El optimismo inversor sigue empujando a los bonos soberanos en dólares a precios récords y el riesgo país está cerca de perforar los 700 puntos, el nivel más bajo desde principios de 2019. Incluso, en el mercado creen que ya está abierta la puerta para un canje de deuda, en caso de que el ministro Luis Caputo optaran por esa vía para rollear los próximos pagos.
Los analistas de 1816 calculan que un bono a 10 años con cupón de 7,5% y descontando una tasa de 11,5% (lo que rinden los Globales más largos) valdría u$s 76,5, apenas por encima de lo que cotiza el GD30, por lo que creen que ya están dadas las condiciones para abrir un canje voluntario de los títulos de deuda privada en dólares.
“Que un canje amigable sea viable ahora no quiere decir necesariamente que se vaya a hacer, al menos en lo inmediato. Es evidente que el Gobierno no muestra apuro en implementar una operación así: Caputo repite que ‘el riesgo país es un lagging indicator’ y que ‘el tiempo nos juega a favor'”, resalta la consultora.
En ese sentido, afirma que Caputo no se equivocó, teniendo en cuenta que en los últimos meses el riesgo país se ha desplomado mucho más rápido de lo que aumentaron las tasas del Tesoro estadounidense y, a la vez, el “éxito rotundo” del blanqueo de capitales quitó mucha ansiedad alrededor de los vencimientos de deuda en moneda extranjera programados para el próximo año.
Eugenia De Irureta, líder de research de Buenos Aires Valores, coincide en que a los niveles actuales Caputo ya podría ofrecer un canje con condiciones atractivas para los bonistas: un bono bullet (paga intereses periódicamente y todo el capital al vencimiento), con cupones un poco más altos, de entre 7% y 8%, y una exit yield en la zona del 10%.
De Irureta estima que esas condiciones harían viable un canje voluntario de la deuda privada en dólares. La operación daría como resultado un perfil de vencimientos de deuda un poco menos desafiante para el Gobierno respecto al actual, sin perjudicar a los tenedores de los títulos públicos.
Juan Manuel Pazos, economista jefe de TPCG, es más escéptico. Estima que aún no están dadas las condiciones para un canje voluntario, ya que los bonos todavía cotizan a tasas de dos dígitos. Cree que el momento oportuno será cuando los rendimientos estén por debajo del 10%, difícilmente previo a los vencimientos de enero.
El equipo de Delphos Investment, por su parte, afirma que un canje voluntario de deuda tiene las puertas semiabiertas. En rigor, considera que las puertas están abiertas y que en otro contexto el Gobierno ya habría salido a canjear o buscar financiamiento, pero ve a Caputo confiado en que las tasas seguirán en baja, lo que lo llevaría a esperar.
“Los bonos más cortos son los que concentran mayores flujos en los próximos años porque ya están pagando capital, por lo que tiene sentido que estos sean los principales candidatos a ser canjeados. Los bonos que vencen en 2029 y 2030, al tener cupones bajos (1% y 0,75%), podrían dar margen para mejorar sus condiciones en un canje”, detalla.
Calcula que si se modificara la estructura de estos dos bonos, colocando un período de gracia de cinco años, asumiendo los dos próximos pagos y aumentando el cupón al 5% fijo, el equilibrio entre el nuevo bono y los actuales se daría con una suba de 10% en los precios. Es decir, los precios de canje serían u$s 84 en los 2029 y u$s 76 en los 2030.
Fuente El Cronista