Por Nicolás J Portino González
Washington D.C.17 de diciembre-Total News Agency-TNA-– Faltan solo 72 horas para que Donald J. Trump asuma nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, y el mundo está mirando con atención. ¿Por qué? Porque esta no es solo una nueva administración; es una revolución. Y no es una revolución progresista, estatista o globalista, sino todo lo contrario: es una restauración del poder económico de los Estados Unidos, con el ojo puesto en la oficina “DOGE” y un Estado cada vez más pequeño, eficiente y orientado al libre mercado.
Trump, en su segundo mandato, tiene una meta clara: lograr el superávit fiscal y reducir el peso del Estado sobre la economía estadounidense. Es una apuesta arriesgada en tiempos de inflación global y crisis política, pero si lo logra, el mundo verá cifras que no se han visto en décadas.
¿Qué significa la Oficina “DOGE”?
Uno de los cambios más disruptivos de esta nueva gestión es la puesta en marcha de la llamada Oficina de Desarrollo y Optimización Gubernamental y Económica (DOGE, por sus siglas en inglés). ¿Cuál es su función? Básicamente, desmantelar el gasto innecesario del Estado, eliminar regulaciones que asfixian la producción y devolver el poder a los ciudadanos y las empresas.
Es un movimiento que recuerda a lo que hizo Ronald Reagan en los años 80, pero llevado a un nivel aún más ambicioso. Trump quiere transformar la economía estadounidense en una máquina de crecimiento sin interferencias burocráticas. Menos regulaciones, impuestos más bajos y un aparato estatal que no sea una carga para los ciudadanos.
Los números de un Estados Unidos en superávit: el renacer del “gigante dormido”.
Si Trump y su equipo logran reducir el déficit fiscal y generar superávit, Estados Unidos podría mostrar al mundo cifras que cambiarían el equilibrio económico global:
Un dólar más fuerte: Con una economía en crecimiento y finanzas públicas equilibradas, el dólar podría fortalecerse aún más, convirtiéndose en el refugio seguro por excelencia en los mercados internacionales.
Desempleo en mínimos históricos: Menos regulaciones y menos impuestos significan más inversión y más empleo. Trump lo demostró en su primer mandato, y los mercados esperan que vuelva a hacerlo.
Bajada de impuestos real: Si se equilibra el presupuesto, es factible que Trump impulse una nueva reducción de impuestos, lo que incentivaría aún más el consumo y la inversión.
Un Estado más eficiente: Con menos burocracia y gasto público, el dinero de los contribuyentes se utilizaría mejor, reduciendo la corrupción y aumentando la eficiencia del gobierno.
Las consecuencias positivas de este modelo no se limitarían solo a Estados Unidos. La fuerza de su economía arrastraría al resto del mundo, generando nuevas oportunidades de inversión y crecimiento global.
El nuevo eje Washington-Buenos Aires: Trump y Milei, una alianza natural.
En el contexto geopolítico actual, hay algo que está cada vez más claro: Argentina es el único aliado estratégico de Estados Unidos en Sudamérica.
Sí, lo que parecía impensable hace solo unos años hoy es una realidad. Mientras gobiernos socialistas y progresistas dominan la región, Javier Milei ha logrado colocar a Argentina en una posición única: el país más alineado con los principios de libre mercado, dolarización y reducción del Estado.
Esta coincidencia ideológica no es menor. Trump y Milei comparten una visión del mundo: libertad económica, defensa de la soberanía nacional y lucha contra el socialismo.
Pero esto va más allá de la política: si ambos trabajan juntos, Argentina podría convertirse en la economía más libre del mundo y, eventualmente, recuperar su estatus histórico como una de las grandes potencias económicas.
Sí, leíste bien. Argentina ya ha sido la primera economía del mundo en el pasado. En 1895, el PBI per cápita argentino era más alto que el de Estados Unidos. Hoy, bajo la dirección de Milei y con el apoyo de una administración Trump enfocada en la prosperidad, Argentina podría volver a ese nivel.
Dolarización total: Con el respaldo de EE.UU., Argentina podría avanzar en la dolarización de su economía, eliminando la inflación y atrayendo inversión extranjera.
Libre comercio real: Un acuerdo de libre comercio entre ambos países fortalecería la producción argentina y le permitiría insertarse en los mercados internacionales con mayor competitividad.
Fin del populismo en la región: Si Argentina logra demostrar que el modelo de Milei funciona, el socialismo latinoamericano sufriría un golpe mortal.
El futuro: ¿Un nuevo orden económico global?
En pocas horas, Donald Trump volverá a la Casa Blanca. Lo que suceda en los primeros meses de su gobierno marcará el futuro de Estados Unidos y del mundo.
Si logra avanzar con su plan de achicar el Estado y lograr superávit fiscal, Estados Unidos podría volver a ser el motor económico indiscutido del planeta. Y con Argentina como socio estratégico, el mapa económico global podría cambiar para siempre.
Los próximos días serán clave. ¿Se cumplirá la visión de Trump? ¿Será Argentina el gran aliado que Estados Unidos necesita en la región?
Una cosa es segura: estamos presenciando el nacimiento de una nueva era.