Sabemos que Javi está medio loco pero hay que reconocer la habilidad que tiene para enloquecer también al PRO, al radicalismo y al kirchnerismo.
Antes que nada, celebramos la aprobación en el Senado de la ley que introduce la Boleta Única. Hace años que la sociedad venía reclamando esta medida. Según los especialistas, este nuevo sistema mejora la transparencia electoral, dificulta el fraude y elimina el negocio de la impresión de boletas. Obviamente, la ley se aprobó con la oposición total de los peronistas que ven en esto una maniobra para perjudicarlos. No deberían preocuparse tanto, el peronismo es muy talentoso. Ya le van a encontrar la vuelta.
Dicho esto, vayamos a lo importante.
Si bien estamos todos de acuerdo en que el presidente Milei está completamente loco, hay que reconocer que el tipo tiene una extraordinaria capacidad para enloquecer al PRO, al radicalismo y al kirchnerismo por igual y al mismo tiempo. Algún talento oculto debe haber debajo de ese peinado presidencial, mundialmente reconocido.
En principio, veamos el kirchnerismo. La razón por la que Javi los enloquece es evidente: además de haberle robado buena parte de su electorado, Milei se anima a hacer cosas que Cristina hubiera querido hacer pero que, por su extraña condición de chavista con escrúpulos, nunca se animó.
¿Cuánto le hubiera gustado ser Ella la que fuese a la UIA a hablar mal de los industriales delante de ellos mismos, como acaba de hacer Milei? ¿Qué no hubiese dado Cristina por animarse a tratar a medios y periodistas de mediocres, ensobrados y comunistas?
El día que Javi redoble su locura y le grite a algún periodista “sos un p… de m…”, Ella lo va a admirar con todo su corazón, por más corrección política que intente aparentar. Si la conoceremos.
Para tratar de disimular el asombro y la admiración que, en el fondo de su alma, Ella siente por el León, ahora se le ha dado por debatir con él sobre economía. Justo Ella que fundió al país y justo con Milei que todavía no sabemos si es un genio de la economía o es un versero que habla en difícil para que no lo entienda nadie.
Ni hablar de cómo el resto del peronismo se ha emputecido con Javi. Desde Moreno a Mayans, toda la derecha peronista está desesperada por hacerle juicio político pero al mismo tiempo no pueden disimular la fascinación que sienten por Vicky. Otra que los vuelve locos.
Atenti con este dato que no es menor a la hora de comprender el fastidio de Cristina: apareció otra. Más joven, más atractiva y muchísimo más mala. Hasta Javi le tiene miedo.
En la confusión que provoca la locura, el kirchnerismo salió a defender a los jubilados como si no hubieran sido ellos mismos los que quebraron el sistema previsional. Fue la propia Cristina la que en 2011 vetó el 82% móvil. No les quiso dar el aumento cuando tiraban manteca al techo con la soja a 600 mangos y ahora pretenden jubilaciones dignas con la soja a 370 y la herencia catastrófica que dejaron Ella, Massa y el Compañero Onanista.
Por su parte, el radicalismo no está menos trastornado que el peronismo. Es curioso verlos tambalear porque Milei les torpedeó el bloque de diputados, siendo que el internismo y las rupturas en la UCR han sido siempre la especialidad de la casa.
La cosa viene de lejos. No vamos a remontarnos a los tiempos de Yrigoyen, pero a finales de los 50 la UCR se dividió entre la UCR Intransigente con Arturo Frondizi a la cabeza y la UCR del Pueblo liderada por Ricardo Balbín.
Entusiasmados con las rupturas, años después la UCR Intransigente se volvió a subdividir entre el Partido Intransigente de Oscar Alende y al MID de Frondizi. Ahí mismo Balbín aprovechó, serruchó la parte del cartel que decía “del Pueblo” y se quedó con el sello original de la Unión Cívica Radical.
Todo esto puede sonar a viejo (y vaya si lo es) pero sirve para entender lo que siempre le pasó a los radicales. Tengamos en cuenta que de la UCR se desprendió Margarita Stolbizer que formó el GEN, Ricardo Lopez Murphy que también armó su propio partido y, por supuesto, Lilita que armó el ARI y luego le fue cambiando el nombre al programa hasta que terminó de redondear el formato y estrenó la Coalición Cívica.
Por si quedara alguna duda sobre la confusión que viene reinando en la UCR, recordemos que en las elecciones presidenciales de 2007 llevaron de candidato a un peronista: Roberto Lavagna.
Aquella decisión tuvo su lógica porque en las elecciones anteriores del 2003, la UCR había llevado de candidato a Leopoldo Moreau quien rompió todos los récords mundiales al ser el primer gran partido mayoritario en sacar el 2,34% de los votos. No lo votaron ni los descendientes de Yrigoyen ni los de Balbín ni los de Alfonsín.
Tan vergonzoso fue lo de Moreau que el tipo se fue a su casa, la pensó bien y volvió convencido de que era mucho más negocio hacerse peronista. Hoy transcurre su intrascendencia en el Instituto Patria donde cada tanto pasa Cristina, le acaricia la cabeza y le da un terrón de azúcar.
Remata esta historia Ricardo Alfonsín que hace unos dias dejó la UCR y anunció un nuevo emprendimiento.
Cuesta entonces entender que toda esta gente tan experimentada en el arte de la interna haya sido enloquecida por Milei hasta llevarlos al borde de una nueva ruptura.
Ocurrió que algunos diputados radicales que habían votado en contra del gobierno en el tema jubilatorio, pocos días después y sobre el mismo asunto, cambiaron de opinión y votaron a favor del gobierno.
Por supuesto, esto generó todo tipo de sospechas y acusaciones cruzadas. Cristina denunció que los habían comprado y los acusados se defendieron alegando que el cambio del voto sobre la movilidad jubilatoria estaba relacionado con el déficit en las cuentas del gobierno. El tema no está claro.
Habría que ver a cuánto cotiza el kilo de diputado radical en el mercado de Chicago, pero a simple vista daría la impresión de que esta movida política no alteraría el equilibrio fiscal.
En cualquier caso, Milei consiguió que una parte del bloque radical vote para un lado y otra parte vote para el otro. Esto es absolutamente coherente con la historia y también con el presente. Al fin y al cabo, el presidente actual del partido es Martin Lousteau, un repentino radical que fue ministro en el gobierno peronista de Solá y luego ministro en el gobierno peronista de Cristina.
Por su parte, el PRO no necesita que Milei los enloquezca porque ellos saben enloquecerse solos. Así quedó demostrado entre 2021 y 2023 cuando, teniendo la elección presidencial ganada, se volvieron loquitos y terminaron terceros.
Sin embargo, se ve que a Javi no le alcanza y les sigue dando cuerda. Peligrosamente, lo está boludeando a Macri sin tener en cuenta que, si se le arma quilombo, el único que podría estar para ayudarlo es el Gato. Si yo fuera Javi, sería más cuidadoso. Dicen que entre los defectos que tiene Macri, puntea cómodo el rencor.
Como si todo esto fuera poco, Milei ha logrado también enloquecer a los del FMI. Sacaron de la negociación con Argentina a un tal Rodrigo Valdés, que no es el colombiano que peleó dos veces con Monzón, sino que es un economista liberal chileno de derecha al que Milei acusó de comunista. Tanto los enloqueció el peluca que, para que no les rompa más los kinotos, lo corrieron a Valdés.
No es fingir demencia. Es la locura que está de moda. A divertirse.