HARRISONBURG, Estados Unidos. — Este lunes, Cubadebate —la gruta de los talibanes del castrismo—publicó una información titulada Elecciones nacionales: Votó el 75.92 % del padrón electoral según resultados preliminares. Se trata de la primera información sobre el resultado de las votaciones para designar a los miembros de la futura Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), previamente seleccionados por una comisión de candidatura controlada por el Partido Comunista de Cuba (PCC).
Según la información, acudieron a votar 6 164 876 ciudadanos de los 8 120 072 registrados para hacerlo, lo que representa el 75.92%. Se abstuvieron de ir a votar 1 955 196 ciudadanos, lo que representa el 24.08% de abstencionismo, una cifra más baja que la registrada en las pasadas votaciones municipales, donde 2 626 437 ciudadanos no fueron a votar y el abstencionismo alcanzó el 31.43 %.
Llama la atención que nuevamente el Consejo Electoral Nacional (CEN) informa en cifras porcentuales la cantidad de boletas válidas, las depositadas en blanco y las anuladas, pero reitera una omisión de singular importancia que demuestra la falta de transparencia de este tipo de mecanismo de la dictadura, y me refiero a la cantidad de boletas depositadas en las urnas. Se trata de algo que viene haciendo el CEN desde el Referendo Constitucional del 2019.
Si tomamos como una suposición que todos los ciudadanos que ejercieron el derecho al voto depositaron su boleta en las urnas —algo que, sabemos, no es real— obtenemos que 198 509 boletas fueron anuladas —se trata del 3,22% informado por el CEN— y un total de 383 455 ciudadanos depositaron sus boletas en blanco, que constituyen el 6,22% informado por el CEN.
Teniendo en cuenta estos datos se aprecia que al sumar el número de ciudadanos que se abstuvieron de ir a votar (1 955 196), con los que anularon su boleta (198 509) y los que la depositaron en blanco (383 455), se obtiene la cifra de 2 537 160 ciudadanos que, de alguna forma, expresaron su rechazo a la farsa convocada por la dictadura. Esta cifra representa el 31.24% de los votantes inscriptos.
Estos ciudadanos son parte indudable de nuestro pueblo, pero están discriminados y excluidos del ejercicio de elementales derechos civiles y políticos Y lo peor es que dentro de los ucases establecidos por la dictadura jamás podrán disfrutar de ellos.
A pesar del discurso oficial proyectado hacia los cubanos que viven en otras partes del mundo y que datos conservadores cuantifican en una cifra que supera los dos millones, la dictadura no reconoce a estos compatriotas el derecho al voto. Si pudieran ejercer ese derecho la cifra de los que rechazan al ejecutivo continuista del castrismo aumentaría considerablemente, a pesar de las triquiñuelas que pudiera usar el CEN para disimularlo.
Y es que no hubo transparencia en esta nueva farsa electoral ni la habrá en las que la sucedan. El régimen, no obstante, asegura la contrario y dice que es un derecho de los ciudadanos participar en el conteo de los votos. Pero, si eso es cierto y constituye una práctica habitual en este tipo de procesos, ¿por qué la dictadura no permite a opositores políticos y periodistas independientes participar en esos conteos?, ¿por qué no permite a las organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil independiente participar en el seguimiento del proceso desde cada colegio electoral hasta el mismísimo CEN? Y ya que estos cubanos y organizaciones no gubernamentales son “asalariados del imperio” o “agentes de la CIA”, ¿por qué no permite que observadores internacionales monitoreen este tipo de votaciones?
Algo muy alejado de la tan alegada transparencia tiene que ocurrir cuando se impide lo que es normal en cualquier país democrático del mundo, y según el artículo 1 de la Constitución comunista Cuba es un país democrático y un Estado de derecho.
Las informaciones que llegan desde Cuba ofrecen otra visión muy diferente de la que se encarga de propalar la dictadura. Según información publicada por CubaNet con el título Observadores independientes denuncian anomalías en el proceso electoral cubano, hubo colegios donde votaron personas no inscritas y en varios de ellos se hizo abusiva la práctica de llevar la boleta de votación hasta el domicilio de las personas que no habían acudido a los colegios, algo que, sin dudas, constituye una forma de coaccionar a esos ciudadanos y quebrantar el alegado carácter voluntario del voto.
Contrariamente a esta supuesta masiva asistencia a las urnas, el testimonio de otros cubanos ya comienza a desmentir esta afirmación propalada por Cubadebate y muy pronto, seguramente, en las redes quedarán expuestos otros detalles que darán al traste con la afirmación de los comunistas.
En el delirio provocado por el aferramiento al poder, la crápula continuista hace suya una frase atribuida a Stalin: “El que cuenta los votos es el que gana”.
Fuente Cubanet.org