Nueva York, 11 de diciembre de 2025 – Total News Agency-TNA-Un ex alto funcionario de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, Paul Campo, fue arrestado y enfrenta un gravísimo procesamiento federal por presuntamente conspirar con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para lavar dinero, facilitar el tráfico de cocaína y coordinar apoyo material a una organización criminal designada como terrorista extranjera, informaron fuentes judiciales y federales. La acusación fue presentada ante una corte federal en el Distrito Sur de Nueva York y detallada por fiscales que describieron un esquema de actividad criminal en el que el ex agente, junto con su presunto colaborador Robert Sensi, habría usado su experiencia en la aplicación de la ley para asistir a una de las estructuras del narcotráfico más violentas y expandidas de México y Estados Unidos, pudo saber TNA.
Campo, de 61 años y oriundo de Oakton, Virginia, se retiró de la DEA en 2016 tras una carrera de casi 25 años en la agencia, en la que llegó a desempeñarse como subdirector de la Oficina de Operaciones Financieras. Su experiencia en blanqueo de capitales y lucha contra el crimen organizado le ganó reconocimiento en ámbitos internacionales, incluso ante organismos como INTERPOL y el Grupo de Acción Financiera Internacional. Según la acusación, tras su retiro se involucró en lo que los fiscales describen como un plan para ayudar, asesorar y blanquear hasta 12 millones de dólares que supuestamente eran ganancias del CJNG, además de tramitar operaciones vinculadas con el tráfico de drogas y armas.

La causa se inició a finales de 2024 cuando agentes encubiertos, utilizando informantes que se hicieron pasar por miembros del CJNG, comenzaron a reunirse con Campo y Sensi. En varias de esas reuniones, los fiscales afirman que ambos hombres discutieron la conversión de efectivo en criptomonedas, la compra de bienes raíces para ocultar dinero ilícito y ofrecieron consejos sobre la elaboración de fentanilo y la adquisición de drones y armas de uso militar. Entre los artículos mencionados en la acusación se incluyen rifles semiautomáticos, carabinas de alto calibre, lanzagranadas y granadas propulsadas por cohetes, lo que agrava sustancialmente los cargos federales presentados.
El CJNG, que lidera Nemesio Rubén “El Mencho” Oseguera Cervantes y fue designado por el Departamento de Estado de Estados Unidos como organización terrorista extranjera en febrero de 2025, es acusado de controlar una parte significativa del tráfico de cocaína, metanfetamina y fentanilo desde México hacia Estados Unidos, además de operaciones de lavado de dinero, extorsión y violencia. El papel que Alan Sensi y Campo habrían acordado desempeñar, según la acusación, implicaba no solo asistencia financiera sino también apoyo logístico a la estructura criminal, un afrontamiento directo a las labores antinarcóticos que una vez encabezó Campo desde dentro de la DEA.
Además de lavar aproximadamente 750 mil dólares en efectivo mediante la conversión a criptomonedas, los documentos del caso sostienen que Campo y Sensi facilitaron un pago para la compra de alrededor de 220 kilogramos de cocaína valorados en 5 millones de dólares, con la expectativa de obtener parte de las ganancias derivadas de su distribución en territorio estadounidense. Si bien los fiscales no han confirmado si esos envíos llegaron a concretarse, la intención de establecer mecanismos financieros y logísticos con el cártel es un elemento central en la acusación.
Los cargos que enfrenta Campo son múltiples y graves: conspiración de narcoterrorismo bajo el Título 21 del Código de Estados Unidos, conspiración para distribuir narcóticos, conspiración para proporcionar apoyo material a organización terrorista extranjera y conspiración para lavar dinero. Cada uno de esos cargos conlleva penas que en conjunto podrían sumar décadas de prisión, incluida la posibilidad de cadena perpetua. Las autoridades solicitaron también la confiscación de activos vinculados al esquema criminal como parte de las acciones penales.
Tanto Campo como Sensi fueron detenidos el 4 de diciembre de 2025 tras allanamientos coordinados en Nueva York y Florida, donde residían respectivamente, informo el DPto de Justicia a TNA. En su primera comparecencia ante un juez federal en Manhattan, ambos entraron declaraciones de no culpabilidad y fueron retenidos sin derecho a fianza, en medio de un proceso que promete ser seguido de cerca por la opinión pública internacional.
La reacción de autoridades federales subraya la complejidad del caso y el impacto que podría tener en la confianza pública hacia agencias encargadas de combatir el narcotráfico. El administrador de la DEA, Terrance C. Cole, declaró que la implicación de un ex agente de alto nivel en actividades delictivas constituye “una traición a los hombres y mujeres que sirven con integridad” y que las fuerzas del orden deben responder con rigor a cualquier intento de socavar su misión, sin importar el pasado o la posición de los implicados.
Este caso se suma a un momento crítico para la DEA, que ha enfrentado una serie de escándalos internos en los últimos años, incluyendo acusaciones de delitos graves por parte de otros agentes retirados o en servicio activo, lo que despierta preguntas sobre la supervisión interna y las medidas de control para evitar filtraciones o colaboraciones con organizaciones criminales transnacionales.

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