CARACAS / BUENOS AIRES, 6 de diciembre de 2025 – Total News Agency-TNA-
Hoy se cumple un año desde que el cabo primero de la Gendarmería Nacional Argentina, Nahuel Agustín Gallo, fue detenido en Venezuela, en lo que la diplomacia argentina definió como una “detención arbitraria” y una “desaparición forzada”. Desde ese 8 de diciembre de 2024, su paradero exacto sigue siendo incierto, su familia permanece incomunicada y su nombre volvió a resonar con fuerza tras la declaración de un ex preso que aseguró haberlo oído cantar con orgullo el himno argentino desde el penal donde está alojado, algo que refuerza la dureza de su situación y la presión internacional sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Según la versión oficial venezolana, Gallo fue arrestado en una frontera con Colombia cuando intentaba ingresar al país para visitar a su esposa e hijo. Fue imputado por presunta “vinculación con acciones terroristas y espionaje”, cargos que su familia y el gobierno argentino rechazan tajantemente.
Desde 2024, Caracas sólo difundió un video donde aparece Gallo vestido de celeste, caminando en un lugar cerrado, sin audio, sin fecha ni contexto verificable. Para sus allegados, se trata de una maniobra del régimen para mostrar “una prueba de vida” que en realidad busca encubrir su encarcelamiento sin garantías.
La esposa de Gallo, María Alexandra Gómez, concedió entrevistas en los últimos días para denunciar la situación de su marido como una “desaparición forzada” y un “crimen de lesa humanidad”. Según ella, jamás le permitieron una llamada en 365 días, no recibieron información oficial sobre su estado, y ningún abogado o consulado venezolano accedió a su asistencia. “Mi vida se paralizó desde el 8 de diciembre”, dijo entre lágrimas.
Los testimonios que emergen desde Venezuela son estremecedores. Uno de los ex presos del penal Rodeo 1, en Miranda, declaró que durante su detención—junto a Gallo— organizaron un acto simbólico: entonaron los himnos de sus países como señal de dignidad. El peruano-estadounidense Renzo Huamanchumo Castillo aseguró que escuchó cantar a Gallo, y describió la cárcel como un “infierno”: celdas sin sol, torturas, falta de higiene, hacinamiento y tortura psicológica, condiciones denunciadas por sobrevivientes como de “campo de concentración”.
La causa escaló a nivel internacional. La cancillería argentina presentó ante la Corte Penal Internacional (CPI) una denuncia por “detención arbitraria y desaparición forzada”. A su vez, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitieron comunicados para exigir a Venezuela que informe el paradero real de Gallo, garantice su salud y permita contacto con su familia.
A un año de su detención, Gallo sigue desaparecido en los hechos. Los pedidos de repudio crecen en Argentina y en la comunidad internacional, que advierte sobre la sistemática violación de derechos humanos en prisiones venezolanas y pone la lupa sobre el destino de ciudadanos extranjeros detenidos sin garantías. Para su familia, la consigna es clara: libertad para Nahuel, sin condiciones.

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