Miami, 28 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, volvió a endurecer su postura frente al régimen venezolano y dejó abierta la posibilidad de iniciar acciones terrestres contra redes de narcotráfico vinculadas —según Washington— al entramado militar y político que sostiene a Nicolás Maduro. El mandatario formuló estas declaraciones durante un mensaje por el Día de Acción de Gracias dirigido a tropas estadounidenses, en el que insistió en que la presión militar sobre Venezuela “apenas comienza”.
Frente a efectivos de la Séptima Ala de Bombardeo de la Fuerza Aérea, Trump felicitó a las fuerzas destacadas en el Caribe por su trabajo para “disuadir a los narcotraficantes venezolanos” y deslizó que el siguiente paso podría ocurrir por tierra. “Alrededor del 85% se detiene por mar… y comenzaremos a detenerlos por tierra. Además, por tierra es más fácil, pero eso comenzará muy pronto”, afirmó desde su residencia en Mar-a-Lago, despejando la incógnita que había dejado días atrás cuando aseguró tener ya “decidido” qué hacer con Venezuela.
Las palabras del presidente se producen en un contexto de reforzamiento militar sin precedentes recientes. Desde comienzos de septiembre, el Pentágono ejecutó más de una veintena de ataques en el Caribe y en el Pacífico Oriental contra objetivos que considera parte de redes narcotraficantes aliadas al régimen venezolano, con más de 80 muertos reportados en el exterior. Paralelamente, la Casa Blanca impulsó acciones diplomáticas que incluyen la designación del llamado Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera, alegando que altos mandos militares y funcionarios del entorno de Maduro integran y protegen dichas estructuras.
La presencia militar norteamericana en la región alcanzó su punto más alto en tres décadas con el arribo del portaaviones USS Gerald R. Ford, buque insignia de la Armada, que se sumó a operaciones conjuntas de vigilancia, interdicción y seguimiento de rutas marítimas utilizadas por organizaciones criminales. La exhibición de poder fue interpretada por analistas como una advertencia directa al Gobierno de Maduro y a sus aliados internos.
Sin embargo, Trump también dejó abierta una puerta diplomática al señalar que aún podría mantener una conversación con el mandatario venezolano, en lo que calificó como una posible alternativa para “explorar opciones”, incluso mientras la presión militar continúa escalando.
Desde Caracas, la respuesta llegó con dureza. El Gobierno venezolano rechazó la acusación de Washington y calificó al presunto Cártel de los Soles como una “organización inexistente”. Maduro niega de manera enfática cualquier vínculo con el narcotráfico y acusa a Estados Unidos de “inventar” una narrativa destinada a justificar una intervención orientada a propiciar un cambio de régimen.
A medida que las tensiones aumentan, la comunidad internacional observa con inquietud el posible giro hacia operaciones terrestres estadounidenses, un escenario que multiplicaría los riesgos militares y políticos en un Caribe ya sacudido por maniobras navales y advertencias cruzadas. Para los estrategas norteamericanos, la vía terrestre permitiría bloquear rutas internas de distribución y asestar golpes directos al corazón de las estructuras criminales. Para el régimen venezolano, en cambio, significaría la evidencia de la “agresión” que asegura enfrentar desde Washington.
El contexto regional se encamina así hacia una nueva fase de fricción, con un despliegue combinado —militar, judicial y diplomático— que coloca a Venezuela nuevamente en el centro de la agenda geopolítica hemisférica.

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