación de la CIA en México enviaron un cable interno expresando seria preocupación por el comportamiento del congresista estadounidense Dan Crenshaw durante una reunión oficial en agosto pasado. La información, confirmada por múltiples fuentes de la administración norteamericana, la comunidad de inteligencia y el Capitolio, generó una turbulencia inesperada en Washington y abrió debate sobre la conducta de un legislador con injerencia directa en temas de seguridad nacional y crimen organizado.
Crenshaw, representante republicano por Texas y ex Navy SEAL, viajó a México como presidente del grupo de trabajo sobre cárteles del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, rol que ya no ocupa debido a la disolución del grupo. Durante aquella visita, según detallaron las fuentes consultadas, el legislador habría incurrido en conductas consideradas “poco profesionales” en presencia de funcionarios mexicanos, incluyendo consumo excesivo de alcohol y un brindis con lenguaje grosero que incomodó a varias mujeres presentes. Entre los asistentes se encontraba también el representante demócrata Lou Correa, de California.
El cable enviado desde la estación de la CIA no solo reflejaba preocupación por el episodio puntual, sino también por el impacto diplomático en un momento en el que la cooperación bilateral en materia de inteligencia, narcotráfico y crimen organizado atraviesa una etapa crítica. Que una delegación estadounidense encargada de asuntos sensibles para ambos países quedara expuesta por el comportamiento de uno de sus miembros generó alarma dentro de la agencia y obligó a revisiones internas de protocolos para viajes oficiales.
La CIA declinó hacer comentarios públicos, preservando la confidencialidad propia de las comunicaciones clasificadas. Sin embargo, las repercusiones del informe interno fueron inmediatas en Washington. Días después del incidente, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, junto con el titular del Comité de Inteligencia, Rick Crawford, aplicaron a Crenshaw una sanción: prohibición de viajar con delegaciones financiadas con fondos públicos por 90 días. El legislador, además, presentó su renuncia a la presidencia del grupo de trabajo contra los cárteles.
Crawford presionó para avanzar aún más y remover a Crenshaw del Comité de Inteligencia, además de despojarlo de la presidencia del subcomité encargado de supervisar la inteligencia de defensa. Johnson frenó ambas iniciativas, lo que permitió que el congresista texano retuviera esos espacios de poder. La decisión expuso tensiones internas dentro del bloque republicano y dejó entrever una puja política entre sectores que buscan disciplinar a Crenshaw y quienes lo consideran indispensable para la agenda de seguridad nacional del partido.
Desde su oficina, Crenshaw respondió con un tono desafiante. En una declaración difundida a los medios, su portavoz justificó el episodio, calificándolo como un “patético ataque político” y restando gravedad al comportamiento del legislador: “Cualquiera que se escandalice con hombres uniformados haciendo una broma grosera mientras brindan nunca ha pasado más de cinco minutos con militares”, afirmó.
El propio Mike Johnson, pese a haber impulsado la sanción inicial, salió luego en defensa del congresista, subrayando su valor estratégico dentro del Congreso. En una declaración que Crenshaw difundió en redes sociales, el líder de la Cámara lo describió como “nuestro referente para abordar la amenaza de los cárteles de la droga”, destacando su experiencia como ex SEAL y su influencia en la agenda de seguridad nacional.
El episodio ocurre en un contexto de creciente fricción entre Estados Unidos y México por las operaciones contra organizaciones criminales transnacionales y el rol cada vez más activo que tiene el Congreso en la supervisión de agencias de inteligencia. Que un incidente diplomático derive en un cable de advertencia de la CIA —un hecho extremadamente inusual— deja en evidencia la sensibilidad del vínculo bilateral y el peso que Washington otorga al trabajo conjunto en la lucha contra los cárteles.
El futuro político de Crenshaw queda ahora bajo observación. Aunque salió airoso del intento de removerlo del Comité de Inteligencia, la existencia del cable enviado desde la oficina de la CIA en México podría abrir la puerta a nuevas presiones internas y a un análisis más estricto de su conducta en misiones oficiales. Por ahora, el legislador mantiene influencia, respaldo partidario y un rol clave en la agenda de seguridad nacional, pero su situación dentro del aparato político-estratégico de Washington se ha tornado, al menos momentáneamente, frágil.

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