Jerusalén, 12 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA –En una operación sin precedentes, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y el Mossad llevaron a cabo un ataque masivo contra el corazón del programa nuclear iraní, destruyendo infraestructuras críticas y eliminando a altos mandos del régimen de Teherán. La ofensiva, denominada Operación Am Kalvia, comenzó en la madrugada del viernes y marcó un punto de inflexión en el conflicto regional.
Previamente y desde hace meses y en otros casos semanas ya, Mossad infiltró y anuló todas las defensas iraníes con agentes en el terreno, que incluso, colocaron drones ocultos en lugares estratégicos , los cuales actuaron al unísono eliminado las defensas del régimen, lo que permitió que la Fuerza Aérea llegara a los principales objetivos, eliminando a decenas de jefes militares, objetivos nucleares y a sus técnicos.
Según fuentes oficiales israelíes, uno de los principales blancos fue la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz. La instalación, clave en el desarrollo nuclear iraní, fue bombardeada antes de que pudiera trasladar sus centrifugadoras avanzadas a una zona fortificada dentro de la montaña. El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, confirmó daños severos en el sitio y activó protocolos de inspección para evaluar el impacto radiológico del ataque.
El operativo también se centró en centros de investigación nuclear en Teherán y en las instalaciones de Parchin, donde operaba el denominado “grupo armamentístico”, presuntamente cerca de completar un artefacto explosivo. Además, se reportó la eliminación de científicos nucleares y comandantes de la Guardia Revolucionaria vinculados al desarrollo armamentístico.
Una campaña aérea masiva con coordinación internacional
El ataque se desplegó con una fuerza abrumadora: más de 200 aviones de combate israelíes bombardearon más de 100 objetivos dentro del territorio iraní. Entre las víctimas se encuentran figuras clave como el comandante de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami; el jefe del Estado Mayor, Mohammad Bagheri; su adjunto Rolam Ali Rashid; y destacados científicos como Fereydoun Abbasi y Abdolhamid Minuchehr.
Israel también apuntó contra universidades en Teherán, bases de misiles en Kermanshah y reactores de agua pesada en Arak. Imágenes aéreas difundidas por medios iraníes muestran columnas de humo emergiendo de la zona de Natanz.
La operación incluyó la neutralización previa de radares y sistemas de defensa aérea en el norte de Irán e Irak, y utilizó rutas de acceso a través de Siria, despejadas en semanas recientes tras la destrucción de baterías antiaéreas del régimen de Assad.
Intervención del Mossad y apoyo logístico de Estados Unidos
Además del ataque aéreo, el Mossad ejecutó una serie de operaciones encubiertas para destruir componentes clave del sistema de misiles estratégicos iraníes. Una fuente de seguridad israelí aseguró que los golpes simultáneos tenían como objetivo “desarticular la capacidad de respuesta inmediata de Irán”.
Estados Unidos jugó un papel logístico central. En los meses previos, cientos de vuelos de transporte militar aterrizaron en Israel con baterías antimisiles THAAD y otros equipos defensivos. También se estableció una red regional de coordinación militar, que incluyó advertencias preventivas a Irán desde al menos un país árabe cercano, revelaron fuentes diplomáticas.
El ataque fue planeado como una campaña de al menos una semana de duración. Se organizaron reservas militares y se activó un sistema especial de inteligencia. La sostenibilidad del operativo dependerá del nivel de represalia iraní y la disponibilidad de interceptores ante posibles nuevos ataques.
Irán declara alerta de guerra
Horas después del ataque, el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, acusó a Israel de “abrir su mano sangrienta al crimen” y anunció que la nación persa se encuentra “en alerta de guerra”. Prometió represalias severas por lo que calificó como “una agresión contra centros residenciales y científicos”.
Pese a la contundencia del golpe inicial, las FDI consideran que aún quedan objetivos estratégicos pendientes, y aseguran que, con las defensas aéreas iraníes debilitadas, nuevos ataques podrían ejecutarse con menor resistencia. La atención internacional ahora se centra en si esta ofensiva frenará efectivamente el programa nuclear iraní o escalará hacia un conflicto regional de mayores proporciones.