Por Carlos Ruckauf
Como demuestra la historia de la humanidad y ratifica el drama del pueblo ucraniano, muchos países se apoderan de las riquezas de otros por la violencia.
Argentina tiene gas, petróleo, litio, tierras raras, alimentos, agua potable y condiciones ideales para el hidrógeno verde, la energía eólica o hidráulica.
Reclamamos derechos sobre la Antártida, mayor reserva de agua dulce del Planeta, 80% del total hoy disponible. Dichos derechos son discutidos por Gran Bretaña y Chile.
Pese a ello se siguen escuchando, casi sin discusión, teorías que sostienen que “no tenemos ni debemos tener hipótesis de conflicto”.
Estas aseveraciones no solo provienen del actual oficialismo.
Desde la llegada de Nestor Kirchner al poder en 2003, una parte significativa del kirchnerismo y sus aliados, han desarrollado una persistente campaña de desprestigio de militares y personal de las fuerzas de seguridad.
El actual Jefe de Estado Mayor Conjunto empezó como subteniente del Ejército en 1984.
No hay pues un solo militar que haya tenido participación, de ningún tipo, en el Gobierno de facto finalizado en 1982.
Paralelamente a esta absurda difamación, el poder del narcoterrorismo ha crecido hasta límites nunca vistos y, bajo protección del Gobierno nacional, crecen organizaciones violentas que, bajo la excusa de los pueblos originarios, proponen una secesión del territorio nacional con el nombre de “nación Wallmapu”.
También se regalan, en Mendoza, territorios de frontera a quienes se “auto perciben” mapuches. Violando la Constitución Nacional.
Contradictoriamente (o no tanto) Juan Grabois, público defensor de Jonas Huala, un hombre clave del engendro gobernante, pide que violemos los acuerdos”de no proliferación nuclear” y busquemos tener armas de destrucción masiva de la mano de Beijing.
Como parte del mismo prejuicio hacia las FF.AA. Nestor Kirchner, Alberto Fernandez y Nilda Garré firmaron el decreto 727 del 2006 que prohíbe la ”inteligencia y planificación” que el actual Jefe de Estado ha ordenado al disponer el empeñamiento de personal “desarmado” del cuerpo de Ingenieros en Rosario, como parte de su plan contra el narcotráfico.
El texto en cuestión impide expresamente ”planeamiento y adiestramiento, así como producción de inteligencia a toda cuestión que haga y-o refiera a la seguridad interior”.
Este mismo dispositivo impide que nos defendamos de un intento secesionista si no participan del mismo “fuerzas armadas pertenecientes a otros países”.
En Ucrania, el invento por parte de Putin de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk alimentó una milicia de traidores, a los que Rusia entrenó y equipó. Preludio del drama actual.
En un reportaje a un medio internacional el actual presidente argentino sostuvo que ”vivimos en una zona de paz, Argentina no necesita comprar aviones ni armas” y afirmó que el camino de la Unión Europea acabó con los riesgos en esa zona del mundo.
La trágica invasión de Rusia a Ucrania demostró que el peligro está cercano, que como enseñaba Mandela : ”si tienes lo que los poderosos quieren, o lo negocias bien o prepárate para defenderte”.
Los europeos en general y los ucranianos en particular han aprendido, con una inmensa tragedia, que los riesgos están allí. Que no se puede confiar en los dictadores. Que el pasado puede ser futuro.
El inquilino de Olivos, y una parte sustantiva del kirchnerismo, aparentan ignorar que sus amigos chinos nos roban más de 2500 millones de dólares por año de la riqueza ictícola, de nuestra zona marítima de uso exclusivo.
La Armada Nacional y la Prefectura Naval carecen de los instrumentos y equipamientos suficientes para defender lo nuestro, solo tienen su voluntad de trabajo y su patriotismo.
Los chinos están rodeando Sudamérica, con un puerto de aguas profundas en el Pacifico (Chancay, Perú), buscando un puerto en nuestra Ushuaia y a punto de cerrar un acuerdo con Lula para hacer lo propio en el Atlántico.
Moscú y Beijing tienen demasiado en común como para subordinarse a sus estrategias.
La última movida al respecto la protagonizó el presidente de Irán, país asociado con Rusia para la fabricación de drones militares, con componentes chinos. Raisi visitó las tres dictaduras latinoamericanas : Cuba, Nicaragua y Venezuela y la declaración conjunta con este último deja claro que tienen ”amigos y enemigos comunes”.
Jauretche le diría a Alberto Fernandez “lo importante no es cambiar de collar, sino dejar de ser perro”.
Quienes asuman el poder el próximo 10 de diciembre tienen la obligación de devolverle a nuestros militares el respeto que se merecen y deben proponerse tener FF.AA. con equipamiento convencional, de última generación, bien pagadas, con hipótesis de conflicto claras y alianzas internacionales con las democracias.
Carlos Ruckauf es ex vicepresidente de la Nación
Fuente Clarin