Jerusalén, 18 de julio-Total News Agency-TNA-.El Parlamento iraní aprobó este lunes un ambicioso paquete presupuestario de defensa que representa un incremento sin precedentes en el gasto militar del país, como respuesta directa a las graves pérdidas sufridas durante los recientes ataques conjuntos de Israel y Estados Unidos. El proyecto de ley, denominado “Fortalecimiento de las capacidades militares de las Fuerzas Armadas en la confrontación integral con los crímenes y la agresión del régimen sionista”, compromete al gobierno a destinar la totalidad del presupuesto de defensa de 2025 al refuerzo de las fuerzas armadas, incluyendo la cobertura de déficits pendientes del ejercicio anterior.
Según estimaciones publicadas por el medio Irán International, el presupuesto militar ascendería a unos 46.000 millones de dólares, cifra sin precedentes para la República Islámica. La decisión llega apenas un mes después del colapso operacional sufrido por las fuerzas iraníes tras una ofensiva relámpago lanzada por Israel el 13 de junio, seguida por un ataque aéreo masivo estadounidense el 21 de junio.
En el primer ataque israelí, que duró solo minutos, fueron abatidos al menos 30 altos mandos del aparato militar iraní, entre ellos el jefe del Estado Mayor, general Mohammad Bagheri; el comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), Hossein Salami; el general Gholam Ali Rashid y el jefe de la Fuerza Aeroespacial, Amir Ali Hajizadeh.
Durante la operación, bautizada en Israel como “Camino a Teherán”, las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) lograron anular los sistemas de defensa aérea de Irán y establecer una superioridad aérea total. Informes no oficiales revelaron que operativos del Mossad habrían infiltrado armas de precisión y establecido una base encubierta de drones en las inmediaciones de Teherán, lo que habría facilitado la desactivación temprana de las defensas.
Pocos días después, el 21 de junio, el entonces presidente estadounidense Donald Trump lanzó la “Operación Martillo de Medianoche”, ordenando el bombardeo de los principales centros nucleares iraníes en Fordow, Natanz e Isfahán. Siete bombarderos furtivos B-2 lanzaron 14 bombas antibúnker de 30.000 libras, mientras misiles Tomahawk desde submarinos completaron el ataque.
“Las instalaciones clave de enriquecimiento nuclear de Irán han sido completa y totalmente destruidas”, aseguró Trump en un mensaje televisado desde la Casa Blanca.
Según cálculos del Estado Mayor de Israel, aproximadamente dos tercios de los lanzadores de misiles balísticos de Irán —alrededor de 250 unidades— fueron eliminados, junto con 1.000 misiles. Sin embargo, informes preliminares de inteligencia de EE.UU. difieren en su evaluación: se estima que los ataques habrían retrasado el programa nuclear iraní apenas unos meses.
El secretario estadounidense Pete Hegseth desestimó estos informes, afirmando que “se trataba de evaluaciones preliminares, de baja confianza”, y anunció una investigación del FBI para determinar el origen de la filtración.
En paralelo, Irán intentó responder con una ofensiva de gran escala, lanzando cerca de 550 misiles balísticos y alrededor de 1.000 drones contra Israel. Sin embargo, el esfuerzo fue ampliamente contenido: fuentes militares estiman que el 90% de los proyectiles fueron interceptados por las defensas aéreas israelíes y estadounidenses.
La nueva asignación presupuestaria es vista como un intento del régimen iraní de reconstruir su capacidad militar y restaurar la moral de sus fuerzas armadas tras lo que ha sido considerado como uno de los reveses estratégicos más severos desde la guerra Irán-Irak. Analistas advierten que el incremento del gasto podría alimentar aún más las tensiones en Medio Oriente y provocar nuevas reacciones de parte de Washington y Jerusalén.