Por Nicolás Wiñazki
Aunque ahora busca defenderse sola, bajo su Presidencia les dio poder a funcionarios que terminaron presos.
Cristina Kirchner intenta instalar una nueva “épica” entre su militancia más intensa y fanática. A la espera de lo que –está convencida-, será una condena en su contra en un juicio oral y público en una causa de corrupción, ya concluidas las audiencias, la vice centra su defensa política en sí misma.
El veredicto de los jueces de la causa conocida como “Vialidad” se conocerá en pocas horas. Los fiscales pidieron una pena de 12 años de cárcel para la vice, asegurando que está probado que cometió los delitos de malversación de fondos públicos, y que además lideró una asociación ilícita para beneficiar con contratos multimillonarios a su ex socio, Lázaro Báez, cuyo supuesto objetivo era construir obra pública sólo en Santa Cruz.
Fernández de Kirchner se defiende afirmando que la Justicia busca lacerarla jurídica y políticamente a ella, solo a ella, debido a los “logros” de sus presidencias, acciones imperdonables en su relato para el poder económico concentrado, la prensa y el Poder Judicial. Hay un presunta persecución, un complot, de la que es principal víctima.
En sus últimas palabras frente al Tribunal Oral Federal 2, describió a los tres magistrados que lo integran como “un verdadero pelotón de fusilamiento” que “tuvo por objeto estigmatizar a un espacio político y fundamentalmente a quien tiene el mayor grado de representación de ese espacio”.
O sea: ella es la gran perjudicada en este juicio, por encima del resto de los imputados. Ese relato suma a su plan el intento de vincular el caso “Vialidad” con el intento fallido de matarla. “Durante 20 días inventaron hechos, ocultaron otros, tergiversaron, mintieron y finalmente, un 1 de septiembre (…), una persona intentó matarme y el tiro no salió”, declaró sobre ese ataque con arma que efectivamente sufrió, pero que nada une a las acusaciones por corrupción que tendrán sentencia en pocas horas.
Falsa épica
La vice olvida así, o intenta hacer olvidar a la opinión pública, que esta causa es la única en la que se la investiga por adueñarse de fondos estatales mediante la ayuda de funcionarios y un empresario amigo.
“Nos bancamos la lluvia/ Los tiro de la yuta/ Y todo lo demás”, enumera una canción de la agrupación La Cámpora, con ritmo de cántico de las barras del fútbol: “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”, termina diciendo esa creación que la militancia joven baila a los gritos en actos o movilizaciones K.
Esa “canción” es el resumen perfecto de la épica falsa que creó la vice respecto al final de infortunio que puede sufrir en su primer juicio oral y público.
El complot que encarnan los jueces y el fiscal Luciani, si termina en condena, es condena para una sola persona.
Ella.
A pesar de los deseos o el error, cometido adrede o por desconocimiento de los jóvenes que lo gritaron en diversas movilizaciones desde que Fernández de Kirchner tiene un pedido de condena, borra al resto de los procesados en este caso.
Y busca borrar, como en efecto ella misma lo hace, a una cantidad considerables de funcionarios K que ya fueron condenados por corrupción en gestiones de Cristina Presidenta.
La ex mandataria, si se quiere usar la metáfora del cancionero “camporista”, ya fue “tocada” por el Poder Judicial. Ocurre que nunca se hizo cargo de los infortunios de los suyos, con quienes trabajó décadas en la función pública y a quienes les dio desde sus cargos ejecutivos enorme poder y manejo de presupuesto de miles de millones de pesos.
El vicepresidente de su último mandato, Amado Boudou, fue condenado y cumplió su pena de cárcel por adueñarse de modo ilegal de una imprenta privada, la única del país, con capacidad para imprimir dinero.
Otro condenado por corrupción, con el que comparte pedido de cárcel en “Vialidad”, es el ex súper ministro Julio De Vido. Jamás lo defendió en público y en el juicio en el que son parte de la misma acusación, no lo nombra.
Es el mismo ejemplo que podría enumerarse si se piensa en José López, ex secretario de Obras Públicas. Fue detenido in fraganti en una noche alocada intentado esconder bolsos con nueve millones de dólares, euros, relojes de lujo, y hasta llevaba metralleta a cuestas en su raid fallido. La vice nunca se hizo cargo de ese funcionario tan afín, pero tan afín, que llegó a compartir con él una pequeña oficina cuando ambos eran asesores de Néstor Kirchner en la intendencia de Río Gallegos.
López también está acusado de haber cometido corrupción en el proceso de “Vialidad”. Solo De Vido podría comparársele a López en cuestión de cercanía y crecimiento político y enriquecimiento personal gracias al trabajo que hicieron durante décadas junto a los Kirchner.
Boudou fue su vicepresidente pero no llegó desde Santa Cruz como los demás “olvidados” por la vice en la defensa y ataques que hizo contra sus investigadores de la causa Vialidad.
El ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, es tal vez el único ex funcionario K que sigue en la cárcel tras múltiples condenas en juicios de corrupción, incluso uno en el que admitió los hechos para abreviar la pesquisa.
Se podría seguir enumerando hasta llegar a casi cien en el listado de ex funcionarios que aun no cerraron sus causas judiciales por actos corruptos en la administración CFK.
La furia de “Antonio” Báez
La “estrategia” de víctima única de la vicepresidenta de la Nación es particularmente enervante para quien fue su socio en papeles y contratos, el súbito constructor de obra pública, el magnate veloz de Santa Cruz, Lázaro Antonio Báez, para quien también los fiscales de “Vialidad” pidieron 12 años de cárcel, lo mismo que para ella. Báez está preso. Con arresto domiciliario, pero preso al fin, después de pasar cuatro años y cinco meses encerrado en el Complejo Penitenciario Federal 1, Ezeiza.
“Antonio”, como se hace llamar Báez, es quien mejor conoce la injusticia que supone que los Kirchner, con los que militó e hizo negocios durante cuarenta años, lo “invisibilicen” cuando se defienden a ellos mismos.
Los restos de Néstor Kirchner descansan en un Mausoleo que él le construyo a su “amigo”, como dice una placa tallada en bronce en el lugar. Néstor y Cristina fueron sus grandes benefactores, su empresa constructora tuvo al Estado K como único cliente. Él fue el principal inquilino de sus hoteles, el más grande de ellos comprado con dos millones de dólares que él supuestamente les prestó. Igual singularidad de otro de esos emprendimientos turísticos, levantado en un terreno suyo.
La vice, en una entrevista con el diario Folha de Sao Pablo negó haber sido socia de Báez: afirmó que para eso se debe firmar alguna vez un “contrato de sociedad”.
Cristina Fernández, viuda de Kirchner, firmó un contrato de sociedad con Lázaro Antonio Báez, al menos uno. Fueron socios en la construcción de 10 departamentos en Río Gallegos, Santa Cruz. El representante de ella y su marido en ese negocio, quien firmó en nombre de ambos para sellar la sociedad con “Antonio” fue Máximo Kirchner. Así consta en la creación de un fideicomiso que ambas familias crearon para ganar plata. Juntos.
Fuente Clarin