Kiev, 27 de diciembre – Total News Agency-TNA-El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acusó este sábado a Rusia de no tener ninguna intención real de poner fin a la guerra y de profundizar deliberadamente su estrategia de terror contra la población civil, tras una nueva ola de ataques masivos con drones y misiles que golpeó infraestructuras energéticas y zonas residenciales en distintas regiones del país.
Según informó el propio Zelenski, durante la noche Rusia lanzó cerca de 500 drones y unos 40 misiles, muchos de ellos dirigidos contra centrales eléctricas, redes de calefacción y edificios civiles. Los bombardeos se concentraron especialmente en Kiev y su región metropolitana, donde las explosiones mantuvieron activa la alerta aérea durante varias horas y provocaron un nuevo colapso parcial del suministro eléctrico y térmico en pleno invierno.
“Si Rusia convierte incluso la Navidad y el Año Nuevo en un tiempo de casas destruidas, apartamentos incendiados y centrales eléctricas en ruinas, entonces esta acción repugnante solo puede recibir una respuesta realmente enérgica”, escribió Zelenski en la red social X. En el mismo mensaje, instó a Estados Unidos y a Europa a incrementar la presión política, económica y militar sobre Moscú.
Las autoridades locales confirmaron el impacto humano y material del ataque. El gobernador de la región de Kiev, Mikola Kalashnik, informó que una mujer de 47 años murió como consecuencia de los bombardeos, mientras que al menos once personas debieron ser hospitalizadas por heridas de diversa consideración. La alcaldía de la capital precisó que unas 320.000 personas quedaron sin suministro eléctrico, lo que también afectó la provisión de calefacción en medio de temperaturas invernales.
Testimonios recogidos en Kiev describieron una noche marcada por fuertes explosiones, incendios y daños en edificios residenciales, en un patrón que se repite desde hace meses y que las autoridades ucranianas califican como una campaña sistemática de ataques contra la población civil. Para el gobierno de Kiev, estos bombardeos no tienen valor militar directo y buscan desgastar a la sociedad ucraniana y presionar a sus aliados internacionales.
El ataque adquiere una dimensión política adicional al producirse en la víspera de una reunión clave en Florida entre Zelenski y el presidente estadounidense Donald Trump. En ese encuentro está previsto que ambos mandatarios analicen un plan impulsado por Estados Unidos para intentar encaminar una salida al conflicto, que en febrero próximo cumplirá cuatro años desde el inicio de la invasión rusa a gran escala.
Zelenski sostuvo que la sincronización de los ataques no es casual y que busca enviar un mensaje de fuerza y desafío. “Con estos bombardeos, Rusia demuestra una vez más que no quiere poner fin a la guerra”, afirmó el presidente ucraniano antes de partir hacia Estados Unidos. En su evaluación, Moscú aprovecha cualquier oportunidad —incluidas fechas simbólicas— para intensificar el sufrimiento de la población y aumentar su capacidad de presión tanto sobre Ucrania como sobre otros países.
Desde el inicio del invierno, Rusia ha redoblado los ataques contra la infraestructura energética ucraniana, una táctica que ya utilizó en campañas anteriores y que busca dejar a millones de personas sin electricidad, agua y calefacción. Kiev sostiene que esta estrategia constituye una violación sistemática del derecho internacional humanitario y refuerza la caracterización de la guerra como una agresión deliberada contra civiles.
En el plano diplomático, las declaraciones de Zelenski apuntan a condicionar el debate previo a su reunión con Trump y a reforzar la necesidad de mantener e incluso ampliar el respaldo occidental. El gobierno ucraniano considera que cualquier plan de paz que no incluya garantías de seguridad sólidas y presión efectiva sobre Rusia corre el riesgo de legitimar la ocupación y premiar la violencia.
Para Kiev, los ataques de las últimas horas confirman que el Kremlin no busca una negociación genuina, sino imponer condiciones mediante la fuerza. En ese marco, Zelenski advirtió que ceder ante la presión militar rusa no solo tendría consecuencias para Ucrania, sino que sentaría un precedente peligroso para la seguridad europea y global.
La nueva ofensiva aérea se suma así a una secuencia de ataques que refuerzan la lectura ucraniana y occidental del conflicto: lejos de moderarse, la estrategia rusa mantiene un sesgo escalatorio y punitivo, especialmente contra objetivos civiles. A pocos días del cierre del año, la guerra vuelve a mostrar su faceta más cruda, mientras las gestiones diplomáticas enfrentan el desafío de avanzar en un contexto de violencia persistente.
Fuentes consultadas:
Autoridades del gobierno de Ucrania; declaraciones oficiales de Volodímir Zelenski; reportes de agencias internacionales; información confirmada por autoridades regionales de Kiev.

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