Miami-14 de febrero de 2025-Total News Agency – TNA – Pekín registró en 2024 un récord en la salida de inversiones extranjeras directas (IED), un fenómeno que amenaza con prolongarse debido a la reactivación de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos. Según datos de la Administración Estatal de Divisas (SAFE, por sus siglas en inglés), la IED neta sufrió una disminución de 168.000 millones de dólares, marcando la mayor salida de capitales desde que se comenzaron a recopilar datos en 1990. Este éxodo contrasta con el pico histórico de 344.000 millones de dólares alcanzado en 2021.
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El panorama se agrava por el retiro de empresas internacionales y el movimiento de capitales hacia el extranjero por parte de compañías chinas. En 2024, los inversores nacionales enviaron fuera del país 173.000 millones de dólares, mientras que la entrada de capital extranjero se limitó a 4.500 millones de dólares, la cifra más baja registrada desde 1992.
La reanudación de la guerra comercial entre China y Estados Unidos añade complejidad al desafío de frenar esta fuga de capitales. En respuesta, el expresidente estadounidense Donald Trump implementó aranceles del 10% a todos los productos chinos, mientras que Pekín tomó represalias mediante investigaciones a empresas estadounidenses como Google y restricciones a compañías como PVH Corp., propietaria de Calvin Klein. Además, informes sugieren que China podría extender sus investigaciones a gigantes tecnológicos como Apple, Broadcom y Synopsys, según informo Bloomberg.
Impactos económicos y geopolíticos
El deterioro de la economía china y las crecientes tensiones internacionales han llevado a múltiples empresas a reducir sus inversiones en el país. A esto se suma el rápido avance de los vehículos eléctricos en el mercado chino, que ha dejado a algunos fabricantes extranjeros desorientados, forzándolos a recortar sus operaciones o replantear sus estrategias.
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Los datos de SAFE reflejan que, aunque las nuevas inversiones de capital alcanzaron los 20.000 millones de dólares en los primeros tres trimestres de 2024, la caída general se debe mayormente a factores como el pago de deudas y la repatriación de beneficios. Sin embargo, Pekín ha intentado contrarrestar esta tendencia ofreciendo incentivos fiscales, exenciones de visado y un trato más favorable a los inversores extranjeros.
Un problema global
La disminución de la IED en China también quedó evidenciada en un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que señaló un descenso del 29% en 2024. Este retroceso contrasta con caídas más moderadas del 2% en países en desarrollo y del 8% a nivel global.
Particularmente preocupante es la actitud de las empresas japonesas, históricamente grandes inversoras en China. Según un reciente estudio de la Cámara de Comercio e Industria de Japón en China, casi la mitad de las compañías niponas planean disminuir sus inversiones o evitar nuevos aportes financieros. En contraste, las inversiones japonesas en Estados Unidos alcanzaron un récord de 75.600 millones de dólares en el mismo periodo.
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No obstante, algunos inversores de cartera han mostrado mayor interés en China recientemente, impulsados por el repunte en los precios de bonos y acciones, así como por los estímulos económicos anunciados por el gobierno central.
Superávit comercial y tensiones internacionales
A pesar de la fuga de capitales, China cerró 2024 con un superávit por cuenta corriente de 422.000 millones de dólares, el segundo más alto de su historia. Este resultado estuvo impulsado por un superávit récord de 768.000 millones de dólares en el comercio de mercancías. Sin embargo, este desequilibrio comercial ha generado tensiones con países como Estados Unidos, que critican la naturaleza asimétrica del comercio global.
La situación económica y geopolítica de China sigue siendo un tema de alta relevancia internacional, con implicaciones significativas para el comercio y las inversiones a nivel mundial.