Juan Carlos de Pablo, uno de los economistas predilectos del presidente Javier Milei, pidió mantener las esperanzas en el trabajo del Gobierno, pero advirtió que no se pueden esperar grandes resultados en el corto plazo. “No somos Noruega, no hay que hacerse demasiadas ilusiones”, afirmó.
Entrevistado en Radio Con Vos, el especialista aseguró que la realidad es muy dinámica y recomendó bajar las expectativas en una gestión que, hasta el momento, se aferra al único instrumento que le queda, el del equilibrio fiscal.
“Antes de hacer cualquier análisis, hay que tener en cuenta las limitaciones que tiene el Gobierno, sin gobernadores, con poca representación legislativa. Se aferra a lo que tiene, que es la política fiscal. Si uno no entiende eso, no entiende nada”, aseveró De Pablo, quien relativizó el diagnóstico de varios de los economistas que hablan a diario en los medios de comunicación.
“La pregunta que hay que hacerse es qué van a hacer estos tipos, Caputo, Milei y Bausili, cuando se den cuenta de algo que algunos de estos economistas creen ya saber. ¿Se van a suicidar, van a renunciar o se van a poner a laburar? Me parece que se van a poner a laburar. No es que yo sepa lo que van a hacer porque ni ellos lo saben. Pero decir que todo es insostenible e irme a mi casa como si fuera una foto, no”, apuntó.
“Esto es muy dinámico, la sostenibilidad se pelea todos los días en un contexto absolutamente fluido donde uno quiere hacer las cosas bien y no le creen, esto es así”, completó.
Por esa dinámica tan cambiante, De Pablo evita dar cualquier tipo de pronóstico a futuro, pero pidió “no hacerse demasiadas ilusiones”.
“Esto no es Noruega, no le demos tanta vuelta. Aspiremos a cosas mejores pero no seamos demasiados pretenciosos, hay que manejarse sin demasiadas ilusiones”, respondió el especialista al ser consultado sobre el futuro del plan económico del Ejecutivo.
Ese mensaje de calma lo trasladó además a los funcionarios del Gobierno, a quienes les recomendó “no volverse locos” si algunos indicadores muestran contratiempos.
“Yo no tengo ningún problema si la inflación de agosto es 5%, porque puede ocurrir. Eso no quiere decir que la política no se vuelva loca buscando un techo, pero eso no es propio de la economía, hay que separar el análisis”, concluyó.
Fuente El Cronista