Entre pancartas y antorchas, las calles de Israel volvieron a llenarse este sábado por undécima semana consecutiva por multitudinarias marchas de protesta contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu y la reforma judicial que impulsa, pese a la profunda polarización social que ha provocado.
Con Tel Aviv como epicentro, las manifestaciones congregaron a cientos de miles de personas y se produjeron en más de cien puntos del país, como ya se ha hecho costumbre desde que la reforma fue anunciada en enero por Yariv Levin, ministro de Justicia y aliado cercano de Netanyahu.
«Levin, enemigo de la nación», reza una pintada que apareció esta semana en la pared de la casa del ministro.
Temiendo que la reforma socave la democracia y la independencia de la Justicia en Israel, los manifestantes esgrimieron banderas y pancartas este sábado, mientras las autoridades trataban de evitar el bloqueo de vías con vallas metálicas y el despliegue de la Policía montada y tanques de agua.
Mujeres vestidas con túnicas rojas marchaban en defensa de la igualdad de género, mientras miembros del colectivo LGTBQ+ clamaban por sus derechos ondeando banderas israelíes de tonos rosados.
«Este es el hogar de todos nosotros» e «Igualdad de derechos y democracia para todos nosotros», rezaban pancartas que llevaban israelíes beduinos en el poblado de Hura.
La reforma, que suprime la capacidad de la Corte Suprema de revisar y anular leyes anticonstitucionales y da al Ejecutivo control total en el nombramiento de jueces, sigue su curso en el Parlamento y podría ser aprobada a finales de marzo.
Netanyahu insiste en la pertinencia de su reforma pese al fuerte rechazo que ha suscitado en sectores muy diversos de la sociedad -desde intelectuales, científicos y empresarios de la alta tecnología, hasta soldados, banqueros y estudiantes- e incluso pese a los cuestionamientos de la comunidad internacional.
El primer ministro descartó ipso facto una reforma alternativa, menos radical, propuesta esta semana por el presidente Isaac Herzog en un intento por rebajar la profunda polarización del país y evitar una «guerra civil».
Los líderes de la oposición, en cambio, han respaldado el plan de Herzog, al estimar que es viable aunque no ideal.
En medio del movimiento de protesta más grande de Israel en los últimos años, cuyas marchas han llegado a congregar medio millón de personas en un sólo día, Netanyahu ha calificado a los manifestantes de «anarquistas» y su hijo los comparó con el ala paramilitar del Partido Nazi.
«¿Qué teníamos en Alemania en los años 30? Matones a sueldo que sembraban el terror político en las calles. Ningún asesinato pero (…) crearon el caos y su partido se alzó antidemocráticamente», dijo el viernes Yair Netanyahu, a la radio israelí.
Para este domingo, se espera que cientos de reservistas de élite de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) inicien un paro en protesta por la reforma
Por otro lado, este mismo sábado también estallaron protestas en Kfar Uriah, un poblado del centro de Israel, donde el ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, pasaba el shabbat.
Los manifestantes, que protestaban sobre todo por el asesinato el viernes de una israelí a manos de su esposo, se enfrentaron contra policías y residentes que les lanzaron piedras e insultos.
A lo largo de la marcha se vieron pancartas que calificaban a Ben Gvir, quien tiene múltiples condenas anteriores por apoyar a un grupo terrorista judío y por incitación al racismo, de «ministro criminal». EFE y Aurora
Fuente Aurora