La historia de los hermanos El Reda, prófugos y acusados de haber volado la AMIA: nombres falsos, “superdólares” y Triple Frontera
Por Patricia Blanco
La justicia argentina dictó la semana pasada la orden de captura de cuatro miembros del Hezbollah: Hussein Mounir Mouzannar, Alí Hussein Abdallah, Farouk Abdul Hay Omairi y a Abdallah Salman (alias) José El Reda. El hermano de este último también está prófugo y es uno de los principales sospechosos desde el atentado. Qué pruebas hay contra ellos
Las sospechas sobre la familia “El Reda” no son nuevas entre los seguidores de la causa que investiga el atentado a la mutual judía, pero volvieron a reavivarse en los últimos días, después de que el juez federal Daniel Rafecas ordenó, a pedido de la fiscalía, la captura de cuatro ciudadanos libaneses acusados de haber participado en la voladura de la AMIA el 18 de julio de 1994. Por la causa, a casi 29 años del peor atentado terrorista cometido en la Argentina, que terminó con la vida de 85 personas, no hay ningún condenado.
Entre los cuatro nuevos prófugos figura Abdallah Salman (alias) José El Reda. No es un nombre nuevo para Interpol. Es que ya tiene un pedido de captura de la Argentina por la voladura de la Embajada de Israel en 1992. El apellido también figura en esos registros. Salman “Samuel” El Reda, su hermano, es uno de los buscados por el atentado a la AMIA. Las sospechas en su contra llegaron a la causa en las primeras semanas posteriores al atentado por los servicios de inteligencia. En 2009, el fallecido fiscal Alberto Nisman pidió su captura. Pero en la causa figuraba con varios nombres. Según se determinó se llama Salman Raouf Salman. Ahora, a la causa, se agregó el nombre de su hermano también con orden de captura. A él se lo conocía como José. Su identidad, en realidad, es Abdallah El Reda.
Lo que la fiscalía da por probado es que Salman era un agente operativo en el exterior del Hezbollah libanés, que a la época de los atentados terroristas residía entre la Triple Frontera y Buenos Aires y que tenía vínculos estrechos, a través de su cuñada, con Mohsen Rabbani, el ex agregado cultural de Irán. Rabbani, como se recordará, también tiene un rol clave en el ataque y está prófugo, con circular roja de Interpol.
Abdallah El Reda, aquí conocido como José El Reda, se sumó a la lista de buscados esta semana. El entonces joven ya había tenido problemas con la justicia en los años 90, cuando lo atraparon con “superdólares”, pero logró ser excarcelado gracias a su hermano y nunca más apareció por el país. Para los investigadores está claro que los dos fueron parte de las operaciones de carácter terrorista del brazo armado y clandestino de Hezbollah para concretar los atentados de la AMIA y la Embajada. Aquí un repasó por esas pruebas en su contra.
Según los documentos que obran en la causa y a los que accedió Infobae, Abdallah “José” Salman tuvo una “permanente colaboración incondicional con su hermano Salman Raouf Salman, en las distintas tareas que este llevó a cabo en el marco de su instalación en la Triple Frontera y en lo que sería finalmente la preparación y ejecución del atentado”. A Salman Raouf Salman, conocido en la Argentina como Samuel Salman El Reda, se le atribuye haber coordinado la llegada y la partida, las operaciones de logística y las demás actividades desplegadas por el grupo operativo encargado de ejecutar la fase final del atentado. Y su hermano fue uno de los encargados de introducir en el mercado los dólares falsos que provenían de agrupaciones terroristas.
“Samuel” está en la mira de los investigadores desde inicios de la causa, según se desprende de la información recolectada por la SIDE y los datos aportados por el testigo de identidad protegida conocido como “A”. Los papeles señalaban que de ascendencia libanesa, “Samuel” había nacido en San Andrés, Colombia, el 6 de Julio de 1965. Tenía cinco hermanos. Según datos de inteligencia, habría abandonado Colombia tras haber intervenido en el asesinato de dos personas en una pelea callejera.
Mohsen Rabbani
En 1989, se casó con una mujer argentina de ascendencia libanesa, Silvina Gabriela Sain, tuvieron dos hijos y vivían en Buenos Aires, en la calle Morón al 3300, en el barrio de Flores. Formó parte, a través de la familia de su esposa, del círculo de personas que se encontraban estrechamente vinculadas al ex Consejero Cultural de la Embajada iraní en Buenos Aires, Mohsen Rabbani. Los informes de inteligencia que obran en la causa ya desde 2003 señalaban que Silvina Gabriela Sain era una “fanática militante del islamismo”. Lo mismo sucedía con su hermana, Karina Laura Sain, que se casó con uno de los hermanos de “Samuel”, Hussein Salman El Reda. Esos datos señalaban que las mujeres eran miembros activos de la Mezquita At- Tauhid.
Según la declaración del Testigo “A”, Salman El Reda como miembro del movimiento shiíta libanés Hezbollah participó en algunas acciones bélicas que esa organización llevó a cabo en el sur del Líbano, propias de la resistencia y durante los años 1993/1994, se instaló en la ciudad de Foz de Iguazú, Brasil, desde donde brindó el apoyo necesario para la realización del atentado a la AMIA. De acuerdo a esa fuente, su labor habría consistido en coordinar las denominadas “células dormidas” que formaron parte de la operación como también dar la orden para el cumplimiento de la “misión”. Para ese entonces, a Samuel Salman EL REDA se lo señalaba, además, como el jefe del Grupo Operativo que llevó a cabo el atentado contra la sede de la Embajada de Israel en Marzo de 1992.
En el dictamen emitido por la UFI AMIA en 2009, en tiempos del fiscal Alberto Nisman, se sostuvo que Salman El Reda conocía cuanto menos desde 1987 (es decir, por lo menos 7 años antes de que se produjera el atentado) la ciudad de Buenos Aires, “en la que se encontraba emplazado el objetivo”, que “desde aquella época” estaba en esa zona y “que tal inserción se fortaleció aún más con su casamiento en 1989 con Silvina Saín (hermana de Karina Saín)”.
“Las pruebas reunidas también reflejaron que Salman mantenía vinculación desde hacía varios años, al menos desde 1987, con Mohsen Rabbani –quien cumplió un rol central en la preparación y ejecución del hecho–, como así también con su entorno más cercano. Esta vinculación, sumada a la pertenencia de Salman al brazo armado que opera fuera del Líbano del Hezbollah, permite trazar un puente eficaz entre la agrupación a nivel regional y el entonces gobierno de la República de Irán, cuyos máximos responsables, a instancias de esta Unidad Fiscal, se encuentran imputados y con pedido de captura nacional e internacional por su participación en el atentado contra la sede de la AMIA”, repasó el fiscal Sebastián Basso, a cargo de la UFI-AMIA en un reciente dictamen al que accedió Infobae.
Salman El Reda
Otro de los indicios señala que para 1994, año del ataque a la AMIA, Salman se movía entre la ciudad brasileña de Foz de Iguazú y la casa de sus suegros en Buenos Aires. Eran consideradas “casas seguras” por agentes de la agrupación terrorista. Pero además Salman estuvo en Buenos Aires para la época del atentado.
Hay un elemento que, según la fiscalía, lo compromete en la ejecución del ataque: de las comunicaciones telefónicas que efectuó, desde dónde y cuándo las hizo, se cree que transmitió información indispensable para que la masacre se concretara y que cumplió una función de coordinación en la llegada y la partida, las operaciones de logística y las demás actividades desplegadas por el grupo operativo encargado de ejecutar la fase final del atentado, ya sea respecto de los restantes agentes involucrados en la operación que, como él, actuaron a nivel local, como con quien lo hacía desde la zona de la Triple Frontera mediante un celular a nombre de André Marques, quien hasta el día de hoy es un misterio.
Se sospecha que sin esas comunicaciones, el atentado no hubiera podido concretarse. Esas llamadas se hicieron entre el 1 y el 18 de julio de 1994. “Se trató de una línea activada exclusivamente para ser utilizada en esta operación”, dice la fiscalía. La línea se desconectó apenas estalló la bomba. Otro de los teléfonos conectados por Salman también se activó desde Estados Unidos entre el 1 y el 17 de julio de 1994. “Nunca antes ni nunca después”, se destacó.
Identidades falsas
Armas de juguete en un puesto de la Triple Frontera, en Ciudad Del Este (archivo Lihue Althabe )
Las distintas versiones de nombres y ciudadanías ayudaron a confundir a los investigadores. “Salman Raouf Salman, agente operativo del brazo armado y clandestino de Hezbollah fuera del Líbano, que coordinó en Buenos Aires el atentado con bomba contra la sede de la AMIA/DAIA, pudo desplazarse cómodamente por América Latina y especialmente por Argentina y sus países limítrofes porque existió un grupo de personas que le brindó su apoyo y cooperó para que pueda asumir varias identidades y no llamar la atención de las agencias estatales encargadas de abordar este tipo de asociaciones criminales”, remarcó la UFI-AMIA.
“Si bien desde el año 2016 se tenía información de que quien aquí era conocido como Samuel Salman El Reda, en realidad, era Salman Salman (nacido el 5 de junio de 1963 en Bint Jbeil, Líbano y anotado en dicho país en el Registro de familia 216), la información remitida en septiembre de 2019 por Interpol Paraguay permitió corroborar esos datos, que permiten identificar al imputado como Salman Raouf Salman, nacido en Bint Jbeil, localidad del sur del Líbano, el 5 de junio de 1963, Pasaporte Libanés nro. 566.633, Cédula de Identidad”, señala el dictamen.
Un ejemplo. En 1993, un año antes del ataque a la AMIA, Salman inició su trámite de naturalización como paraguayo. Y para ello contó con una “red de apoyo y soporte” del Hezbollah. Para esa época, junto con su esposa argentina Silvina Saín, se encontraba viviendo en la zona de la Triple Frontera (en particular, en Foz de Iguazú, tal como surge del acta de nacimiento de Malak Fátima El Reda, de fecha 28 de febrero de 1993).
Según la evidencia documental recabada, Salman Raouf Salman residió durante la primera época que vivió en Foz de Iguazú en un departamento del edificio “Brasilia”, ubicado en la calle Rodrigues Filho 4115, muy posiblemente junto a su hermano Abdallah Salman. Mientras estuvo viviendo en dicho edificio, viajó a la Argentina para asistir a su hermano cuando fue detenido por intentar cambiar dólares falsos en la ciudad de Rosario, en la Provincia de Santa Fe. Es también el domicilio que dio ante las autoridades brasileñas para intentar obtener esa nacionalidad. Para ello se valió de la identidad falsa obtenida en la República de Colombia.
El caso de los “superdólares”
El caso de los superdólares (REUTERS/Yuriko Nakao)
El 23 de noviembre 1992 Abdallah fue detenido en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, cuando intentaba cambiar dólares falsos en la Sucursal Rosario del Banco de la Nación Argentina y fue Salman Salman quien, tres días después, pagó la fianza que le permitió a aquel recuperar su libertad. Ese dinero falso llevó a Hezbollah, para los investigadores, tener un panorama más claro sobre las vinculaciones de los hermanos Salman Raouf y Abdallah, y su entorno, con esa agrupación.
“La calidad de la falsificación, correspondiente a los llamados ‘superdólares’ emitidos por la República Islámica de Irán y distribuidos por el Hezbollah, el alto monto incautado y la cercanía temporal del hecho con el primer antecedente descubierto en el mundo, que databa de tan solo siete meses atrás, indican de manera inequívoca la pertenencia de los protagonistas, Abdallah y Salman Raouf Salman, a la organización terrorista, de la que recibieron el dinero en forma directa”, sostuvo el Ministerio Público.
Los dólares falsos estaban tan bien hechos que hubo que convocar al servicio secreto de Estados Unidos para analizar la composición del papel. Eran una copia casi perfecta de los originales que habría elaborado el Hezbollah.
¿Cómo llegaron esos “superdólares” a manos de Abdallah Salman? El 21 de noviembre de 1992 viajó a Rosario junto a un libanés de nombre Faour Nissan Alí, de 24 años. El 23 de noviembre, Abdallah fue detenido en la sede del Banco de la Nación Argentina, Sucursal Rosario, mientras intentaba cambiar 5.000 dólares falsos. Ese mismo día se allanó la habitación del hotel “República”, donde Abdallah se alojaba bajo el nombre de “Manuel Gutiérrez”. Ahí tenía U$S 30.000 más, también falsos. Su amigo se había alojado en un hotel enfrente al suyo. Pero nunca lo encontraron.
En su indagatoria, Abdallah negó conocer a Faour Nissan Al, aunque habían hablado por teléfono dos veces en esas horas y habían compartido hotel en Buenos Aires unos meses antes, en agosto. También dijo que había ido al casino y apostó 10 mil dólares.
Tres días después de ser detenido, Abdallah recuperó su libertad: su hermano Salman pagó la fianza para que obtuviera su excarcelación. El importe fijado como fianza fueron 20 mil pesos/dólares. “Eso da una pauta de la holgura económica que ostentaban los hermanos Salman a quienes, por lo demás, no se les conocía ninguna fuente de ingresos lícita”, resaltó el Ministerio Público. Abdallah nunca más apareció por los tribunales. El 10 de junio de 1993, finalmente, se declaró rebelde a Abdallah y se ordenó su captura.
Un detalle: entre los elementos secuestrados de la habitación que ocupaba Abdallah se encuentra un casete que contenía un largo mensaje de su madre, su cuñada Silvina Saín y de una nena llamada “Marian”, hija de esta y de Salman Raouf Salman. De su traducción y de su escucha (ya que parte se encuentra grabada en idioma árabe y otra en castellano), la madre le recomendó a sus hijos que buscaran un trabajo, que compraran una casa en Paraguay, que se esforzaran y lograran progresar, ya que en el Líbano las cosas eran difíciles. Pese a la preocupación de su madre, “la conducta de estos hermanos, y especialmente la de Abdallah, no se compadecía en absoluto con la de quien no cuenta con trabajo ni con posibilidades”, se sostiene en la causa.
Según la investigación, “Abdallah no era un simple joven de aproximadamente 22 años, sin trabajo y buscando un futuro en Sudamérica, como su madre lo describió en el casete secuestrado. Tenía una labor específica al lado de su hermano, manejaba considerable sumas de dinero y no era ajeno a actividades al margen de la ley”.
La Justicia argentina los busca. Se cree que después del atentado huyeron hacia El Líbano.
Fuente Infobae