Washington, 18 de julio-Total News Agency-TNA-.Una hora de tensión bastó para que los mercados globales vivieran un simulacro real de lo que sería un mundo sin Jerome Powell al frente de la Reserva Federal. Bastó con una serie de rumores sobre su inminente destitución, impulsados por legisladores republicanos y replicados en medios nacionales, para que el dólar se desplomara, el oro repuntara y las bolsas oscilaran con fuerza. Aunque Donald Trump desmintió luego el despido, el daño político ya estaba hecho: para los analistas, la salida de Powell es inevitable y su impacto, profundo.
El episodio comenzó con publicaciones en redes sociales de congresistas del Partido Republicano que afirmaban que Trump planeaba destituir a Powell de inmediato. La tensión escaló cuando medios estadounidenses reportaron que el presidente había consultado a legisladores sobre la posibilidad de cesar al titular de la Fed, a quien él mismo había nombrado durante su primera presidencia.
En paralelo, salieron a la luz críticas cada vez más virulentas de Trump contra Powell. En su red Truth Social lo calificó de “Mister too late” y lo comparó con “una silla”, mientras reclamaba una baja inmediata de las tasas de interés a “menos del 0,5%”, alegando que la economía está “muy caliente”. En entrevistas recientes, Trump ha insistido en que el funcionario “debería ser destituido por fraude”.
Aunque el presidente no puede remover a Powell de forma directa —según lo determinó la Corte Suprema—, su equipo explora vías legales para justificar una eventual salida. La más reciente apunta a supuestos sobrecostos en la reforma de la sede central de la Fed. La Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca ya le envió una carta solicitando explicaciones.
En medio del caos, Trump intentó desactivar la crisis asegurando que no planea el despido “por ahora”, aunque no descartó esa posibilidad si se prueba un “fraude”. También admitió haber escuchado opiniones de congresistas que “en su mayoría creen que debería echarlo”, pero afirmó ser “más conservador” en su proceder.
El cimbronazo financiero fue inmediato. Según Capital Economics, los bonos a corto y largo plazo sufrieron movimientos de hasta 10 puntos, mientras el dólar perdía valor y el oro se disparaba un 2%. La firma advirtió que la sola posibilidad de una Fed menos independiente bajo Trump ha comenzado a alterar seriamente el mercado.
Expertos señalan que lo que está en juego es la credibilidad del banco central, pilar del poder económico estadounidense. Desde la ruptura del patrón oro, la estabilidad del dólar depende de la confianza en que la Fed actuará con autonomía para contener la inflación.
Rebecca Patterson, exdirectiva de JPMorgan y actual presidenta del Consejo de Educación Económica de EE.UU., advirtió que si Powell es reemplazado por alguien servil a Trump, el escenario podría derivar en una inflación fuera de control como ocurrió en Turquía bajo Recep Tayyip Erdogan, donde la lira colapsó tras presiones similares sobre el banco central.
“Si Trump coloca a alguien que obedezca sus órdenes y baja agresivamente los tipos, no necesariamente bajarán los rendimientos de los bonos. Al contrario, los inversores podrían exigir una prima por el riesgo político y la pérdida de credibilidad, como ocurrió en Hungría y Turquía”, apuntó Patterson.
Entre los posibles reemplazantes de Powell, el nombre que más tranquilidad genera en los mercados es el de Christopher Waller, actual miembro de la Junta de la Fed y partidario de iniciar un recorte moderado de tasas ya en julio. Analistas consideran que su perfil técnico y experiencia le permitirían mantener cierta continuidad institucional sin ceder a las exigencias más drásticas de Trump.
Sin embargo, su eventual designación requerirá aprobación del Senado, donde un puñado de senadores republicanos podrían resistirse a un nombramiento que amenace la autonomía de la Fed. Otros aspirantes como Kevin Hassett o Scott Bessent generan mayor resistencia interna.
Commerzbank anticipa que, de concretarse la salida de Powell, podrían registrarse tres recortes de tasas adicionales en 2026, en línea con una política fiscal más expansiva, pero advierte que eso implicará una mayor inflación estructural y un dólar más débil. La comparación histórica remite a los años ’70, cuando la presión del entonces presidente Richard Nixon sobre la Fed derivó en una inflación sostenida que solo logró revertirse en la era Reagan.
“El verdadero riesgo no es la persona que reemplace a Powell, sino la erosión de la independencia de la Reserva Federal”, concluyó Capital Economics. “La historia demuestra que la politización de los bancos centrales lleva a crisis económicas de largo alcance. Y esta vez, la amenaza es real y palpable”.