Por Jorge Lanata
Son desembolsos para el año que viene. Los “contactos” informales de economistas de Larreta y Bullrich con el FMI y el Tesoro. Alberto se bajó y en la Rosada algunos ya se pintan de naranja.
¿Cómo está la situación? -le preguntó a Massa, vía WhatsApp, un miembro de La Cámpora. “Somos rehenes”, le respondió el ministro.
Massa se siente rehén porque la única forma de salir de esta trampa y cortar la corrida es contar con dólares que no tiene. Fue a Washington la semana pasada y escuchó al Tesoro y al Fondo Monetario pedir las mismas condiciones. Él necesita que le adelanten a Argentina parte de los desembolsos del año que viene para que quede un saldo positivo de unos US$ 4.000 millones.
“Pero a esta altura, antes de tomar una decisión, Washington primero le pregunta a los que van a suceder a Massa. Los contactos informales que hicieron con la oposición indican que no hay chance de avalar un préstamo extra a este gobierno a menos que se comprometa a hacer el trabajo sucio”, le dijo a Clarín el economista de un banco internacional en Estados Unidos.
Este diario chequeó la versión con economistas de Patricia Bullrich y de Horacio Rodríguez Larreta y ambos reconocieron contactos informales con el FMI y el Tesoro. ”Si hay un auxilio extraordinario tiene que haber también un acuerdo explícito y público con la oposición. Si al gobierno lo ayudan tiene que hacer los deberes”, dicen.
Traducción rápida: son ellos los que tienen que devaluar, ajustar las tarifas y subir la tasa de interés. Por eso Massa se siente rehén.
“Para Argentina se terminó la generosidad sin nada a cambio”, dijo un economista argentino en New York. ”Hay una posibilidad de una salida ordenada con un acuerdo con el Fondo como mediador, pero es un pasillo muy angosto por el que tienen que caminar todos con cautela porque si uno cambia el paso el pasillo se transforma en la Puerta 12”.
“Para que haya un paquete de fondos frescos el próximo gobierno tiene que avalar la medida, porque ante un periodo electoral tan cercano el acuerdo debe ser con Argentina y no con un gobierno eventual“, le dijo a Clarín Alejandro Werner, ex funcionario del Fondo.
Visto desde Washington o Wall Street, Argentina entró en un universo paralelo en el que si alguien dijera que la semana próxima el dólar valdrá 600 pesos, parecería verosímil.
El “Aracre-gate”, esta semana, solo le echó mas leña al fuego. Massa nunca se llevó bien con el ex CEO de Syngenta y menos aún cuando Tony comenzó a armarle a Alberto reuniones con empresarios y memos con ideas propias como, por ejemplo, el desdoblamiento cambiario.
El lunes Aracre almorzó con el presidente y le comentó “medidas antiinflacionarias”. Nadie jamás pensó que Aracre podía reemplazar a Massa. La especie es infantil porque, de haber sido así, cualquier empresario hubiera llamado al ministro de Economía para chequearlo. En el fondo, el enojo de Massa va dirigido al Presidente: le molesta que Alberto siga en contacto con el difunto Martín Guzmán y que estimulara las propuestas de su Jefe de Asesores.
La verdadera historia fue así: cuando se conoció el viernes el 7,7% de inflación, Aracre le envió un mensaje a Alberto exhortándolo a hacer algo. Le propuso una reunión con Massa, Pesce y Rossi para el fin de semana. Alberto le dijo que Sergio no estaba, pero que le enviara sus propuestas.
”Ya se las hice llegar hace tres semanas”, le dijo Tony desilusionado. El lunes Alberto le pidió a Aracre que consultara sus propuestas con dos personas, una de las cuales era Marco Lavagna, muy cercano a Massa. Al mediodía Aracre y Alberto almuerzan en la Casa Rosada.
El martes había un torbellino de rumores: Gabriela Cerruti, que también odiaba a Aracre, convenció al Presidente de que fue Tony quien filtró lo conversado al periodismo. Esa tarde Aracre le escribe a Alberto: “Ya está, me voy a mi casa”.
”Hacé lo que quieras”, le respondió Alberto que no intentó retenerlo. En los días siguientes ambos siguieron en contacto y Aracre se comprometió a no difundir el paper de la discordia, aunque sí aclaró que su propuesta no era devaluar el 60%.
“Puedo pecar de inocente, pero no hice nada de lo que dicen. Quería ayudar. No me hace ninguna diferencia, en lo personal, estar sentado en la Casa Rosada. Pero si me siguen operando, voy a hablar”, dice ahora Aracre en conversaciones privadas.
La ausencia de candidato por parte del oficialismo ayuda a que las aguas bajen turbias. Tal como se esperaba, Alberto anunció este viernes que se bajaba de la reelección.Toda la noche del jueves un equipo del presidente estuvo editando una especie de clip de siete minutos dando la noticia. El plan B del Presidente ya no es el Pichichi: se disgustó cuando lo vio en una foto junto a Mayra Mendoza.
“Daniel hizo tres videos y una cumbia y mide lo mismo que Alberto y Massa”, dicen en la Casa de Gobierno donde las opiniones están divididas y la mitad ya se vistió de naranja. Pero Alberto tiene un Plan C: el jefe de gabinete Agustin Rossi.
Ok, no es un gran plan.
Fuente Clarin