Buenos Aires, 27 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA-En medio de la visita técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) y frente a la creciente preocupación del mercado, el Gobierno argentino reconoció públicamente que el déficit de la cuenta corriente para 2025 será cinco veces mayor al estimado inicialmente. Así lo confirmó este jueves el viceministro de Economía, José Luis Daza, quien proyectó que el desequilibrio alcanzará el 2% del Producto Bruto Interno (PBI), frente al 0,4% contemplado en el programa de Facilidades Extendidas (EFF) acordado con el organismo multilateral.
La cuenta corriente de la balanza de pagos refleja la diferencia entre ingresos y egresos de divisas por comercio de bienes, servicios, rentas y transferencias. El dato se conoce horas después de que el INDEC informara un déficit de US$ 5.200 millones en el primer trimestre del año, equivalente al 0,7% del PBI, un nivel que contrasta fuertemente con los superávits registrados en 2024.
Durante el foro económico organizado por el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) en el Banco Galicia, Daza relativizó la gravedad del indicador: “Un déficit de cuenta corriente del 2% en una economía que crece al 6% es perfectamente esperable”, afirmó. No obstante, reconoció que la magnitud supera ampliamente lo previsto en el acuerdo con el FMI, y lo atribuyó al aumento de las importaciones y a una fuerte salida de divisas por turismo en el exterior, fenómeno favorecido por la apreciación del tipo de cambio.
La consultora Outlier estimó que el déficit anualizado alcanzaría un preocupante 3% del PBI, superior incluso al 1,5%-2% que estimaban analistas privados. Por su parte, 1816 advirtió que el escenario obliga a conseguir importantes niveles de financiamiento para sostener la posición externa: “Con esta apreciación del tipo de cambio y el rebote de la actividad, el país necesita mucho financiamiento para cerrar sus cuentas externas”, remarcó la consultora.
Los datos oficiales confirman que el financiamiento del desequilibrio proviene principalmente de una combinación entre desarme de activos externos, endeudamiento del sector público y colocaciones como el reciente REPO con bancos internacionales, que aportó cerca de US$ 2.000 millones a las reservas del Banco Central. De acuerdo con Outlier, solo el sector público consolidado contribuyó con una caída de US$ 4.500 millones en activos netos, en línea con cancelaciones de capital de bonos globales y operaciones del BCRA.
En ese contexto, el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, buscó llevar calma al mercado al afirmar que “hay tiempo para acumular todas las reservas que queramos”, y destacó la solidez del esquema fiscal y monetario actual: “Hasta 2023, con alta inflación y déficit, se requería una gran caja de dólares. Esta etapa necesita otra mentalidad”, sostuvo. Agregó que la autoridad monetaria no está apurada por colocar deuda en dólares debido al acceso fluido al mercado financiero.
Sobre el tipo de cambio, Daza aseguró que el país opera bajo un esquema de flotación libre, aunque admitió que la percepción de control o estabilidad puede generar confusión: “No hay precios fijados ni controles, y el tipo de cambio se determina por oferta y demanda. La población aún se está acostumbrando”, subrayó.
El funcionario también aconsejó a los empresarios que no esperen una corrección abrupta del tipo de cambio: “Es muy probable que el tipo de cambio se mantenga fuerte en los próximos meses, debido a los flujos de capital que ingresarán. No apostaría a que una devaluación será la solución”, concluyó.
La admisión de este fuerte desbalance externo ocurre en momentos clave para la estrategia del equipo económico, que busca apuntalar el proceso de estabilización y consolidar reservas sin perder el respaldo del FMI ni comprometer la incipiente recuperación. Aunque el programa vigente no establece metas estrictas sobre la cuenta corriente, el número será monitoreado de cerca por el Fondo y los mercados internacionales, que ya comienzan a revaluar sus proyecciones para el año.