Por Ariel Corbat
Leo, con asco, el artículo de opinión escrito por Martín Balza que publica Perfil bajo el título: “Crímenes y delitos para hacer el bien”.
Principia Balza por calificar de ignorantes, agresivos y fanáticos a diputados y políticos que, según su rebuscada y kirchnerista interpretación, reivindican a generales del Proceso de Reorganización Nacional.
E inmediatamente aclara Balza (como si falta hiciera) que no es de su interés recordar los crímenes del terrorismo castrista, sino seguir machacando sobre la criminalidad de las Fuerzas Armadas (FFAA) y particularmente del Ejército Argentino.
Lo divertido del artículo es leer el párrafo de su diatriba contra el general Jorge Rafael Videla, porque el 26 de Mayo de 1989 lejos de repudiar al dictador le escribía para felicitarlo por el Día del Ejército agradeciéndole “que tanto diera por el engrandecimiento y profesionalización” de la institución. Y de su puño y letra finalizaba: “Hasta siempre mi General”.
Pero hay más. Tal como se puede leer en otra nota de Perfil Balza también le escribió a Videla el 20 de diciembre de 1989, para las fiestas navideñas, como subjefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Y allí, el Balza del que el Balza de hoy no se acuerda, escribió: “A nadie escapa ya que los tiempos de la historia han comenzado a reubicar los hechos, iluminando la verdad que algunos intentaron colocar bajo un cono de sombra tan falso como poco creíble”. Y por si ello no fuera lo suficientemente claro, escribió esta joyita de chupada de medias: “La conjunción de estas fiestas navideñas y el brillo de una gesta heroica que empieza a adquirir su real dimensión a pesar de las falacias, debe ser interpretado con la Fe y la Esperanza del que contempla un nuevo amanecer”. Hermoso y poético.
Una pena que Balza no recuerde el delicado trazo de su pluma, pero entendamos que, a veces, los poetas se guían por la inspiración del momento y embriagados por las musas olvidan lo escrito.
Conforme al relato kirchnerista, intenta el embajador del régimen hacer pasar como justicia a la farsa de los llamados “juicios de lesa”, que son en rigor de verdad un prevaricato sistematizado.
Desde el 2003, con esos inconstitucionales “juicios de lesa” impulsados como pantalla para la corrupción kirchnerista, el Poder Judicial se deshonra abandonando la lógica jurídica por el capricho político.
Ante el esfuerzo que muchos, cada vez más, venimos haciendo por dejar expuesto que lo que se ha vendido como un “logro” de los tribunales argentinos en materia de Derechos Humanos, no es otra cosa que infame prevaricato sistematizado, tan evidente que ya no hay manera de disimularlo, todos aquellos que son cómplices del prevaricato y los que de alguna forma se han visto beneficiados con negociados tales como la estafa con los desaparecidos o prebendas asociadas a lo mismo, están desesperados por silenciarnos.
Es la razón por la que Balza, termina su artículo con una hipocresía antológica diciendo que reconocer a los presos políticos como tales, “afectaría el prestigio y la credibilidad argentina ante el mundo, y estaríamos (como Cuba, Nicaragua y Venezuela) ante la negación existencial del sistema republicano y el respeto por los derechos humanos”.
Mensaje personal a Martín Balza
Según su miserable y engañosa moralina, el capitán Juan Carlos Leonetti no sería un Héroe de Guerra, sino un terrorista de Estado que allanó de manera ilegal el departamento en el que moraba el jefe del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) Mario Roberto Santucho. Y hoy estaría preso de no haber muerto en cumplimiento del deber.
Según su miserable y engañosa moralina, el entonces subteniente Emilio Morello, por citar un caso particular entre tantos otros oficiales y suboficiales jóvenes, debe pudrirse en la cárcel por no cuestionar las órdenes de sus superiores. ¿Con qué autoridad moral pretende que olvidemos a nuestros soldados en las cárceles? En 1989 usted todavía sobaba las medias de Videla, ¿acaso si en 1976 Videla lo hubiera destinado a atacar posiciones del ERP o de Montoneros le hubiera pedido usted la orden del juez? Pues no. Nadie lo hizo, nadie lo hubiera hecho, porque era absurdo hacerlo. Más allá de la estampita de puritano en la que pretende verse, usted hubiera obedecido como se obedece en toda guerra. Especialmente en las que se viven como “una gesta heroica”.
Según su miserable y engañosa moralina, no somos Cuba, ni Nicaragua, ni Venezuela, porque tenemos jueces que juzgan y condenan militares. ¿Cómo puede usted ser tan hipócrita? No somos ni seremos ninguna de esas dictaduras porque nuestras Fuerzas Armadas vencieron al terrorismo castrista. Y tan apabullante fue la victoria, que ni siquiera 20 años de kirchnerismo lograron que el enemigo consiguiera por medios políticos lo que no obtuvo por las armas.
Según su miserable y engañosa moralina, es condenable haber defendido la Patria venciendo en la “Guerra Revolucionaria” (Guerra Sucia, la llamo yo) declarada por enemigos que aspiraban a exterminar para siempre el estilo de vida argentino definido por los constituyentes de 1853/60.
Usted, con su miserable y engañosa moralina, pasó de hacer una autocrítica necesaria a ser funcional al enemigo. Y de ser funcional al enemigo a aliarse con el enemigo para mantener prisioneros a sus otrora camaradas.
Su miserable y engañosa moralina, habrá de cobrársela la historia:
No tengo dudas que el capitán Juan Carlos Leonetti siempre será recordado por la Patria y el Ejército Argentino como un Héroe de Guerra. De esa guerra que usted niega.
A usted, en cambio, nadie le negará sus méritos en Malvinas, sin embargo sobre ello, habrá una palabra que, dadas sus inconsitencias históricas, lo acompañará mientras dure su recuerdo: traidor.