Alaska, 15 de agosto de 2025 – Total News Agency-TNA--En un encuentro que acapara la atención global, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par ruso, Vladímir Putin, iniciaron este viernes en Alaska su primera reunión cara a cara desde 2019. La cita, que se desarrolla en la base aérea de Elmendorf —la mayor instalación militar estadounidense en el estado y símbolo de la vigilancia contra la Unión Soviética durante la Guerra Fría—, podría marcar un giro en la guerra de Ucrania o, por el contrario, confirmar el estancamiento diplomático.
Trump llegó acompañado por el secretario de Estado, Marco Rubio, y su colaborador Steve Witkoff, mientras que Putin está flanqueado por el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y el asesor de política exterior, Yuri Ushakov. Es la primera vez que el líder ruso pisa territorio occidental desde que ordenó la invasión de Ucrania en febrero de 2022, conflicto que ha dejado decenas de miles de muertos y que en las últimas semanas ha visto a las fuerzas rusas ganar terreno.
El presidente estadounidense, que aceptó la reunión a sugerencia de Putin, advirtió que no dudará en darla por terminada “en cuestión de minutos” si no detecta disposición a comprometerse. “Si es una mala reunión, terminará muy rápido; si es buena, vamos a conseguir la paz en un futuro muy cercano”, señaló el jueves en la Casa Blanca, estimando que hay “una de cuatro” posibilidades de fracaso.
La cumbre se realiza sin la presencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien rechazó cualquier presión para ceder territorios ocupados por Rusia. Trump ha planteado que un eventual acuerdo final se definiría en una futura reunión tripartita con él y Zelenski para “dividir” las zonas en disputa, una propuesta que genera recelo en Kiev y en varias capitales europeas.
En declaraciones previas, Trump dijo en Fox News Radio que “cree” que Putin está dispuesto a llegar a un acuerdo, aunque admitió que sus conversaciones pasadas con el líder ruso no han logrado frenar los ataques contra civiles. En los últimos días, su tono se ha vuelto más cauteloso, describiendo la cita en Alaska como un “ejercicio de escucha” y un paso previo para “poner los mimbres” de una segunda reunión en la que podría participar Zelenski “casi inmediatamente” si la actual “va bien”.
Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, rebajó las expectativas y sostuvo que no se firmará ningún documento durante esta cumbre. Ushakov, asesor de Putin, precisó que el tema central será el “arreglo” de la guerra en Ucrania, aunque también se abordarán la cooperación económica y la seguridad global.
El jueves, Putin declaró en Moscú que la administración estadounidense está haciendo “esfuerzos suficientemente enérgicos y sinceros” para resolver la crisis y alcanzar acuerdos “en interés de todas las partes implicadas”. El líder ruso insistió en que su objetivo principal es reanudar y normalizar las relaciones con Estados Unidos y crear “condiciones a largo plazo para la paz” entre ambos países y en Europa, sin hacer mención a un alto el fuego inmediato.
Analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, interpretan que el Kremlin utiliza la cumbre para presentarse como una potencia legítima y situar a Putin en igualdad de condiciones con Trump. Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa y principal negociador ruso, evocó la Conferencia de Yalta de 1945 —que reunió a Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética—, asegurando que, al igual que entonces se evitó una guerra mundial, ahora Putin y Trump podrían evitar una “Tercera Guerra Mundial”.
Incluso Sergei Aksyonov, jefe de la administración instalada por Rusia en la anexionada Crimea, sugirió que Trump debería visitar la región para sellar una “nueva paz de Yalta”. Los medios estatales rusos reforzaron la comparación, subrayando que en Alaska se sientan “personas que tienen una influencia real en los procesos mundiales”.
Trump rechazó que esta reunión suponga una recompensa para Putin, pero los expertos advierten que, independientemente del resultado, el líder ruso ya habrá logrado un objetivo clave: romper su aislamiento diplomático y ser recibido en territorio occidental por primera vez desde el inicio de su invasión a gran escala.