El domingo 28 de abril de 1974, alrededor de las dos y media de la tarde, el Dr. Quiroga (de 48 años de edad), quien había salido minutos antes de su casa en Viamonte 993, iba caminando por dicha calle en dirección a la casa de su amigo, el Dr. Horacio Esteban Rébori, domiciliado en Viamonte 1506 (esquina Paraná). Ambos iban a ir a ver un partido de fútbol, como habitualmente hacían casi todos los domingos. Cuando El Dr. Quiroga se aproximaba a la casa de su colega y amigo, apareció una moto con dos personas. Uno de ellos, el que estaba sentado en la parte de atrás, se bajó de la misma y le disparó. El cuerpo del magistrado recibió 14 balazos y fue trasladado al Hospital Rawson, donde murió dos horas más tarde mientras era intervenido quirúrgicamente. Los terroristas que vilmente asesinaron al Dr. JORGE VICENTE QUIROGA fueron Marino Amador Fernández y Raúl Argemi los cuales, debido a la deplorable Ley de Amnistía del 26 de mayo de 1973, habían sido en ese entonces liberados de la cárcel por el Presidente Dr. Héctor Cámpora y su Ministro del Interior, Dr. Esteban Righi (ex-Procurador General de la Nación, que ocupó ese cargo desde el 23/06/04 hasta el 10/04/12)..
Antes de que la moto, que circulaba por la calle Viamonte, llegara a su destino casi choca con un auto en la intersección de dicha arteria con la calle Montevideo, por la cual venía dicho coche. El conductor del automóvil, testigo a su vez del crimen, tomó el número de patente de la moto y este dato fue fundamental para que la policía diera luego con los asesinos del Dr. QUIROGA.
Previamente, el ERP había secuestrado al Dr. Bianco, un funcionario de la Cámara donde el Dr. QUIROGA fue Camarista. Bajo tortura, lo obligaron al prisionero a informarles datos en relación con la vida y costumbres del Dr. QUIROGA para así poder estudiar sus movimientos, seguirlo por algún tiempo y luego finalmente asesinarlo.
El Dr. JORGE VICENTE QUIROGA fue uno de los integrantes de la Cámara Federal en lo Penal (Sala 3) que juzgó a los terroristas, desde su creación en 1971 (a instancias del entonces Ministro de Justicia Dr. Jaime Perriaux) hasta su disolución por el nefasto gobierno de Cámpora el 26 de mayo de 1973.
No le tembló la mano al Dr. Quiroga cuando tuvo que firmar las sentencias de estos criminales, a pesar de las constantes amenazas contra su vida que recibía. Fue un prestigioso juez, valiente como pocos y un hombre de bien, que honró al Poder Judicial y al país.
En el edificio de la citada Cámara Federal, de Viamonte al 1100 (no recuerdo la dirección exacta), había una placa que, si bien estaba algo borrosa por acción del tiempo, permitía leer lo siguiente: “Jorge Vicente Quiroga. Secretario, Fiscal y Juez de la Nación. Administró Justicia con prontitud ejemplar. Integró la Cámara Federal en lo Penal hasta su disolución el 26 de mayo de 1973. Fue asesinado por delincuentes terroristas el 28 de abril de 1974”. Pero en junio de 2012 el sindicato de empleados de la justicia, con Piumato a la cabeza, logró que dicha sencilla placa, que tan justamente homenajeaba a este gran y valiente juez, fuese retirada de dicha Cámara.
Lo que jamás va a lograr el retiro de esa placa, que con JUSTICIA homenajeaba a este SR. JUEZ CON MAYÚSCULAS, es que los argentinos de bien se olviden de este aberrante crimen. Por suerte, la placa fue rescatada y hoy está en el Colegio de Abogados de la ciudad de Bs. As., sito en la calle Montevideo 640.
Como consecuencia de la muerte del Dr. QUIROGA, por parte de guerrilleros del ERP, ningún juez, a partir de ese momento y hasta el año 1976, se animó a juzgar a los integrantes de las diversas organizaciones subversivas que asolaron al país en el pasado reciente. Y también como consecuencia de este atentado y de otro que sufrió el Dr. Eduardo Munilla Lacasa, integrante también de la Cámara Federal (por suerte Munilla Lacasa pudo salvar su vida), todos los dignos jueces que formaron parte de la mencionada cámara tuvieron que exiliarse para salvaguardar sus vidas.
Otro de los jueces de la CAFEPE, atacado por el terrorismo mientras funcionaba dicha cámara, fue el Dr. Carlos E. Malbrán. Le tiraron a las piernas. Obvio que fue un “aviso”, como queriéndole decir: la próxima va en serio.
Así le pagó la Nación a aquellos dignos y honorables JUECES, quienes con la LEY en la mano juzgaban a los terroristas que ensangrentaron nuestro país hace unas cuatro décadas. Lamentable pero por desgracia real.
Paralelamente, ese trágico 26 de mayo de 1973 también se dictó la Ley de Amnistía, ya mencionada en un párrafo precedente, que liberó a todos los guerrilleros que estaban presos por acción de la Cámara Federal en lo Penal y se derogó toda la legislación existente para combatir a la subversión. Es decir, se dejó al país sin defensa legal contra el terrorismo. Y así nos fue.