Las canteras de Alpedrete son una antigua explotación de granito ahora en desuso, situados en zona de especial conservación de la cuenca del río Manzanares, y que ha mantenido, en los huecos de los antiguos lugares de extracción, láminas de agua donde encontrado un refugio una rica población de anfibios e insectos. La Comunidad de Madrid acaba de concluir su rescate, gracias a unos trabajos de restauración que han conseguido recuperar la biodiversidad en la zona.
El consejero de Medio Ambiente, Carlos Novillo, ha visitado este martes el espacio, incluido dentro de la Red Natura 2000, y ha podido ver cómo los huecos mineros en desuso, que quedaron allí tras la extracción del granito, se han llenado de vida y la mantendrán gracias a una restauración respetuosa y que ha permitido poner de nuevo este terreno a disposición de los vecinos para, entre otros, darle usos tradicionales como la ganadería.
Además, también se ha señalizado un itinerario que podrá seguir quien quiera pasear por la zona, y donde encontrará información sobre los valores ecológicos y la tradición de cantería en la que se ha sustentado durante muchos años la economía local.
Esta no va a ser la única zona minera en desuso que se recupere: de hecho, desde la Consejería de Medio Ambiente adelantan que tienen dispuesta una partida de 1,6 millones de euros para renovar y recuperar otros tres antiguos emplazamientos de las mismas características, situados en los municipios de Rivas (El Campillo), Aranjuez (Soto de las Cuevas) y Navacerrada.
Los trabajos que se han llevado a cabo en estas canteras de Alpedrete han permitido recuperar el relieve y también la biodiversidad autóctona, en un espacio considerado de gran valor ecológico. En total, se han regenerado 22 frentes de canteras y nueve hectáreas forestales, todos ellos en dos montes de gran valor propiedad del Ayuntamiento de Alpedrete, y que están incluidos en la Zona de Especial Conservación de la Cuenca del río Manzanares, en la zona de transición de la Sierra de Guadarrama y en la Reserva de la Biosfera de la Cuenca Alta de los ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama (La Dehesa de la Golondrina).
En gran parte, estos terrenos ahora recuperados están cubiertos por encinares y pinares, y cuentan con gran número de rocas que llevaron all´li la actividad minera a mediados del siglo XX. Pero a día de hoy, esta actividad es residual.
Algunos de los antiguos lugares de extracción, en que quedan enormes huecos, se han inundado y convertido en láminas de agua donde han encontrado refugio anfibios e insectos. Además, también se ha aprovechado este proyecto de rehabilitación para adecuar la zona a la vida de los murciélagos, y la erradicación de especies exóticas invasoras, además de desarrollar berrocales para pequeños animales, y la instalación de puntos de agua.
Una vez finalizados los trabajos, los terrenos se han puesto a disposición de los vecinos, que podrán utilizarlos para usos tradicionales compatibles, como la ganadería, o el ocio: es un espacio ideal para el senderismo, con un paisaje muy singular.
También se han mantenido, con fines científicos, frentes de explotación para permitir posteriores estudios sobre el origen de las rocas de muchas de las viviendas construidas en la zona. En el proyecto ha colaborado el grupo de Restauración Geomorfológica de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid.
Los trabajos llevados a cabo sobre estas antiguas canteras se han desarrollado a lo largo de siete meses, y han sido financiados con fondos europeos del plan Next Generation.
Fuente ABC