Con la compra de los 24 F-16 a Dinamarca, la FAA llega a 166 aeronaves, un número muy inferior al que tenía durante la Guerra de Malvinas. Cómo está compuesta la dotación y para que se usa.
En el período del conflicto del Atlántico Sur los registros indican que la Fuerza Aérea Argentina contaba con alrededor de 300 aviones (ala fija y móvil sumados). Pasados 41 años, el total de aparatos hoy, contando los 24 F-16 que se compraron a Dinamarca, asciende a 166 aeronaves, entre las que se incluye todo el paquete de aviones destinados a la formación inicial y avanzada del piloto militar.
La cifra puede variar, en un número poco representativo, dado que existen unidades de combate en preservación. En aquel entonces, durante la Guerra de Malvinas, se volaban cerca de 150.000 horas anuales y se lograba un adiestramiento eficiente en todos los sistemas de armas como se apreció en el despliegue y operaciones de combate efectuadas sobre blancos terrestres, tropas y vehículos además de algo nunca practicado el ataque aeronaval a buques de la task force británica.
El potencial actual, mermado en número de unidades en vuelo, comenzó a recuperarse en calidad. Y la incorporación del F-16 tracciona un sistema que está en recuperación, el A4-AR Fightinghawk adquirido en la década del 90. El F-16 y el McDonnell Douglas A-4AR Fightinghawk es un dúo de complementación ideal a pesar de la distancia tecnológica entre ambos.
El primero, aunque polivalente (multimisión) tiene un diseño de eficiencia en el combate aire-aire a distancia en tanto que el Fighting Hawk se concibió con preponderante empleo en ataques aire-superficie (blancos terrestres, sean estructuras edificadas, tropas o vehículos como blindados y camiones, etcétera) y también posee capacidad de combate aéreo.
De los 24 aviones adquiridos, exceptuando uno que es para instrucción en tierra y eventual repuesto, el resto se piensa dividirlos entre dos unidades operativas. Una sería la base aérea de Tandil y la otra, la de Villa Reynolds. El plan es que el sistema F-16 conviva un tiempo y reemplace a los A4-AR en Villa Reynolds cuando estas máquinas dejen de volar. En la actualidad está en marcha un proceso de recuperación de los A4, arduo en dinero y esfuerzo técnico-logístico.
Fuente MDZ