El nuevo libro del presidente Javier Milei, “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”, tiene plagios. Y no sólo no es la primera vez que lo hace, sino que en esta ocasión dio un paso más allá: ahora llegó a copiar fragmentos de un investigador del Conicet, el mismo organismo que su gobierno parece empeñado en clausurar.
Parece casualidad, pero fue a esta altura del año, pero en el 2022, cuando revista Noticias descubrió que su libro “Pandenómics” contenía copias textuales a seis autores diferentes, uno de los cuales llegó a hacerle una denuncia judicial. El nuevo hurto reactualiza esta investigación y vuelve a poner el foco en dos preocupaciones centrales: pone en duda la honorabilidad del Presidente -plagiar es un delito tipificado en la ley de Propiedad Intelectual y, aunque rara vez se efectiviza, el artículo 172 del Código Penal establece penas de un mes a seis años de prisión- y también su capacidad intelectual a la hora de ejecutar políticas económicas, en un contexto de un ajuste muy severo. Pero nada de todo esto detiene a Milei, el maestro del copy paste.
Hacia el final de su nueva obra, según detectó Noticias, el Presidente combinó contenido presumiblemente genuino con algunos pasajes refritados de textos de sus otros libros: hasta ahí todo normal, aunque no deja de llamar la atención que las primeras 105 páginas son desgrabados de discursos suyos (como el que dio el día de la apertura de sesiones en el Congreso, que se puede encontrar en cualquier sitio web), que están reproducidos al pie de la letra. Esto último no es una manera de decir: una de las alocuciones es la del día en que le dieron el doctorado simbólico en la escuela de Alberto Benegas Lynch y ahí aparecen fragmentos insólitos, como el de una presentadora que pide que “por favor apaguen sus celulares” y que luego nombra a algunos de los presentes.
Pero en la página 265 de las más de 300 que tiene el libro, Milei explica que “en los modelos de ciclo real, las fluctuaciones de la producción agregada y del empleo no son manifestaciones de fallos de coordinación en los mercados o de rigideces de precios, sino el resultado natural de una economía competitiva en equilibrio, en que individuos racionales toman decisiones óptimas de asignación intertemporal de los recursos en respuesta a perturbaciones estocásticas (con incertidumbre) en la función de producción. No hay, pues, lugar para las políticas de estabilización, que serán subóptimas, porque las asignaciones a que se llega espontáneamente, incluso con desempleo, son Paretoeficientes”. Lo mismo que se puede leer en el libro de ensayos de 2007 “Teorías Económicas sobre el mercado de trabajo II: Neoclásicos y nuevos keynesianos”, publicado por el Fondo de Cultura Económica y escrito por los autores Julieta Albano, Ramiro López Ghio, Pablo E. Pérez, Julieta Salas, y Fernando Toledo, y dirigido por el economista Julio César Neffa. Todos ellos son investigadores o colaboradores del Conicet, el organismo científico que el Gobierno amenazó primero con cerrar, también con privatizar y finalmente con reorganizar. El plagio en cuestión es el ensayo “La teoría del ciclo real de los negocios y su interpretación sobre el mercado laboral”, incluido en el libro y cuyo autor es el economista Fernando Toledo.
Luego, cuando el Presidente viene hablando de la teoría cuantitativa del dinero y explica los postulados de los autores Fisher y Pigou, es donde aparece el segundo plagio, sobre el trabajo “Demanda por dinero: Teoría, evidencia, resultados”, escrito en el año 2000 por Verónica Mies y Raimundo Soto, ambos profesores asociados de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Pero no fue solo un párrafo, sino alrededor de diez, repartidos entre la página 330 y la 337. “La misma existencia del dinero como medio de reserva intertemporal de valor es difícil de justificar, considerando que existen otros activos que pueden realizar una función similar, pero que además podrían beneficiar a los individuos con un retorno nominal mayor a cero. Más aún, los agentes aceptan dinero aun cuando su poder adquisitivo en el futuro sea incierto, lo que plantea la duda sobre por qué los consumidores podrían desear un activo riesgoso, cuyo retorno nominal es cero y el real usualmente negativo”, dice uno de los párrafos copiados, y es sólo un ejemplo de lo que se puede leer en ambos textos.
En tercer lugar, de acuerdo a lo que descubrió Noticias, hay varios párrafos, entre la página 353 y 357, que figuran casi textuales en distintos archivos de la página Studocu, que según su descripción “es donde a más de 70 millones de estudiantes les encanta acceder a más de 35 millones de los mejores documentos de estudio del mundo”. Se trata de apuntes, sin nombre ni autor, de distintas carreras de diferentes casas de estudio, orientados a que los estudiantes puedan evacuar sus dudas. Algo así cómo la página “Rincón del Vago”, pero versión estadounidense.
Fuente Mendoza Today