Por Enrique Guillermo Avogadro
“Nunca pertenecería a un club que admitiera como miembro a alguien como yo”.
Groucho Marx
La semana pasada, en ocasión de la reedición de la estafa kirchnerista de los derechos humanos, Cristina Fernández volvió a insistir con su inventada proscripción para movilizar a sus soldados (“luche y vuelve” por quien nunca se fue sino que, en ese momento, ejercía la Presidencia) y motivarlos a sacar de la mochila sus bastones de mariscal para generalizar el operativo clamor; lo hizo desde una tribuna que compartió con sus socios del Club del Lawfare: Evo Morales, Rafael Correa, Luiz Lula da Silva, etc.; la excepción fue José Pepe Mugica, que nunca fue acusado de ladrón.
Para desazón de la emperatriz del Calafate, presentaron solicitudes de admisión a ese extraño club otros candidatos (Benjamín Netanyahu, Donald Trump y Jair Bolsonaro), que sufren la perversa persecución de la ley, de los jueces y de la prensa libre. Si fueran rechazados podrían quejarse al INADI por la discriminación sufrida pero, si fueran aceptados, ¿utilizarán el argumento del inmortal Groucho para negarse a ingresar? Sería razonable, porque los miembros originales no podrían ser peores. El espíritu de nuestra emblemática condenada por corrupción sufrió un golpazo al saber que legisladores norteamericanos pidieron para ella sanciones personales y pecuniarias que, de ser dispuestas por el Congreso, confirmarían que se trata de una paria internacional; rápida, acusó al “norte” de ser cómplice del “partido judicial y mediático” que la acorrala.
Ayer la saqueada Argentina fue víctima, una vez más, de la rapacidad de la alegre banda creada y dirigida por don Néstor (qepd). La Juez Loretta Preska falló, como era previsible, a favor de Burford por la “nacionalización” de YPF. Sostengo, como tantas veces lo he hecho en estas notas desde entonces, que oculto detrás de ese “fondo buitre” están los Eskenazi, que “compraron” el 25% de la empresa petrolera sin poner un dólar e hicieron perder a nuestro país el autoabastecimiento energético, y que la siniestra familia era sólo testaferro del muerto y de su viuda; ahora, si otras instancias confirman el fallo, Cristina, Máximo y Florencia Kirchner embolsarán una bonita suma que podría llegar a los US$ 20.000 millones, y cuando lleguen los embargos, lo de la Fragata Libertad será una pavada.
Mauricio Macri, con su previsible renuncia a cualquier candidatura en octubre, pateó con fuerza el hormiguero del Frente de Todos el cual, en un juego de espejos de la actitud de Cambiemos entre 2015 y 2019 –una especulación bastarda, la califiqué entonces-, lo había elegido como sparring. Sin él en el campo de juego, se cayó como un piano la famosa apelación kirchnerista -“Ah, pero Macri”- que tanto le rindió entre sus obnubilados seguidores. Ahora, el FdT deberá reacomodar su discurso y, además, tratar de contener la fuga de voluntades que se percibe diariamente en gobernadores, intendentes y legisladores.
Las cifras de pobreza (39,2%) e indigencia (8,1%), con marcado incremento en los chicos (54%), divulgadas el jueves, y pese a que corresponden a fin de 2022, sumadas a las que se refieren a la confianza en el Gobierno (UTDT), no sólo dan cuenta del fracaso de la presente administración sino que no reflejan la verdad de lo que sucede hoy, con los tres meses en que hemos convivido con una creciente y ya desmadrada inflación; cuando se dé a conocer el índice de inflación de marzo –superior al 7% y cercano al 8%- se verá que las cifras son mucho más dramáticas.
La imposibilidad de revertir la caída hacia el abismo, a pesar del inusitado apoyo que recibe de un FMI aterrado ante la posibilidad de que un default generalizado de la Argentina agrave la crisis en que vive el mundo, hace que Sergio Massa se vea obligado a renunciar a su sueño presidencial, como sucedería con cualquier Ministro de Economía que deba mostrar un panorama parecido y hasta sus eternos socios, los poderosos kirchburgueses “expertos en mercados regulados”, lo han comenzado a abandonar. Su destino está atado a que Alberto Fernández termine su período constitucional sin que todo salte por el aire, pero sabe que la verdadera lluvia ácida llegará entre las PASO y las generales. Se autopercibía Mandrake hasta que se murieron todos los conejos de su galera
Los absurdas comparaciones de Javier Milei con Adolf Hitler, que hicieron en una llamativa coincidencia SS Francisco, que siempre confirma su lealtad al peronismo, y Alberto Fernández, pueden dar lugar a algunas especulaciones: ¿está preocupado el FdT ante la probabilidad de salir tercero en las elecciones por la debacle económica?, ¿prefiere su triunfo a la alternativa de un candidato de JxC vencedor? En cualquier caso, siendo La Libertad Avanza un partido casi personal e imaginando que ganara en el ya seguro ballotage, ¿cuántos gobernadores tendría, cuando ya 16 provincias separaron sus elecciones?, ¿cuántos legisladores obtendría en la primera vuelta?, ¿podría gobernar en soledad o debería buscar una alianza para hacerlo?; si así fuera, ¿con quién buscaría una concertación?
La semana pasada apelé a la racionalidad de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza para que, mediante un acuerdo en la crucial Provincia de Buenos Aires, impida un eventual triunfo del candidato del FdT (¿Axel Kiciloff o la propia Cristina Fernández?), que la convertiría a su territorio en un peligroso foco de resistencia. Alguien me dijo que no me preocupara puesto que, si el Gobierno nacional le cerrara la canilla de las transferencias del Tesoro, la Provincia estallaría; olvidó que, si esa explosión se produce, lo haría primero en el terrible y empobrecido Conurbano, a escasos metros de la Casa Rosada.