Buenos Aires, 21 de diciembre de 2025-Total News Agency-TNA-El inicio de la nueva temporada legislativa dejó al Gobierno nacional frente a un escenario inesperadamente adverso que obligó a revisar estrategias, métodos de negociación y vínculos políticos. Sin reforma laboral, con un Presupuesto aprobado en términos que no eran los buscados por la Casa Rosada y con el kirchnerismo a un paso de asegurarse el control de la Auditoría General de la Nación, el oficialismo quedó expuesto a una seguidilla de errores que encendieron señales de alarma en el entorno del presidente Javier Milei.
El traspié más visible fue la caída en Diputados del capítulo clave del Presupuesto que incluía la derogación de las leyes de emergencia en discapacidad y financiamiento universitario, además de un recorte indirecto en la inversión social a través de cambios en la actualización de la AUH. La derrota dejó al descubierto una falla básica: el Gobierno no había asegurado los votos necesarios ni siquiera para garantizar el quórum. “No contaron los votos”, resumió con crudeza un gobernador aliado, que reconoció haber sido dado por seguro sin siquiera recibir un llamado previo.
El impacto político se amplificó cuando, en la madrugada posterior, el oficialismo avanzó igual con la votación de los cargos en la Auditoría General de la Nación, habilitando el ingreso de la ex diputada salteña Pamela Calletti. Para el bloque de Unión por la Patria, esa designación consolidó una mayoría virtual dentro del organismo de control, al sumarse a su propio auditor y a la presidencia que hoy detenta Juan Manuel Olmos. En el peronismo celebraron el resultado y deslizaron que el oficialismo había cometido una “impericia legislativa” difícil de explicar.
El episodio profundizó la crisis con el PRO, principal socio electoral del Gobierno. El jefe del bloque macrista, Cristian Ritondo, acusó de traición al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y anticipó una denuncia judicial. Aunque ambos compartieron luego un desayuno de distensión, el malestar persiste y en el PRO advierten que podrían dejar de garantizar el quórum. La relación quedó “herida”, pero no rota, y el bloque ya avisa que negociará ley por ley, elevando el costo político de cada votación.
Dentro del oficialismo, el golpe también alcanzó a los negociadores centrales. La mesa política —integrada por Karina Milei, Manuel Adorni, Diego Santilli, Santiago Caputo, Eduardo Lule Menem y Patricia Bullrich— quedó cuestionada por haber autorizado incorporar al Presupuesto capítulos altamente sensibles sin un respaldo parlamentario sólido. “Sabíamos que era un riesgo”, admiten ahora en privado, sin poder explicar por qué no se verificó previamente la correlación de fuerzas.
Bullrich fue una de las figuras más golpeadas. Tras constatar que tampoco estaban los votos para avanzar con la reforma laboral en el Senado, debió anticipar su suspensión. La iniciativa quedó congelada luego de que gobernadores y bloques provinciales rechazaran acompañar un proyecto que, además, incluía un capítulo impositivo que reducía Ganancias a las empresas y desfinanciaba a las provincias en unos 1.700 millones de dólares. La descoordinación interna terminó de erosionar la relación con los mandatarios provinciales, que ahora miran al Gobierno con desconfianza.
En paralelo, el kirchnerismo aprovechó el traspié oficial para ganar tiempo y reorganizarse. Con el respaldo de la CGT y una intensa campaña territorial, logró frenar la derogación de las leyes de emergencia en discapacidad. La presión de organizaciones sociales, familias y referentes culturales fue clave para inclinar voluntades en varias provincias. Gobernadores como Osvaldo Jaldo, Raúl Jalil y Rolando Figueroa terminaron aportando votos decisivos para el rechazo.
El escenario político se complejiza aún más de cara a lo que viene. El Gobierno analiza ahora dos caminos: modificar la ley de emergencia en discapacidad para reducir su impacto fiscal y buscar aprobarla en el Senado, o avanzar mediante un decreto de necesidad y urgencia para reponer los capítulos que cayeron en Diputados. Ninguna de las dos opciones aparece hoy exenta de riesgos.
Del lado opositor, el peronismo mostró una unidad táctica en el Congreso, aunque atravesada por tensiones internas. Una reciente foto de gobernadores —entre ellos Axel Kicillof, Gildo Insfran y Ricardo Quintela— buscó exhibir un polo de poder propio, mientras en el PJ bonaerense se avanzó en acuerdos que, más que cerrar la interna, fijaron las condiciones de una futura batalla.
El balance de las primeras jornadas parlamentarias dejó un mensaje claro: el envión electoral ya no garantiza victorias automáticas en el Congreso. Para Milei, el debut legislativo de esta etapa expuso la necesidad de reconstruir puentes, contar votos con precisión quirúrgica y redefinir una política de alianzas que, tras el paso en falso, quedó seriamente dañada.

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