Por Alejandro Borensztein
El acuerdo en Tucumán se vio un poquito berreta. Por mucho que aporte Karina, sin las firmas de Cristina y Macri, sirve para poco y nada.
Es una lástima que el Juez Lijo no haya sido invitado a participar del Pacto de Mayo firmado en Tucumán. Analicemos la parábola que esconde esta idea.
Hay momentos en los que Javi parece un audaz estadista dispuesto a sacar al país de esta catástrofe e iniciar un proceso de crecimiento, bienestar y riqueza. Y hay momentos en los que parece Olmedo en el sketch de Costa Pobre.
Algo de eso se vio en ocasión del Pacto de Mayo firmado este martes 9 de julio. Dicho sea de paso, suena raro, es como si el Pacto de San José de Costa Rica se hubiese firmado en Singapur.
Volviendo al punto, lo que debió ser el tan reclamado acuerdo político, imprescindible para lograr algún cambio, terminó siendo una puesta en escena medio bananera.
Seamos claros: de nada sirve un acuerdo político sin la firma de Macri y de Cristina. Si bien tuvo el respaldo fundamental de Karina Milei (firmó y está en la foto), no parecería suficiente. Acá podríamos parafrasear al trovador de la festichola de Olivos: “sin Karina no se puede pero con Karina sola no alcanza ni a palos”.
Cristina ni siquiera fue. Ella no suele ir a fiestas a las que no invitan chavistas, por eso últimamente su vida social se resume en Netflix, Rapanui, sermonear en X y a dormir. En cambio Macri le puso garra y fue. Los cráneos del gobierno lo ningunearon. Fea la actitud.
El Gato se vino de Europa, voló a Tucumán, se congeló hasta los huesos y no le dieron ni cinco de pelota. Los genios de LLA humillaron al único ex presidente que tuvo la grandeza de asistir. Deberían valorar que el tipo no solo vino especialmente, sino que encima renunció a España 2–Francia 1 y a Inglaterra 2–Países Bajos 1.
Todos sabemos que al capo del PRO, jefe político de numerosos diputados, senadores e intendentes, le podés suspender una reunión de Estrategias Políticas para la Defensa de la República, pero arruinarle dos partidos de la Eurocopa es una guachada imperdonable. Por suerte Macri no es demasiado rencoroso.
En este ríspido contexto, el ministro Caputo dijo cosas. Por ejemplo, que las jubilaciones se duplicaron en dólares. O sea que la próxima vez que un jubilado viaje a París, la habitación en el Ritz Carlton Hotel le va a costar la mitad. Un capo.
También adelantó por Radio Mitre con Feinmann que en los próximos meses la Argentina se va a poner cara en dólares. Si bien todos entendemos lo que quiso decir, habría que contarle a Caputo que, antes de llegar a ponerse cara en dólares, ya está carísima en pesos.
Después explicó que el dólar está subiendo por los especuladores, los bancos y no sé cuánta cosa más. Nada que no hayan dicho, desde Krieger Vasena para acá, todos los ministros de economía de la historia argentina.
Cada vez que se dicen estas cosas, lo que suele pasar es que el dólar sigue subiendo hasta que al final rajan al ministro y nombran a uno nuevo, que tampoco sabe qué carajo hacer, pero que la va llevando hasta que de repente el dólar empieza a subir otra vez. Ahí el tipo sale a explicar que el dólar sube por los especuladores, los bancos y no sé cuánta cosa más… hasta que a este también lo rajan y traen a otro, y así van pasando las décadas hasta que un día te morís, te lloran un rato y chau.
Sin embargo, Caputo también dijo algo que vale la pena analizar porque con esa data podríamos hacer una moneda. Veamos.
Según explicó el ministro, cuando asumieron el Banco Central tenía un rojo de 11.000 palos verdes. Para cubrir ese rojo, el gobierno anterior usaba los dólares que los ahorristas teníamos en los bancos. Dicho en criollo, Alberto, Cristina y Massa habían tomado prestado los dólares de los ahorristas. Sin pedir permiso, obviamente.
¿Para que usaron nuestros dólares? Simple: para tratar de que Massa gane las elecciones. Parece que no les alcanzó. Una pena.
Por suerte, en los últimos meses, el Central recuperó reservas y de a poquito, sin que nos avivemos, nos fueron devolviendo los dólares. Desde ya, muchas gracias.
Resuelta la devolución del capital, llegó el momento de reclamar los intereses. Siendo que la guita la tomó el trío Alberto/Cristina/Massa, les corresponde a ellos resolver el temita. Nosotros, con bastón y con galera, le cobramos a cualquiera. Hagamos números.
Los 11.000 palos verdes equivalen, al cambio del viernes, a 16.280.000.000.000 de pesos. O sea unos 16 billones de pesos. Si aplicamos el interés que aplican las tarjetas de crédito (TEA 166%) te da que, pasado un año, Alberto/Cristina/Massa nos deben a los ahorristas unos 27 billones de pesos. Amigo lector, agarre la calculadora y verá que no le miento.
Si bien cada ahorrista tendría el derecho de cobrarle al trío maravilla el proporcional de los dólares que “les prestó”, lo más justo sería ser solidarios y repartir los intereses entre los 47 millones de argentinos. En ese caso, los tres grandes del latinoamericanismo le deben a cada argentino 574.995 pesitos.
Si en su casa son cuatro de familia, les tocarían 2.299.980 pesos. Imagínese la escena. Sergio bajando de la van presidencial que se tuvo que meter en el upite, de traje y corbata, rodeado por los asesores brasileños, con la valijita llena de pesos. Casa por casa. Hermoso.
Parece mucha plata pero para el kirchnerismo no lo es. Ellos tienen ahorros y, sobre todo, buenos amigos. Los ahorros ya se los vimos y a los amigos ya se los conocemos. Entre el amigo del tabaco, el amigo de Tierra del Fuego, el amigo del cloro, el amigo del banco, los amigos que se beneficiaron con la joda de las SIRA y algún que otro amigo narco, pueden juntar la guita sin problema.
Y de última, si no quieren tocar el canuto y los amigos de siempre ya no les dan bola, está la posibilidad de esperar que el Fondo Burford se cobre los 16.000 palos verdes que la justicia americana ordenó pagar por la genialidad que hicieron Cristina y Kicillof con YPF.
Seguramente, cuando llegue el momento de cobrar, el compañero Burford le dará su parte a los compañeros Eskenazi y estos, a su vez, repartirán con el compañero o la compañera que corresponda. Ahí está la billetera que habrá que ir a morder.
El plan es perfecto, salvo por un detalle: de comprobarse que la compra de YPF por parte de los Eskenazi fue fraudulenta, se podría caer el fallo en EEUU. Justamente por este asunto hay una causa en Comodoro Py que está dormida.
Amigo lector, adivine en qué juzgado está durmiendo la causa. ¡¡Yes!! El juzgado de Lijo, también conocido como el Juez Sommier Center.
De ahí que es muy importante que Lijo vaya a la Corte, se lleve el expediente en la valija, le haga noni noni para siempre, se caiga la causa del fraude, el juicio en EE.UU. quede firme, Burford cobre, reparta con sus socios y después cobramos todos nosotros.
Para eso servía el acuerdo en Tucumán: Lijo a la Corte propuesto por Milei con el apoyo de todos.
Cristina, Macri y Lousteau se hacen los boludos. Si estuvieran en contra de la postulación de Lijo ya lo hubieran dicho. La realidad es que no saben de qué disfrazarse para justificar lo que van a hacer.
Amigo lector, nosotros ya tenemos una buena razón para apoyarlo: 574.995 mangos por cabeza.
¿Querían una Moncloa? Acá la tienen.
Moncloa para la impunidad, pero Moncloa al fin.
Fuente Clarin