Por Elizabeth Peger
En la conducción de la central obrera afirman que la huelga en el transporte público será total. Tres gremios ferroviarios ya anunciaron la adhesión y en las próximas horas se sumará La Fraternidad.
También se plegará la UTA, en medio de negociaciones con el Gobierno por los subsidios al sector y el aumento salarial para los colectiveros.
“Un parazo“. Con esa expectativa compartida, los principales referentes de la conducción de la CGT encararon los preparativos finales de la segunda huelga general contra el gobierno de Javier Milei que concretarán el próximo jueves. Lejos de la tibia performance que registró el debut de la estrategia confrontativa que la central obrera imprimió en el arranque de su vínculo con la gestión libertaria el último 24 de enero, la cúpula sindical descuenta que la nueva protesta tendrá una adhesión contundente: “No se va a mover ni una hoja”, prometen.
La sensación es compartida por la Casa Rosada, a pesar de los insistentes esfuerzos de los funcionarios más cercanos al Presidente por desautorizar los argumentos de la medida de fuerza. “No tiene ni pie ni cabeza“, acusan en el Gabinete a la par que desde algunos despachos oficiales, donde ya desistieron de nuevas gestiones para frenar la protesta, alertan con posibles sanciones a los gremios que paralicen sus actividades. Hasta la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, confirmó la aplicación del protocolo antipiquetes durante la huelga. Curioso: la medida dispuesta establece un cese de actividades por 24 horas, sin marchas ni movilizaciones en las calles.
En buena medida la inquietud del Gobierno respecto a la protesta se nutre del mismo dato que celebran en la conducción cegetista: la confirmación de que el transporte público se plegará a la medida. Tras la adhesión de los gremios ferroviarios y los metrodelegados la semana pasada, la cúpula cegetista activó las conversaciones con el titular de la UTA, Roberto Fernández, que también se sumará al paro, anticiparon fuentes sindicales a Clarín.
El fracaso de la reunión con el Gobierno el último viernes por el aumento salarial de los choferes de colectivos más la disputa con el sector del gremio enfrentado a su conducción (que ya había anunciado que pararía) forzaron una definición de Fernández. Así tanto la UTA como los maquinistas de La Fraternidad que comanda Omar Maturano, alejados en los últimos tiempos de la CGT, oficializarán en las próximas horas su participación en la huelga.
Trabajadores del Subte liberan los molinetes y dejan pasar a los usuarios sin abonar el boleto. Foto: Maxi Failla
“Va a ser un paro contundente, se va a paralizar todo porque la medida no solo expresa los reclamos de las organizaciones sindicales y los trabajadores, sino a todos los sectores de la sociedad civil que se sienten maltratados por el Gobierno”, aseguró a este diario Gerardo Martínez, el titular de la UOCRA y uno de los referentes del grupo de “independientes” que junto a los “gordos” conforman el espacio dialoguista que controla la cúpula de la central obrera.
Desde esa misma vereda, Héctor Daer, jefe de Sanidad y miembro del triunvirato de conducción, remarcó que “va a ser un parazo” porque expresará el rechazo social a la pretensión del Gobierno de “consolidar un cambio histórico hacia un modelo de desigualdad, sin justicia social, sin organización sindical y sin convenios colectivos”, acusó.
También desde el ala más confrontativa de la entidad, Pablo Moyano justificó la huelga y escaló en sus críticas a la administración libertaria. Como antesala del paro general del jueves, el número dos de Camioneros participará este lunes de la jornada de asambleas con interrupción de los servicios que dispusieron una decena de poderosos gremios del transporte agrupados en la CATT en rechazó a la reversión de la quita del impuesto a las Ganancias para los trabajadores que obtuvo media sanción en Diputados. La protesta sectorial también afectará funcionamiento del transporte aerocomercial, marítimo, portuario y la actividad agroexportadora.
La reimplantación de Ganancias sumado a los cambios introducidos en el capítulo laboral de la Ley Bases que votó Diputados realimentaron el malestar sindical contra el Gobierno pese a que, tras las negociaciones reservadas con funcionarios de Milei (el asesor presidencial Santiago Caputo y el ministro Guillermo Francos) y la presión del diputado Miguel Pichetto, lograron desactivar de la reforma los artículos que suponían un fuerte recorte del poder y la caja de sus organizaciones.
Pablo Moyano, participará de la asamble informativa en Rama Combustible, en Dock Sud, Avellaneda.Foto: Luciano Thieberger
Ahora, y en paralelo al paro, la cúpula cegetista avanzará con su estrategia política de cara al debate en el Senado. Para ello ya agendaron para el martes por la tarde un encuentro con el bloque de senadores de Unión por la Patria. La expectativa de los sindicalistas es lograr un compromiso de la bancada para frenar la reversión de Ganancias y algunos artículos de la reforma laboral, como los que crean la figura del “trabajador independiente” (que podrá contratar hasta otros cinco trabajadores para llevar adelante un emprendimiento productivo y podrá acogerse a un régimen especial unificado, que estará basado en una relación autónoma, sin que exista vínculo de dependencia entre ellos) y el esquema de indemnización agravada en casos de despidos discriminatorios, entre otros puntos cuestionados por la CGT.
Apuesta por un paro total
Tras la movilización por el Día del Trabajador del último miércoles, la dirigencia sindical se concentró en asegurar la adhesión a la huelga por parte de todas las actividades. Junto con las gestiones para paralizar el transporte público, la mayoría de los gremios agrupados en la central obrera oficializó su respaldo a la medida de fuerza, a la que también se suman las dos CTA.
El paro afectará la producción industrial, el transporte de mercaderías y combustibles, la atención en los bancos, el funcionamientos de las escuelas y universidades, los vuelos y servicios aeroportuarios, la actividad comercial y los servicios en hospitales y clínicas, donde solo se atenderán guardias mínimas. Tampoco funcionará la atención al público en las dependencias estatales por la adhesión de UPCN y ATE, los subterráneos, colectivos y trenes, se paralizará la actividad en los puertos y servicios destinados a la exportación.
Fuente Clarin