Total News Agency-TNA- En un giro histórico, las fuerzas insurgentes sirias han declarado el fin del régimen de Bashar Al Assad, quien ha gobernado durante 24 años. Este desarrollo marca un punto de inflexión en el conflicto sirio, que ha dejado miles de muertos y millones de desplazados.
Los avances recientes de los grupos de oposición, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han sido significativos. Según informes, los insurgentes han tomado la capital, Damasco, y han logrado que Assad abandone el país. Este avance relámpago comenzó a finales de noviembre y ha incluido la captura de la ciudad central de Homs, un importante centro estratégico.
La situación en Homs se ha vuelto crítica, con las fuerzas opositoras tomando control de la ciudad tras la retirada de las tropas gubernamentales. Además, se ha informado que los insurgentes han liberado prisioneros de la infame prisión militar de Saydnaya, al norte de Damasco.
A medida que las facciones opositoras continúan su ofensiva, se destaca la escasa resistencia del Ejército sirio, lo que sugiere un debilitamiento significativo de la autoridad del régimen. Los insurgentes han logrado apoderarse también de Alepo y Hama, consolidando su control sobre amplias zonas del sur del país.
La comunidad internacional observa con atención este desarrollo, dado que HTS tiene vínculos con Al Qaeda y es considerada una organización terrorista por Estados Unidos y las Naciones Unidas. Las implicaciones de este cambio de poder podrían ser profundas, tanto para Siria como para la estabilidad de la región en su conjunto.