Por Juan Martin Perkins
Luz Cabanillas posteó el 15 de diciembre de 2025, día en que murió su padre…
“Un General de la Nación recuperó su LIBERTAD y tengo el honor y el orgullo de que haya sido mi papá, QEPD”
El general Cabanillas era uno de los 23 oficiales que el ministro de Defensa, Rambo Petri, dio de baja en enero. O sea que además de preso, como viudo, ni siquiera cobraba la miserable pensión que reciben las esposas de quienes fueron dados de baja (el 70% del salario de un militar retirado) También le fue quitado el grado, las medallas, la jubilación y la Obra Social… lo que no pudieron sacarle es el honor de haber defendido a la Nación.
La baja profundizó la injusticia a la que son sometidos los presos políticos militares… y hay que contarlo, para que no queden impunes los colaboracionistas que siguen con la tradición del ex ministro kirchnerista Taiana. En este tema nada cambió.
Se presumen reivindicaciones a las FFAA, pero por ahora es pura cháchara.
Imagino el dolor de sus hijos, mientras la política hace discursos con el supuesto fin del revanchismo y la persecución.
Los soldados presos, libres o en actividad son indigentes, les sacaron hasta lo aportado al fondo de jubilaciones y pensiones y la obra social.
Alguien me proporcionó la nómina de salarios actualizados a noviembre que cobran las FFAA, ¡una vergüenza!, en vista de lo que se llevan los políticos.
Todo por 2 pesos como en el mega shop. Soldados por 650.000, suboficiales por 1.200.000 y oficiales del más alto grado por 2.500.000.
Un granadero que custodia la seguridad del presidente de La Nación con un arma cargada con munición de guerra… ¿puede ganar 650.000$?
Se ha denigrado la condición militar a tal punto de instalar que es solo un mero conchabo o una salida laboral.
Claro que es una profesión y un trabajo, pero no como cualquier otro trabajo.
No lo puedo explicar acá, pero no se agota la diferencia en que un uniforme transforma el cumplimiento del deber en amor a la Patria.
El móvil de un militar no es el amor a la Patria solamente, su profesión lo educa y prepara para prestar un servicio por el cual no puede ser tomado como un “laburante”.
Por ser soldados no tienen sindicato ni reclamos laborales, pero sí tribunales de justicia militar de la cual fueron privados para juzgarlos y someterlos a la industria del revanchismo y la venganza..
No sé bien en qué circunstancia se suicidó el Granadero custodio de la Quinta de Olivos, pero la imagino. La noticia duró en los medios menos que la de un perro pisado por un camión en la panamericana, pero alcanzaron a decir que hubo una carta pidiendo perdón a su familia por no poder levantar una deuda de 2.000.000 de pesos.
Se llamaba Rodrigo Andrés Gómez y era un granadero de San Martín que prestó un último servicio echando luz sobre la situación de las FFAA.
El diputado Grabois sobreactúa preocupación porque su hijo hace chistes con los Falcons verdes. El muy caradura denuncia que “la derecha” adoctrina en las escuelas y naturaliza el horror.
El relato sigue impiadoso machacando los demonios para que el negocio no decaiga.
Sepamos ver la realidad, las más de 18.000 bajas desde diciembre de 2023 entre los uniformados, son un mensaje a gritos.
No más demoras.

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