Washington / Buenos Aires, 05 de diciembre de 2025 – Total News Agency-TNA- — El gobierno de Donald J. Trump difundió este viernes su nueva Estrategia Nacional de Seguridad de EE. UU. 2025, un documento de 33 páginas que pone en blanco sobre negro un giro profundo en su política exterior: pone a América Latina en el centro de su agenda, restablece lo que llama un “Corolario Trump” de la Doctrina Monroe —reivindicando la hegemonía de Washington en el hemisferio occidental— y advierte que el control migratorio y fronterizo será una prioridad clave de la seguridad nacional.
El informe señala que Estados Unidos reajustará su presencia militar global para concentrarse en amenazas consideradas urgentes en su hemisferio de influencia. Según el texto, ese repliegue “de escenarios cuya importancia relativa para la seguridad nacional ha disminuido” se compensa con una mayor intervención en la región latinoamericana, principalmente para combatir narcotráfico, migraciones masivas, crimen transfronterizo, terrorismo y supuestas influencias extranjeras.
El documento no disimula la intención de redefinir alianzas: Europa queda explícitamente cuestionada. El Gobierno de Trump afirma que Occidente atraviesa una crisis de valores y demografía, plantea que la “era de las migraciones masivas debe llegar a su fin” y advierte que el continente europeo podría ser “irreconocible en 20 años o menos” si continúan ciertas tendencias demográficas y políticas. Washington promete respaldar a quienes se opongan a las políticas migratorias y culturales promovidas por la Unión Europea.
¿Qué implica este “Corolario Trump” en la práctica?
- Militarización regional: El plan sostiene que EE. UU. redefinirá su huella militar global para priorizar despliegues selectivos en América Latina y el Caribe, particularmente orientados a operaciones contra narcotráfico, crimen organizado y control de fronteras.
- Enfoque migratorio duro: El texto reivindica al control de fronteras como pilar de la seguridad nacional y declara la intención de terminar con lo que denomina “migraciones masivas”, señalando al fenómeno como una amenaza para la soberanía y estabilidad estadounidenses.
- Reconfiguración de alianzas globales: Aunque China sigue definida como el principal competidor estratégico, la nueva estrategia subraya la intención de desentenderse gradualmente de Oriente Medio y de reasignar el peso diplomático en esa región, mientras Europ a es retratada como un bloque en declive cultural y demográfico.
- Revisión de la ayuda internacional: La reorientación incluye el recorte o recondicionamiento de la ayuda exterior, priorizando intereses estratégicos de EE. UU. sobre políticas multilaterales de desarrollo o cooperación tradicional.
Contexto y reacciones internacionales
La publicación de la estrategia coincide con un marcado incremento de operaciones militares de EE. UU. en el Caribe y en el frente contra el narcotráfico, especialmente en zonas próximas a Venezuela —medidas enmarcadas bajo la llamada Operation Southern Spear—. Esas operaciones incluyeron ataques a embarcaciones que Washington señala como narcolanchas, provocando cuestionamientos sobre violaciones de soberanía, derecho internacional y un posible recrudecimiento de intervenciones unilaterales.
Analistas internacionales advierten que este giro podría erosionar la influencia estadounidense en América Latina, al generar recelos entre gobiernos de la región y minar la confianza en Washington como aliado. Según una nota reciente de la revista especializada Defense Priorities, las tácticas actuales podrían tener un efecto contraproducente, debilitando la capacidad de Estados Unidos para liderar la agenda hemisférica.
Por su parte, en Europa la reacción fue inmediata: varios gobiernos expresaron su preocupación por las críticas explícitas al continente, la negación de valores compartidos y las advertencias sobre la “erosión civilizacional”. En Alemania, el ministro de Exteriores rechazó los planteos de intromisión en la autogestión europea.
¿Qué significa para América Latina?
Para los países de la región, la nueva estrategia estadounidense implica un endurecimiento de la política migratoria, mayor presión contra redes de narcotráfico y, potencialmente, más intervencionismo bajo la premisa del combate al crimen y el control de fronteras. El uso del término “Corolario Trump” sugiere que Washington no descarta formas coercitivas de intervenir en crisis políticas, económicas o de seguridad en países que considera estratégicos.
Además, la redefinición de la ayuda internacional —hacia una lógica de “intereses nacionales” más que cooperación global— podría derivar en menor asistencia financiera o condicionamientos más rígidos, lo que afectaría especialmente a naciones vulnerables o con déficit estructurales.
La publicación de la estrategia marca un punto de inflexión: define un EE. UU. decidido a restaurar su predominio regional, priorizar su seguridad, redefinir alianzas globales y enfocar su diplomacia mediante el prisma del nacionalismo y el realismo estratégico. Para América Latina comienza una etapa compleja, de mayor presión, competencia geopolítica y menos márgenes de maniobra para quienes pretendan mantener independencia respecto a Washington.

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