Por Marcelo Bonelli
El ministro sugirió que renunciará si el Presidente insiste con las PASO. Ve riesgos de ingobernabilidad. En el FMI están atentos a las definiciones políticas y demoran decisiones. La furibunda pelea en el PRO alteró al mundo de los negocios.
Existe una inquietante versión entre los hombres de negocios: que Sergio Massa sugirió que renunciará como ministro en caso de que Alberto insista con imponer múltiples candidatos para dirimir en las PASO. Massa se opone tenazmente a ese proyecto y sostiene que seria “un suicidio” para la gobernabilidad.
Massa se lo dijo a Alberto apenas llegó de China: “Esa propuesta atomizará el poder político e impactará de lleno en la estabilidad”. La cuestión ardió en una conversación telefónica. Se dijeron de todo. Y continuó más calmo en el hermético encuentro del miércoles entre el Presidente y el ministro. Massa trató de “irresponsables” a Daniel Scioli y a Santiago Cafiero.
Un gambito para apuntarle directo a Alberto, el verdadero padre de la criatura. El ministro argumentó que la estrategia puede “pulverizar” la última cuota de poder que le queda a la Casa Rosada. Y advirtió: “Con tu propuesta quedamos cuartos y después de las PASO el dólar no aguanta y se va a la luna…”. El ministro insistió: “El vacío de poder hará ingobernable la Argentina hasta diciembre”.
Alberto estuvo intransigente. No aflojó. Insistió en dirimir candidaturas en la interna y desafío a su archienemiga: “Cristina no tiene candidatos”.
Alberto estaba caliente. Le reprochó a Massa el comunicado de los gobernadores. “Esto es un golpe bajo”, bramó. Massa contestó contestó con insultos. Argumenta que mientras él trabaja, el Presidente se dedica a la interna.
Por eso surgieron las versiones entre banqueros que aseguran que si no hay candidato único, Massa no le encontraría sentido a su continuidad en Economía.
La reunión duró 90 minutos. Alberto se quedó sin cóctel en la Casa Rosada. Massa llegó tarde a la celebración del Día del Periodista en Economía.
Su cara lo decía todo. Estaba molesto. Decidió descargarse con sus íntimos. “Le dije a Alberto que este es su gobierno. La estabilidad y el orden político es su responsabilidad y no la mía”. Alberto también habló con los suyos y repitió sus maldiciones sobre Cristina. Santiago Cafiero insiste en que “Massa no se va, está prisionero de su cargo” y Gabriela Cerruti, punzante, afirmó que se hace la víctima, porque quiere ser candidato.
Pero la versión de una eventual salida de Massa estuvo al máximo nivel del “círculo rojo” y en las principales centrales empresarias, como la UIA y la AEA. Varios banqueros y petroleros -entre el martes y el jueves- decidieron comunicarse directamente con el ministro. Massa responde con evasivas y utiliza “emojis”. Pero después se sincera.
Ocurrió en un chat confidencial con un capo de una gran petrolera. El CEO le preguntó inquieto: “Sergio, hay versiones de que renunciás el 25/6 si hay dos candidatos en la interna”. Massa respondió con una carcajada virtual y contragolpeó en negritas: “Yo soy un tipo responsable”.
Después agregó en el texto: “Confío en que los gobernadores e intendentes van a imponer la sensatez, sobre el capricho auto suicida de Alberto”.
Alberto quiere darle un golpe de gracia a Cristina. Lo repite en Olivos: “Yo que lo cree, le voy a dar fin a 20 años de kirchnerismo”.
Alberto tuvo la información de que Massa concurrió a la Casa Rosada después de hablar con Cristina. La Vice y el ministro se vieron a solas el martes. Entre ambos la comunicación es constante. Hubo serios calificativos despectivos hacia Alberto por parte de Cristina : “traidor” e “inútil” fueron los más suaves.
En esa reunión se habló de formar un nuevo frente electoral y vaciar de contenido al Presidente. Se bajaran varios nombres: Unidad Renovadora, o reflotar a Unidad Ciudadana y hasta el Frente de la Victoria. Alberto tiene la convicción que el candidato de Cristina al final va a ser Axel Kicillof. Todo se define en una decena de jornadas.
Las exigencias del FMI
Antes está la cuestión del FMI. La negociación tuvo una demora, porque Luis Cubeddu volvió a endurecer en Washington las exigencias del staff. Los burócratas insisten con “cubrirse”. Piden más medidas. Ahora, los técnicos del FMI quieren transferir menos dinero. Ofrecen US$ 7.000 millones, en lugar de US$ 10.600 millones. En otras palabras: no quieren adelantar la cuota de diciembre. Leo Madcur contragolpeó: “Estoy podrido de que me corran el arco”.
Luis Cubeddu, el hombre del FMI que endurece sus exigencias ante el pedido de ayuda de Argentina. Foto: Adriana Groisman
Cubeddu argumenta: “Eso lo negociamos con un nuevo gobierno”. También habría intervención en el mercado cambiario. Pero sujeto a una “banda de brechas”. La “banda” establece un techo máximo de brecha y otro mínimo. Se vende cuando toca el máximo.
El debate sobre el “salto cambiario” continúa. Aunque se buscaría un atajo: muchas importaciones dejarán de liquidarse al dólar oficial y se utilizara el dólar financiero. Una suerte -sin anuncio- de mayor desdoblamiento. En Wall Street tienen la información de que va haber un “acuerdo político” y que la ayuda aparecerá. Una suerte de “pulmotor” con oxígeno limitado.
La pelea del PRO
Todos -en el FMI también- están viendo la política. La furibunda pelea en el PRO alteró al mundo de los negocios. Se trata de un tema central. En verdad, lo que está en juego -nada menos- es la pelea por el control y liderazgo del PRO. Horacio Rodríguez Larreta desafió a Mauricio Macri. Quiere construir su propio liderazgo y consolidar la candidatura sin su paraguas protector.
Mauricio Macri junto a Luis Juez, en Córdoba tras el estallido de la crisis en el PRO por el deseo de Larreta de sumar a Schiaretti. Foto La Voz del Interior
Mauricio no lo acepta y pretende mantener intacto su poder de influencia. La relación de ambos venía mal desde hace tiempo y ahora estalló en público. Macri no acepta la sublevación de Larreta. El Jefe de Gobierno está molesto por los continuos “ninguneos” públicos y políticos de Macri: los desplantes en la Patagonia, la imposición de Jorge Macri por los medios y la intención de que obedezca sus sugerencias.
La historia viene de arrastre, desde cuando Mauricio impulsó la candidatura de Larreta a Jefe de Gobierno en el 2015. En vísperas de esa elección con Gabriela Michetti, Macri recibió una encuesta final que le daba 10 puntos de ventaja a Larreta. Era el viernes antes de los comicios. El entonces Jefe de Gobierno comentó en la intimidad: “Así se va a confirmar que un robot puede ganar una elección”. Eran momentos de fidelidad eterna y de chanzas compartidas. Ahora Larreta no quiere saber nada con Mauricio: pretende que -como los ex presidentes de EE.UU.- se dedique a dar charlas y a encabezar misiones al exterior.
Pero Mauricio se ve fuerte y va a jugar contra Larreta. Tiene decidido apoyar a Patricia y fomentar el diálogo con Javier Milei. Ahora se viene otro round. Larreta continúa en la confección de un acuerdo con Juan Schiaretti. El paper ya está redactado y estaría listo para comunicar este fin de semana. Este viernes se definiría el momento, pero seguro será antes de la elección en Córdoba le volverán a mojar la oreja a Macri.
La redacción final quedó en manos de Diego Bossio y Martín Redrado: habla de la independencia del BCRA, la prohibición de financiar al Tesoro y de cómo transformar los planes sociales en trabajo. También de la calidad institucional. Exactamente lo que no hace Cristina.
Vanesa Siley quiere reiniciar el martes la ofensiva contra la Corte. Por orden de Wado De Pedro, la diputada reflotó un viejo y juzgado tema de la Obra Social denunciado por un sello de goma de La Cámpora. Se trata del inexistente gremio SITRAJU. Pero la respuesta será contundente: Juan Maqueda decidió no prestarse al show del kirchnerismo y no concurrirá a la Comisión de Juicio Político.
Fuente Clarin