Por Natalia Iocco
El trader de 41 años tenía una pila de amenazas y deudas. El misterio de los DNI y la mujer trans. Su novia y el suegro detenido por narco.
Fernando Pérez Algaba (41) llegó a Buenos Aires el 13 de julio. Tenía una pila de deudas y amenazas. No hubo reencuentro, asados ni reuniones familiares. Su visita desde Barcelona apenas duraría seis días.
El trader estaba agobiado por las deudas, las amenazas y el fracaso de sus negocios. Ni las criptomonedas, ni las inversiones en el mercado de capitales, tampoco sus intentos de ser influencer habían dado resultado. Pérez Algaba se dedicaba a la compraventa de autos y a cuanto negocio surgiera en el medio.
Fernando Pérez Algaba (41) cruzó insultos y amenazas con Gustavo Iglesias.
En algunos de los numerosos audios que se filtraron dice que está “fundido”, pasando “por un mal momento”, mientras graba a quienes lo llaman para amenazarlo y reclamarle dinero. Sobre todo, apuntó contra Gustavo Iglesias, señalado como integrante de la barra de Boca y que ya declaró dos veces en el expediente, la última en la DDI Lomas de Zamora.
Iglesias le reclama 70 mil dólares y en las conversaciones reconoce un vínculo común con las últimas personas que vieron con vida a Pérez Algaba.
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Forman parte de una charla de 40 minutos que mantuvieron previo al crimen del comerciante de 41 años, que apareció descuartizado en Ingeniero Budge.
El 18 de julio el trader estuvo con el empresario de la construcción Maximiliano Pilepich (45) y el ex policía federal Nahuel Vargas (43). Los tres tenían un negocio en común: habían comprado un lote en General Rodríguez para un proyecto de barrio privado. Algo pasó, el negocio no prosperó y Pilepich y Vargas le debían dinero a Pérez Algaba.
Ya en febrero, Vargas había denunciado a Pérez Algaba por una amenaza: “Te tiro, te tiro”, le habría gritado en la puerta de su casa de Castelar para asustarlo. Pilepich y Vargas corrieron, siempre según su denuncia realizada en la comisaría, y el trader rompió un vidrio de una Toyota Hilux blanca.
Las claves
Fuentes judiciales consultadas por Clarín confirmaron que el último registro del teléfono de Pérez Algaba fue el 18 de julio a las 18. Poco antes se había reunido con Vargas y Pilepich.
El 13 de julio, cuando Pérez Algaba llegó a Buenos Aires, Pilepich le prestó una camioneta, una Land Rover Range Rover Evoque. Fue después de pasar por una escribanía en la que, según declaró el escribano, firmaron un convenio de reconocimiento de deuda por 150 mil dólares. Según declararon, ese día le devolvieron 60 mil dólares.La Land Rover Range Rover Evoque que usaba Pérez Algaba antes del crimen.
Cinco días después, en General Rodríguez, otros 90 mil. Pilepich y Vargas llegaron juntos al encuentro arriba de un Mercedes-Benz. Pérez Algaba le devolvió la Land Rover a Pilepich, que se fue manejándola. Siempre según el testimonio de los dos ex amigos del trader, lo dejaron solo con el dinero en un descampado. Ese lugar fue rastrillado pero no se encontraron pistas ni cámaras de seguridad que permitieran reconstruir su camino.
“Por los datos expuestos y los aportados por la instrucción, la muerte dataría de aproximadamente 5 a 7 días antes de efectuado este examen“, dice el informe preliminar de la autopsia y abre un interrogante.
¿Qué pasó entre el 18 de julio a las 18 y el 20 de julio, cuando se presume que fue asesinado?
Para los investigadores, la reconstrucción de ese periodo es el próximo paso.
Es que Pérez Algaba tenía un pasaje de regreso a Barcelona para el 19 de julio a las 4 de la madrugada, confirmaron a Clarín fuentes de la investigación. En esas diez horas, ¿decidió no viajar? ¿estuvo secuestrado? ¿herido? ¿o ya estaba muerto?
Aún no están claras esas respuestas en el expediente judicial donde, por estas horas, buscan reconstruir la línea de tiempo de las últimas horas de Pérez Algaba.
La principal hipótesis es que fue asesinado el mismo 18 de julio. Una de las posibilidades es que en el informe final de la autopsia se precise la data de muerte con los estudios complementarios, lo que puede demorar varias semanas.
Lavado de dinero
Entre los oficios que envió la fiscalía N° 5 de Lomas de Zamora, a cargo de Marcelo Domínguez, le pidió a Unidad de Información Financiera (UIF) que investigue a Pérez Algaba para determinar cuáles eran sus bienes y sus negocios.Pérez Algaba ostentaba una vida de lujo pero nada estaba a su nombre.
Es que ni los autos que usaba ni sus negocios estaban registrados a su nombre. En sus movimientos financieros hay deudas a bancos y empresas de microcréditos, pero a los investigadores no les coincide su nivel de vida con los bienes que poseía. Ni los autos importados ni los alquileres en torres de Puerto Madero coinciden con sus ingresos acreditados.
Pérez Algaba simulaba una vida que no podía pagar para atraer inversores y la financiaba con negocios que, muchas veces, salían mal.
La fiscalía también envió oficios al Banco Central, a la AFIP, al Registro Automotor, a la ANMAC y a Binance Argentina, donde operaba Pérez Algaba con cripto. O, al menos, donde decía operar.
Las computadora
El celular de Fernando Pérez Algaba nunca apareció. Los audios y las amenazas fueron filtrados desde su entorno que, se presume, los tenían a resguardo por “si algo llegara a pasar”. Casi no tenía familia, sólo a su hermano Rodolfo, con quien no tenía un vínculo cercano. Se llevaban 20 años.
Una novia y algunos amigos son los que lo acompañaban en el último tiempo. Uno de ellos tendrá a su cargo a Cooper, el perrito bulldog francés encontrado en Lugano luego de que un cuidador lo rastreara.
Fernando “Lechuga” Pérez Algaba (41), con Cooper, su perro bulldog francés.
Los investigadores no lograron acceder a la computadora ni al iPad secuestrados en el departamento que Pérez Algaba había alquilado por unos días en Ituzaingó.
Fue la dueña la que realizó la denuncia por averiguación de paradero luego de que perdiera el rastro de su inquilino pasada la fecha de la reserva.
Por esa investigación irrumpieron en la casa donde estaba su ropa, medicación, un certificado de su psiquiatra que lo diagnosticaba con depresión y ansiedad, y la computadora MacBook Pro y un iPad.
Los primeros intentos de la Policía Federal para acceder a ellos fracasaron pero ahora, con el aporte de una testigo y con la intervención de la Policía de la Ciudad, esperan poder abrirlos, confiaron fuentes judiciales a Clarín.
La novia
La novia de “Lechuga”, como llamaban a la víctima, no vivía con él. Es hija de Esteban Fernando Tulli, detenido en una causa por narcotráfico a cargo de Jorge Rodríguez, del Juzgado Federal 2 de Morón. Pérez Algaba aparece mencionado en esa causa, aunque nunca fue imputado, según Télam.
Tulli, está procesado con prisión preventiva desde el 22 de noviembre del año pasado, acusado de ser organizador y financista de una banda dedicada al tráfico de drogas, y se le trabó un embargo de 20 millones de pesos, indicaron.
En el procesamiento de Tulli, el juez Rodríguez detalla que, algunos de los imputados en sus indagatorias, dicen conocer a Pérez Algaba. Era porque tenía una concesionaria llamada “Pequeños Automotores” en Lomas de Zamora y otra en Ramos Mejía que se llamaba “Hummer Motors”, dedicada a vender solo autos de alta gama.
La única detenida
Nicol Alma Chamorro (35) está detenida y es la única acusada –de momento– en la causa por homicidio agravado, aunque como partícipe secundaria.Nicol Chamorro (35) es la única detenida en la causa que investiga el homicidio de Fernando Pérez Algaba (41).
La acusación contra Nicol surgió a partir de una valija. El domingo 23 de julio, los restos de Pérez Algaba fueron encontrados en el Arroyo del Rey de Lomas de Zamora, a pocas cuadras de la Feria de La Salada.
Con la intención de encontrar el resto del cadáver, la Policía drenó ese sector del arroyo y hallaron el torso, el lunes por la mañana. El pecho tenía otros dos disparos. La cabeza estaba en otra bolsa y la encontraron el martes a las 11 de la mañana.
La valija donde aparecieron los brazos y las piernas de Pérez Algaba.
La víctima había sido descuartizada: sus piernas y sus brazos estaban en esa valija roja. La encontraron unos chicos mientras jugaban a la pelota.
Según confirmó la autopsia, el hombre murió por “mecanismo violento” y “a consecuencia final de un paro cardio-respiratorio traumático”. Tenía dos disparos en el torso, uno de ellos con ingreso por la espalda
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El Arroyo del Rey donde ocurrió el hallazgo.
En un bolsillo había cuatro DNI. Cuando la Policía Bonaerense identificó a sus dueños, los encontró en una casa de Villa Fiorito (Lomas de Zamora). “Es la familia de Nicol, con quien ella no tiene relación. La echaron de esa casa porque no aceptaban que fuera trans”, le cuenta a Clarín Marcelo Ponce, uno de sus defensores.
Con esa acusación, Chamorro fue detenida. Secuestraron en su casa ropa para peritar, con algunas manchas que en un principio eran de sangre. El martes los resultados dieron negativo, por lo que la acusación en su contra se desinfla.
MG
Fuente Clarin