Washington, 1 de diciembre de 2025 – Total News Agency-TNA- La tensión entre Estados Unidos y Venezuela entró en una fase crítica tras revelarse que el presidente Donald Trump le habría dado a Nicolás Maduro un ultimátum directo durante una llamada telefónica realizada el 21 de noviembre. Según fuentes citadas por el Miami Herald, Trump exigió al mandatario venezolano que abandonara Venezuela “ahora mismo”, ofreciéndole incluso un salvoconducto para él y su familia a cambio de su renuncia inmediata. Maduro, sin embargo, rechazó el planteo y exigió lo que calificó como una “amnistía global”, condición que el gobierno estadounidense descartó de plano.
Trump confirmó ante periodistas que la llamada existió, aunque evitó dar detalles del contenido. El Herald, apoyado en fuentes con conocimiento de la comunicación, aseguró que el presidente estadounidense fue contundente: “Tenés que abandonar el país ahora”. En el mismo tono, el mandatario norteamericano le habría advertido que su salida era la única posibilidad de protegerse él y su círculo íntimo, bajo la condición de una renuncia inmediata y sin negociación.
La respuesta venezolana fue categórica: Maduro pidió inmunidad total para él y sus aliados frente a cualquier proceso judicial internacional, además de conservar el control de las Fuerzas Armadas durante una hipotética transición, en un esquema similar al pactado en Nicaragua en 1991. Estados Unidos rechazó tajantemente ambas pretensiones. También hubo desacuerdo sobre el plazo: Washington exigió la salida inmediata; Caracas pretendía una renuncia diferida. El diálogo se cortó allí. Según el diario estadounidense, Maduro pidió una nueva llamada tras el cierre total del espacio aéreo venezolano ordenado por Trump, pero no obtuvo respuesta.
La llamada se produjo en un contexto de máxima presión militar estadounidense sobre Venezuela. La “Operación Lanza del Sur” ya desplegó 15.000 efectivos, el portaaviones USS Gerald Ford —el más grande del mundo—, destructores, submarinos y aeronaves de guerra a lo largo del Caribe y el Pacífico. En las últimas semanas, misiles estadounidenses destruyeron embarcaciones vinculadas al narcotráfico, causando más de 80 bajas. Trump ha calificado públicamente a Maduro como “líder del Cartel de los Soles” y prometió que Estados Unidos detendrá el tráfico de droga venezolano “muy pronto”.
En Washington, la Casa Blanca convocó este lunes a una reunión extraordinaria en el Salón Oval para definir los próximos pasos. Participaron el secretario de Guerra Pete Hegseth, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional Marco Rubio, y altos funcionarios de la administración. Trump evalúa opciones militares que van desde ataques quirúrgicos sobre infraestructuras estratégicas —pistas, puertos e instalaciones asociadas al narcotráfico— hasta un operativo más localizado, evitando una intervención terrestre a gran escala ante la resistencia de la opinión pública estadounidense: más del 70% de los ciudadanos rechaza una invasión en Venezuela, según una encuesta de CBS.
El ultimátum ocurre mientras el cierre total del espacio aéreo venezolano dejó cientos de pasajeros varados en Caracas y en aeropuertos regionales. La Fuerza Armada venezolana ha elevado su nivel de alerta y Maduro aseguró que se prepara para resistir la “ofensiva del Imperio”, aunque fuentes militares regionales señalan crecientes tensiones internas en el régimen.
El movimiento de Estados Unidos busca forzar una salida negociada que evite una escalada militar, pero la ventana se estrecha. Con la flota estadounidense posicionada, los misiles listos y la diplomacia en un punto muerto, las próximas horas podrían definir si la crisis avanza hacia un desenlace político o hacia una acción militar limitada pero decisiva.

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