Por Hugo Alconada Mon
El juez Casanello y el fiscal Delgado montaron una búsqueda del tesoro para descubrir el multimillonario patrimonio de Gustavo Gentili, exfuncionario del Occovi
Compraron casas, departamentos y lotes. También autos de lujo y de colección, camionetas y camiones. Sumaron vacas y maquinaria de campo. Diamantes y rubíes, bonos, dólares y euros. Y sociedades, consultoras y empresas. Él puso poco a su nombre; el resto, lo repartió entre su esposa, sus hijos y testaferros. Conformó un pequeño imperio. Hasta que la Justicia lo embargó todo. O casi. Y el otrora titular del Órgano de Contralor de las Concesiones Viales (Occovi) durante el kirchnerismo, Gustavo Gentili, se convirtió en el exfuncionario que más cerca se encuentra de perder toda (o casi) la fortuna que amasó en el poder.
Gentili se encuentra procesado y embargado por $900 millones, y enfila hacia un juicio oral. ¿Los cargos? Presuntas negociaciones incompatibles con la función pública y lavado de activos, al igual que su esposa, Laura Andino, también exfuncionaria, y una larga lista de eventuales cómplices y prestanombres. Pero el juez federal Sebastián Casanello y el fiscal Federico Delgado fueron más allá de la práctica habitual. Encararon una auténtica búsqueda del tesoro. Y encontraron de todo.
“Las posibilidades reales de asegurar activos para su recupero en causas de criminalidad económica compleja dependen de su previa identificación y localización”, explicó Casanello, antes de enumerar lo que procedió a embargar, además de llamar a indagatoria, también por presunto lavado, a más sospechosos. Entre ellos, dos de los hijos de Gentili y otros alfiles del kirchnerismo. Federico Gentili declaró el 21 de diciembre; Santiago Gentili lo hará tras la feria judicial, el 15 de febrero.
Sólo en el sector agropecuario, por ejemplo, aparecieron giros de dinero a Madelan SA –dedicada a la venta y remate de ganado–, a Nagi SA –rubro: agricultura y ganadería–, a La Querencia SA –abocada a la cría de ganado bovino–, a Trinor SA –venta de maquinaria de campo– y a Cañada del Monte, que los propios Gentili controlaban, al igual que Pontieri SA.
Casanello y Delgado también encontraron una casa en el exclusivo country San Jorge Village. Ubicaron el inmueble que disfrutaron los Gentili tras detectar las sumas enormes de dinero que giraron a una arquitecta, Cecilia Aramayo.
Los hallazgos se acumularon. Bajo el control del ex titular de Vialidad nacional, Sandro Férgola –investigado por presunto enriquecimiento ilícito–, encontraron un Torino ‘81 y un Corvette ‘96, un camión, un Chevrolet de 1928, un Citroen 3CV de 1986 y un Audi de 1993, además de un departamento en Buenos Aires, y acciones de las firmas Atar SA y El Tercio SA.
Bajo el nombre de Roberto Domeniconi, la Fiscalía detectó otro departamento en Buenos Aires, un Toyota 801, y acciones de las firmas Los Molles SA y Tarbes SA, mientras que Guillermo Domeniconi apareció con un Renault Fluence, y acciones de Padova SA. Y a Juan Pablo Pasman le encontraron un inmueble en San Isidro, un Peugeot 207 y una Hyundai 4×4, además de acciones en Latinbonos Servicios SAS y Proveedor de Servicios de Pagos SA.
Bienes en Uruguay
A estos primeros hallazgos se sumó la apertura de otra investigación por la compra de dos departamentos en Uruguay por el clan Gentili, que ya comenzó a desfilar por tribunales. La citación a indagatoria por presunto lavado de activos alcanzó a Ricardo López Naón, además de a Gentili y dos de sus hijos.
¿Quién es López Naón? Uno de los señalados por la Justicia como presunto cómplice de Gentili. Por ejemplo, al tomar el control de la firma Consular Consultores Argentinos Asociados SA y usarla para enjuagar negocios de Gentili con los corredores viales nacionales 4 y 8.
“La participación de Gentili en estos procesos licitatorios no fue inocua; por el contrario, en su actuar volcó un interés personal que condicionó la voluntad negocial estatal. Al beneficiar a Consular, Gentili se estaba beneficiando a sí mismo, ya que, como se verá en este punto, él era uno de sus dueños”, remarcó Casanello al procesarlos por ese tramo de la pesquisa.
López Naón también colaboró con Gentili, según verificaron los investigadores, “en la puesta en circulación de fondos ilícitos por parte del funcionario. Para ello, Gentili se habría valido de un falso préstamo con el fin de justificar el ingreso al patrimonio de una sociedad suya, Febaro SA, de dinero de origen espurio que guardaba en el extranjero”.
¿Cómo fue eso? Con otro dibujo, según el juez: “Febaro SA declaró ante la AFIP, según se desprende de las DDJJ de Ganancias, haber contraído una deuda en el exterior por $6.159.160 (para esa época, USD 1.113.772,1515) con la firma uruguaya Aspen. Esa operación le permitió, al cierre del año 2013, declarar activos totales por $7.137.961,40″.
Allí no se agotaron las ramificaciones. Casanello también procesó y embargó a Daniel Pérez Montero y Mario Ribeiro Ricci, por otras maniobras de Gentili. ¿Cuáles? “Se compraron bonos, se transfirieron, se simuló un contrato de préstamo a fin de ocultar el origen del dinero, se falsearon balances y declaraciones, se liquidaron los bonos y se aplicó el dinero en la reforma de la casa del funcionario y en la capitalización de una empresa agroganadera”.
Para Gentili y Andino, la ofensiva judicial trastocó sus rutinas diarias, lejos de Río Gallegos, de donde era oriundo el funcionario. La dolce vita incluía viajes frecuentes a Europa y Estados Unidos en primera, “personal trainers”, tres niñeras y educación privada para sus once hijos, dos choferes y clases de golf para ellos, y regalos suntuarios: de lapiceras Mont Blanc de oro macizo con rubíes y diamantes para su hija cuando cumplió 3 años.
Pero el oro, los dólares y los diamantes dejaron de ser parte de su disfrute diario, al igual que Punta del Este y la nieve. Ahora el clan gasta fortunas, pero en abogados. Buscan evitar las condenas… y el decomiso de todo.
Fuente La Nación