Por Carlos Ruckauf*
“El referí parecía querer que empataran el partido”. Leo Messi
El capitán y emblema de la Selección nacional de fútbol puso el dedo en la llaga y aclaró: “Cuando estás dentro de la cancha te das cuenta de muchas cosas”. Ahora, “il capo de tutti i capi”, Gianni Infantino, ha ordenado abrir un expediente contra el capitán de la Selección argentina de acuerdo con el artículo 12 del Código de Disciplina de la FIFA, que castiga con al “menos un partido… por conducta antideportiva hacia un adversario”, aun cuando la infracción se cometa fuera del terreno de juego”.
Además del pésimo arbitraje, que utilizó el exceso de tarjetas amarillas como una forma de “dejar en el camino a jugadores argentinos”, un jugador holandés provocó a Messi cuando Leo se encontraba contestando un reportaje televisivo.
Los que hemos vivido de cerca las incontables triquiñuelas de los “capos” de la FIFA le damos la razón, que debimos darle a Maradona, cuando el entonces “pibe de oro” decía “la FIFA odia al fútbol, basta de negocios, basta de mentirle a la gente” o “la FIFA es una mafia”.
El 24 de noviembre de este año, el Parlamento Europeo acusó públicamente a quienes dirigen la FIFA de “corrupción desenfrenada y sistémica”. El fiscal suizo, Stefan Keller, está investigando a Infantino como responsable de graves delitos. Al menos desde el Mundial 90 en adelante, las irregularidades se fueron acumulando hasta tal punto que James B. Comey, director general del FBI, en una investigación con decenas de detenidos, afirmó públicamente: “Los sobornos y el dinero ilegal se convirtieron en la moneda corriente de hacer negocios dentro de la FIFA, hasta crear una cultura de corrupción que pudrió el deporte más grande del mundo”.
Los dirigentes del fútbol hicieron tropelías en diversos países. En Estados Unidos, Suiza e Italia, decenas de causas penales pusieron en evidencia cómo se manipulan apuestas legales y clandestinas y maniobras de poner jueces a dedo, decidir resultados de partidos, eliminar rivales e inventar campeones.
Es famosa la investigación, en Italia, que terminó quitando dos títulos de campeón a la “Vecchia Signora” porque el director general de la Juventus los había conseguido corrompiendo jueces. O los 100 millones de liras que el presidente de la Roma (Dino Viola) pagó a un referí para que su equipo, en una eliminatoria europea, remontara un 0-2 con un oportuno 3 a 0.
Hoy con las apuestas online, que mueven centenares de millones de dólares, quien sepa de antemano el resultado de un partido, o quien queda eliminado, puede apostar sobre seguro y obtener una nueva veta de beneficios. La nueva tecnología también puede ser manipulada e “interpretada”.
Para el próximo martes, me preocupa más Infantino que Modric.
*Ex embajador en Roma y ex vicepresidente de la Argentina.