Bogotá, 27 de julio de 2025 – Total News Agency-TNA-El Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha intensificado su presencia armada y su capacidad operativa en la región del Catatumbo con el apoyo logístico, financiero y militar del cartel de los Soles —integrado por altos mandos del régimen venezolano— y de la organización terrorista Hezbolá. Así lo revela un informe de inteligencia difundido por la revista Semana, que cita fuentes militares colombianas y organismos de seguridad de Medio Oriente.
De acuerdo con el documento, el ELN estaría recibiendo respaldo directo del aparato militar chavista para desarrollar estructuras cuasi-estatales en territorio colombiano, especialmente en los departamentos de Arauca y Norte de Santander. El objetivo sería crear enclaves autónomos desde donde la guerrilla planifica ataques, controla rutas del narcotráfico, realiza actividades extractivas ilegales y ejerce control social sobre la población civil.
Uno de los centros de operación clave se ubica en el estado venezolano de Apure, donde el ELN ha establecido campamentos y áreas de entrenamiento militar. Desde allí se articulan ataques contra las fuerzas de seguridad colombianas y se recluta y adoctrina a nuevos combatientes. Esta infraestructura cuenta con la protección y cooperación de la Guardia Nacional Bolivariana, según consta en el informe.
El impacto humanitario del conflicto ha sido severo: al menos 80 personas murieron y más de 30.000 fueron desplazadas por los enfrentamientos armados entre facciones en el Catatumbo durante los últimos meses. A pesar de tener conocimiento de la ubicación de estas estructuras irregulares, las autoridades colombianas enfrentan serias restricciones operativas, ya que muchos de los grupos armados se refugian en el lado venezolano de la frontera, lo que impide cualquier tipo de intervención directa.
En paralelo, el informe detalla que Hezbolá habría afianzado su influencia en la zona mediante asistencia financiera, logística y adoctrinamiento ideológico del ELN, canalizados a través de operaciones transnacionales de narcotráfico y lavado de activos. Según la misma fuente, esta cooperación estaría siendo coordinada con sectores de inteligencia y defensa vinculados a Irán.
Las rutas del narcotráfico operadas por el cartel de los Soles abarcan principalmente los estados venezolanos de Apure, Táchira y Zulia, donde existen grandes campamentos utilizados como bases logísticas. En estas zonas se facilita el tráfico de drogas, armas y explosivos, en coordinación con el ELN y con la participación activa de personal militar venezolano.
El documento menciona específicamente a varios altos oficiales venezolanos que estarían involucrados en el entramado criminal. Entre ellos se encuentra el mayor general Javier Marcano Tábata, actual director de la Dirección General de Contrainteligencia Militar, señalado por consolidar el uso del ELN como “actor proxy” en la frontera colombo-venezolana. También figuran el mayor general Wilfredo Alexánder Medrano Machado (ZODI Apure), el mayor general José Gregorio Martínez Campos (ZODI Táchira) y el mayor general Henry David Rodríguez Martínez (ZODI Zulia), quienes estarían facilitando operaciones ilegales del ELN en sus respectivas regiones.
Dentro de la Guardia Nacional Bolivariana se identificó al teniente coronel José Alejandro Román Solórzano como responsable de autorizar el movimiento de armas y explosivos, y al teniente coronel Bejasmin Antonio Pérez Varela, quien estaría a cargo de la logística y el abastecimiento de las estructuras armadas ilegales.
Finalmente, el informe no descarta la posible participación de oficiales colombianos en esta red internacional de narcotráfico. Según fuentes consultadas, algunos integrantes de las Fuerzas Militares estarían colaborando con los grupos armados irregulares en la frontera, una situación que agrava el desafío de seguridad en esa zona del país.
El contenido del informe pone de relieve una amenaza creciente para la estabilidad regional, al evidenciar una convergencia entre organizaciones criminales, actores estatales y grupos terroristas, todos operando en el ya convulsionado eje fronterizo entre Colombia y Venezuela.