Por Redaccion TNA
Buenos Aires, 4 de agosto de 2025 – Total News Agency-TNA-El Supremo Tribunal Federal de Brasil, en una decisión de fuerte impacto político y judicial, ordenó este lunes el arresto domiciliario del expresidente Jair Bolsonaro, bajo estrictas condiciones que incluyen la prohibición total del uso de redes sociales, telefono y PC o similar, la imposibilidad de recibir visitas —ni siquiera de su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro— y la restricción absoluta de contacto con el exterior, salvo sus abogados.
La medida fue firmada por el ministro Alexandre de Moraes, quien argumentó el “reiterado incumplimiento de medidas cautelares” por parte del exmandatario. Bolsonaro había participado recientemente de una videoconferencia en un acto público en Río de Janeiro, desafiando las restricciones impuestas en el marco de la causa que investiga su presunto intento de desconocer el resultado electoral de 2022.
El régimen político actual de Brasil está bajo un gobierno de izquierda liderado por Luiz Inácio Lula da Silva, referente histórico del Foro de San Pablo. La decisión contra Bolsonaro se produce en un contexto donde el oficialismo ha acusado insistentemente al expresidente de promover desestabilización institucional. La justicia brasileña ha mostrado, en este caso, una firmeza poco común en la región para hacer cumplir medidas judiciales frente a figuras de alto perfil político.
Contraste con el caso Kirchner
En Argentina, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, condenada en 2022 a seis años de prisión por corrupción en la causa Vialidad, cumple prisión domiciliaria desde mediados de junio en un marco mucho más permisivo. Pese a estar formalmente bajo arresto, mantiene activa su presencia pública: utiliza redes sociales, convoca reuniones políticas, publica comunicados y hasta recibió al presidente Lula en su casa de Recoleta en julio pasado, en una visita de alto contenido simbólico.
La Justicia argentina le ha permitido conservar no solo su acceso irrestricto a canales de comunicación, sino también su rol de liderazgo en el espacio kirchnerista. A través de transmisiones en vivo y encuentros con dirigentes, Kirchner continúa ejerciendo influencia política directa desde su hogar, lo que plantea serios interrogantes sobre la equidad y rigor en el cumplimiento de las penas.
Mientras que en Brasil un expresidente es rigurosamente aislado del espacio público y privado, en Argentina se habilita a una expresidenta condenada a continuar su actividad política sin mayores restricciones, con fuerte presencia en redes, actos simbólicos en plazas y encuentros con aliados internacionales.
Un doble estándar judicial
El contraste entre ambos casos deja en evidencia un preocupante doble estándar en el trato judicial hacia exmandatarios en la región. En un Brasil gobernado por la izquierda, la Justicia ha endurecido su accionar frente a un dirigente opositor como Bolsonaro, mostrando una voluntad de hacer cumplir la ley incluso contra figuras poderosas. En cambio, en la Argentina, con un sistema judicial que ha sido objeto de críticas por su falta de independencia, se permite a Cristina Kirchner mantener protagonismo político y comunicacional sin cumplir efectivamente los condicionamientos de una condena penal firme.
Este desbalance resalta la necesidad de debatir seriamente sobre la separación de poderes y el rol de las instituciones judiciales frente a líderes políticos con sentencias judiciales, más aún cuando estas figuras continúan siendo actores centrales en el tablero de poder nacional.