Por Ricardo Roa
A los dirigentes no se les cae otra idea que hacer paros para mantenerse juntos. Los deseos políticos y nuevos emprendimientos de dos ex: presidente y ministro.
¿Qué es de las andanzas del ex Alberto Fernández? Anda de nuevo por aquí, sin que se lo note demasiado. Más bien, nada. Fabiola, su esposa, sigue, seguirá en España.
Vino por lo menos a dos cosas, sino a tres, destacadas. Una: cobrar la generosísima jubilación que el país le ha otorgado mientras le tacañea o más bien le roba a tantos y cuantos jubilados aportantes durante añares. Otra: estrenar nuevo trabajo. No es que haya dejado el negocio de los seguros. Ha sido contratado como lobbysta, otra de sus especialidades (recuerden Cristóbal López) , por Unir (Universidad Internacional de La Rioja), que da clases online y tiene sede en Logroño (La Rioja de allá) y sucursales en México, Colombia, Perú y Ecuador.
Unir está embarcada en vender cursos y carreras en Latinoamérica. ¿Fernández contribuirá a montar la sede local? Su dueño es el catalán Miguel Tomás Arrufat Pujol, amigo del no renunciado presidente, el socialista Pedro Sánchez y gestor del flamante empleo de Fernández.
También Fernández imagina otros planes, mayores: impulsar una nueva coalición que se diga de centro. Se entusiasma con aliarse con Lousteau y con Larreta, que ha intentado algo igual con los resultados que todos conocemos. Larreta está con más de un pie afuera del Pro. Lousteau la pasa mal en el radicalismo. Disidentes, uníos. Eso sí, sin Cristina para nada de nada, dice Fernández. ¿Ni Massa?
El corre, ve y dile añade que como tantos otros opositores que convierten sus deseos en pronósticos, Fernández asegura convencido que Milei fracasa más pronto que tarde, aunque, ya lo sabemos, esta clase de fechas de vencimiento son móviles. Conjetura: ¿estará anotado en este proyecto su amigo Albistur, el que le presta el departamento de Puerto Madero y taroteó muy seguro que Milei era Semana Santa porque no se sabía si caía en marzo o abril? Fernández sorprende con algo más: ofrece aportar sus contactos con el Grupo de Puebla, que intentó convertirse en una remake de la UNASUR. Si de verdad piensa eso, está peor de lo que parece estar. Puebla es un grupo de políticos desocupados del progresismo.
Esfuerzos por permanecer. Como el de Massa, también con nuevo emprendimiento. En algún momento se habló de su contratación por el fondo Greylock. Lo que se dice ahora es que, con apoyo de Hans Humes, mandamás de ese fondo, armó la consultora Emberlink y tiene (como tuvo y ahora amenaza retomar Cristina) sus clases magistrales para inversores. Dio ya cuatro. Otro esfuerzo notable que se apaga cuando alguno le pregunta cómo es que la gente le aguanta a Milei tanto ajuste. Una respuesta simple que él no puede decir: es porque la mayoría sabe que la culpa de lo que nos pasa la tiene su gobierno.
Y como éramos pocos, apareció el paro de la CGT, atrapada entre sus propios dirigentes, a los que no se les cae otra idea para mantenerse juntos que la de hacer paros, aunque saben bien que los paros no arreglan nada y Milei festeje que se los hagan a repetición. El jueves casi se borran los gremios del transporte, a los que únicamente la torpeza del gobierno con los subsidios sumó a la huelga. Todos sabemos cómo le hubiera ido a la CGT con trenes, subtes y colectivos andando.
La imagen de los dirigentes después del paro explica por qué marchan, cómodos, en los últimos puestos del prestigio. Para colmo, esta vez se habló más de los aprietes, tan del cuño sindical, sobre todo de camioneros, en estos trances y no sólo en estos trances. La añeja (añejo no siempre significa mejora) dirigencia no pierde más imagen porque, sencillamente, la tiene en cero.
El kirchnerismo sigue haciendo sustracción de la bandera de los derechos humanos. En Buenos Aires están en ese otro esfuerzo, declarando de interés educativo provincial un programa para los secundarios titulado Jóvenes y Memoria. Como suele ocurrir con muchos de estos títulos, esconden la verdad de la milanesa.
Los talleres buscan “que se ubiquen elles, les jóvenes, en todo ese entramado… de militancia y cultura”. ¿Cuál es ese entramado? La investigación, entre otras cosas, de “les vecines desaparecides” y “los discursos dominantes en los medios”. Más allá de esa tontería pedante de sacralizar la palabra militante, no se toca lo que pasó en el gobierno peronista de los 70. Hablando de memoria, hacen desmemoria. Borran la memoria mientras proclaman que la recuperan.
En El Padrino 3, Michael Corleone se lamenta de que no puede huir del pasado. Dice que cuando quiere hacerlo el pasado vuelve a empujarlo hacia atrás. Es una metáfora que nos persigue. Entre el 73 y el 76 explotó la violencia: hubo cientos de atentados y asesinatos. Hoy se cumplen 50 años de uno de los más sonoros: el nunca esclarecido del padre Mugica, atribuido tanto a la Triple A como a los Montoneros, es decir, a los extremos del peronismo. La Triple A odiaba a Mugica por lo que había hecho: guiar a jóvenes católicos a la lucha armada. Los Montoneros, algunos de ellos discípulos de Mugica, como Firmenich, lo odiaban por lo que estaba haciendo: denunciar que usaban las armas contra Perón. Lo consideraban un traidor.
Como estos otros viejazos de los paros generales, las omisiones históricas, los vaticinios/deseos de caída de los gobiernos ajenos, siempre vendiendo la patria, persiste la fantasía de que la ficción se puede crear a antojo y mantener eternamente, que es justo lo que parece estar tocando a su fin: la triste realidad se impone, se va imponiendo a cualquier discurso.
Lo que, por el momento, y van cinco meses, no cambia es otro esfuerzo, el que mira para adelante, el de la gente aguantando el ajuste y sufriendo también a los que no se ajustan ni en ideas y mucho menos en plata. Como esos senadores K, que huelguearon de modo que los viera todo el mundo, solidarizándose, decían, con los ajustados por Milei, horas después de haberse auto desajustado aumentándose sus dietas millonariamente. ¿Es curioso o bien argentino esto de que los ajustados otorguen tiempo al gobierno y los causantes del ajuste no oculten que quieren que caiga?
Fuente Clarín