Por Maria Zuppello
En los últimos meses, una serie de atentados, afortunadamente frustrados por operativos policiales, han mostrado cómo avanza la amenaza del radicalismo islámico de Hezbolá y del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) en Latinoamérica. Aunque tienen detrás ideologías religiosas diferentes, estos extremismos encuentran en la región un punto de contacto en ciertos temas, como el reclutamiento de lugareños para cometer atentados, el proselitismo en comunidades indígenas, una visión antioccidental y un aumento del antisemitismo tras la crisis en el Medio Oriente.
Además, existe otro plano de convergencia, que es el uso de actividades ilícitas para financiar operaciones terroristas. Esta dinámica lleva a menudo a estos grupos a interactuar con la criminalidad organizada local, con el resultado de un refuerzo mutuo.
El reclutamiento de lugareños
Según Emanuele Ottolenghi, experto en Irán y Hezbolá del instituto de investigación Fundación para la Defensa de las Democracias, la operación Trapiche de la Policía Federal de Brasil, que frustró una serie de atentados de Hezbolá contra comunidades judías en Brasil en noviembre de 2023, puso de relieve una nueva estrategia del proxy de Irán, a saber, el reclutamiento de locales para llevar a cabo los atentados.
Otro ejemplo es el de Fábio Samuel da Costa Oliveira, de 20 años, quien recibió siete años de prisión en julio de 2024 por terrorismo y cooptación de menores por intentar reclutar a adolescentes de São Paulo y Río de Janeiro para ISIS, indicó el sitio brasileño de noticias Metrópoles. Durante su sentencia se reveló cómo él y un amigo, ambos radicalizados en Internet, estaban preparados para llevar a cabo atentados contra los consulados de Israel y Estados Unidos en Brasil.
En Argentina, el pasado agosto, las autoridades desmantelaron una red yihadista local en la provincia de Mendoza. El grupo, indicó el diario argentino Clarín, utilizaba redes sociales y aplicaciones de mensajería para compartir propaganda del ISIS y preparar atentados contra objetivos judíos en la región.
“La gran diferencia es que los locales reclutados por Hezbolá hasta ahora no tienen ninguna implicación ideológica con la organización terrorista, a diferencia de los jóvenes que son radicalizados por ISIS”, explica a Diálogo Rashmi Singh, profesora de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Minas Gerais, Brasil.
En su reciente trabajo La trama terrorista de Hezbolá en Brasil, Ottolenghi señala que el reclutamiento de locales es “un cambio de estrategia de Hezbolá” para desestabilizar, descargando posibles responsabilidades criminales en terceros. “Con episodios de antisemitismo en aumento en todo el mundo, un atentado con éxito podría haberse disfrazado como un crimen de odio urdido por extremistas locales en lugar de uno orquestado por Hezbolá”, escribe Ottolenghi.
Irán también ha preferido contratar mercenarios locales desde hace tres años. “En 2021, tres ciudadanos azerbaiyanos intentaron asesinar a la disidente iraní Masih Alinejad en Nueva York. Ese mismo año, un operativo iraní reclutó a dos criminales colombianos para atentar contra empresarios y diplomáticos israelíes y estadounidenses”, dice Ottolenghi.
El reclutamiento de nativos
En octubre de 2023, el Coronel de la Policía Nacional del Perú Max Anhuamán, entonces jefe de la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote), declaró que la serie de protestas políticas que se desarrollaban en ese momento habían sido infiltradas por jóvenes peruanos radicalizados en Irán. Según el sitio argentino de noticias Infobae, el Col. Anhuamán señaló a Edwar Quiroga Vargas, activista indígena peruano, de ser el reclutador de estos jóvenes.
Quiroga Vargas, según relata Ottolenghi, “se convirtió al Islam chiíta y estudió durante tres meses en Irán con Mohsen Rabbani”. Rabbani es el cerebro del atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994 en Buenos Aires, en el que murieron 85 personas y cientos resultaron heridas. De regreso a Perú, Quiroga Vargas fundó Inkarri-Islam, el primer centro cultural chiita del país.
“Inkarri-Islam resume a la perfección la estrategia iraní de fusionar las enseñanzas indígenas tradicionales con el Islam chiíta revolucionario. Al yuxtaponer narrativas similares, como la creencia de los musulmanes chiíes en el regreso del Mahdi, con mitos indígenas como el retorno del Inca, Quiroga ha dado a su centro cultural una fachada de legitimidad mientras persigue un programa radical en nombre de Irán”, afirma Ottolenghi.
En Brasil se descubrió también recientemente en el estado de Amazonas una red de salafistas, seguidores de la misma ideología a la que se adhiere el ISIS, indicó Metrópoles. El grupo convertía a jóvenes indígenas y los llevaba a Turquía.
“Lo que surge de esta historia es que se explotan los dramáticos niveles de pobreza en la región amazónica y el hecho de que estas comunidades indígenas están completamente privadas de derechos y no reciben una educación adecuada por parte de las instituciones. Es exactamente el mismo modelo que se utilizó en Afganistán y Pakistán cuando los jóvenes eran reclutados para la yihad en madrazas o escuelas islámicas”, explica Singh a Diálogo.
Las actividades ilícitas
Además del reclutamiento, un punto de convergencia entre Hezbolá e ISIS son también las actividades ilícitas, entre ellas el lavado de dinero a través de criptomonedas. Recientemente en Brasil, en la segunda fase de la operación Trapiche, la policía descubrió una multimillonaria red de blanqueo montada por Hezbolá a través de tabaquerías. Según las investigaciones, las cuentas bancarias abiertas por los hombres de Hezbolá para ocultar parte de las ganancias del contrabando de cigarrillos electrónicos formaban parte de un esquema multimillonario, gestionado por criminales brasileños, que blanqueaba miles de millones de reales a través de criptodivisas.
Las criptodivisas representan un eslabón vulnerable, que también explotan cada vez más diversas ramas del ISIS. Por ejemplo, el atentado contra el Crocus City Hall de Moscú, en Rusia, el 22 de marzo, en el que murieron más de 140 personas, se financió con criptodivisas, según el periódico independiente ruso de investigación iStories.
“En otras partes del mundo estamos viendo a ramas y miembros del ISIS recaudando criptodivisas online. Así que es probable que estas redes latinoamericanas expandidas puedan aumentar su recaudación de fondos de esta manera. El ISIS también participa en mercados ilícitos. Muchos de sus miembros eluden las rutas comerciales y las explotan y esto podría convertirse en una tendencia creciente en Latinoamérica”, explica a Diálogo Lucas Webber, analista sénior de inteligencia sobre amenazas en Tech Against Terrorism, iniciativa internacional respaldada por las Naciones Unidas para combatir las actividades terroristas por Internet, e investigador en The Soufan Center, centro independiente sin ánimo de lucro que investiga retos de seguridad global.
En su artículo, El futuro financiero del Estado Islámico, Jessica Davis, presidenta de Insight Threat Intelligence, organización que investiga la financiación ilícita y la seguridad internacional, advierte que “los partidarios del Estado Islámico pueden estar recaudando fondos individualmente para el grupo (…). Debido a la naturaleza dispersa de esta red, la mayoría de las personas que envían fondos son desconocidas para las fuerzas del orden y los servicios de seguridad, lo que dificulta detener el movimiento de dinero antes de ataques o incidentes”.
El caso de Trinidad y Tobago
No es casualidad que el Banco Central de Trinidad y Tobago, que está debatiendo la regulación de las criptodivisas, haya emitido una alerta desde 2019. “Las transacciones con monedas virtuales están sujetas a un alto grado de anonimato. Por esta razón, existe la posibilidad de un uso indebido para llevar a cabo actividades delictivas, incluido el blanqueo de capitales o la financiación del terrorismo”, señala la alerta del Banco Central de Trinidad y Tobago.
De estas islas caribeñas partió el mayor número de combatientes extranjeros por población del Hemisferio Occidental, alrededor de un centenar, para luchar en las filas del ISIS. La mayoría de ellos murieron en combate o se encuentran en campamentos en Siria e Irak.
Sin embargo, el extremismo islámico sigue creciendo en Trinidad y Tobago. “Las islas son un nido de ideas radicales, especialmente relacionadas con el Estado Islámico. La comunidad chiita cree firmemente que el auge de este tipo de radicalismo es la razón de la marcha de los iraníes”, explica a Diálogo Sanjay Badri-Maharaj, asesor del Ministerio de Seguridad Nacional y miembro del Consejo de Comisiones de la Fuerza de Defensa de Trinidad y Tobago.
Las islas habían quedado en el punto de mira de la investigación por el atentado a la AMIA del fiscal argentino Alberto Nisman, asesinado en 2015. En su informe de 2013 sobre las redes terroristas iraníes en Latinoamérica, Nisman alertó sobre el papel central de Trinidad y Tobago en los proyectos terroristas de Irán. Sobre el trinitense Kareem Ibrahim, condenado a cadena perpetua junto a Abdul Kadir por intentar volar el aeropuerto JFK de Nueva York en 2007, Nisman escribió que el hombre “estaba directamente vinculado al régimen iraní, que le proporcionaba apoyo financiero y también estaba vinculado a Yasin Abu Bakr, el fundador y líder del grupo terrorista Jamaat al-Muslimeen”, que intentó un violento golpe de Estado en las islas en 1990 pero no tuvo éxito.
“Mientras que Jamaat al-Muslimeen y algunos de sus vástagos eran grandes fuerzas criminales por derecho propio, ahora existen nuevas bandas criminales de inspiración islamista que representan un gran desafío para toda la región como Unruly ISIS”, explica Badri-Maharaj a Diálogo sobre la pandilla de Trinidad.
Según el informe de 2024 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) titulado Pandillas del Caribe, drogas, armas de fuego y redes de bandas en Jamaica, Santa Lucía, Guyana y Trinidad y Tobago, “en 2023 se denunciaron 186 bandas con aproximadamente 1700 presuntos miembros en todo el país. Casi todas las bandas callejeras están organizadas en grupos más grandes”.
El hecho de que los ciudadanos de Trinidad y Tobago no necesiten visado para viajar al resto del Caribe entraña el riesgo de que la amenaza radical, también exacerbada por el actual conflicto en el Medio Oriente, se extienda a otros países de la región.
Grupos como ISIS e ISIS-KP, activo en Asia Meridional y Central y ahora en expansión también por Occidente, se oponen ideológicamente a Hezbolá e Irán. “Sin embargo, se están beneficiando de este conflicto y de los sentimientos hostiles en todo el mundo musulmán en relación con el conflicto palestino-israelí. Y están utilizando esto para aumentar su reclutamiento, producción de propaganda y recaudación de fondos”, dice Webber a Diálogo.
Fuente Dialogo-americas