Buenos Aires, 13 de septiembre de 2025 – Total News Agency – TNA -El salto del dólar mayorista hasta rozar el límite superior de la banda (en torno a $ 1.472) y la presencia, en pantalla, de una oferta de u$s 100 millones a ese precio dejaron una señal nítida al mercado: Economía y el Banco Central están dispuestos a defender el techo cambiario de aquí al 26 de octubre. En la City ya bautizaron el esquema como una “convertibilidad blue” de facto: un tipo de cambio acotado en el borde de la banda, con financiamiento oficial para absorber presión y un ancla de tasas cercana al 60% para sostener el carry en pesos.
La jornada del viernes terminó con el mayorista a un paso del tope y con volumen inusualmente alto. Los dólares financieros, en tanto, quebraron la parte superior del corredor y forzaron cobertura. El movimiento coronó la semana más tensa del año: tras el revés electoral en la provincia de Buenos Aires, el tipo de cambio se apreció más de 8% y los activos locales profundizaron las pérdidas.
Qué cambió en el régimen
El diseño de “flotación administrada” llegó al borde de su elasticidad. Con el techo de la banda en $ 1.471/1.472 (ajuste diario) y el mayorista a menos de 1,5% de ese umbral, la señal que recogió el mercado es que el oficialismo activó un cortafuegos: intervenir cuando haga falta para no convalidar una ruptura. En paralelo, la política monetaria viró a una tasa efectiva de referencia en torno al 60% en pesos, relajando parte del apretón previo para no asfixiar liquidez y, a la vez, preservando el incentivo al carry durante la transición electoral.
El Ministerio de Economía negó ventas spot en los días previos, pero el Fondo Monetario Internacional confirmó que la Argentina lo notificó sobre la decisión de intervenir para gestionar la volatilidad, en el marco del programa vigente. La señal política: habrá “mano visible” si el mercado desafía el techo.
Cómo se ancla el dólar al borde
La ingeniería operativa combina tres piezas. Primero, oferta en el borde de la banda para disuadir la perforación (orden visible al mediodía de u$s 100 millones a $ 1.472). Segundo, tasas en descenso controlado: el BCRA recortó rendimientos de pases y tasas mayoristas, con la TAMAR deslizándose hacia el 59-60%, para apuntalar la demanda de pesos sin estrangular crédito y, al mismo tiempo, sostener el atractivo del carry frente a la expectativa de dólar estable bajo el techo. Tercero, coordinación con el mercado de futuros para suavizar la pendiente implícita y acotar saltos discretos.
Con ese trípode, el oficialismo intenta llegar a octubre con un tipo de cambio administrado en la cornisa y una curva de tasas que funcione de amortiguador nominal.
Riesgos y límites del esquema
El modelo luce eficaz para “pasar el puente”, pero no es gratis. El primer límite es cuantitativo: la capacidad de fuego en reservas y fuentes de divisas extraordinarias. El segundo, cualitativo: la coherencia entre el ancla cambiaria y el resto de los precios (tarifas, salarios, bienes regulados). Si la defensa del techo demanda ventas frecuentes y abultadas, la posición externa se erosiona y el mercado exigirá una prima mayor en los financieros.
La otra restricción es política: el programa depende de expectativas. Si las encuestas o los acontecimientos elevan el riesgo de giro post-electoral, la presión se trasladará a la punta más difícil de administrar: los dólares paralelos y la curva de futuros.
Lo que mira la city en las próximas ruedas
- Techo de la banda: si vuelve a testearse, el volumen y frecuencia de las ventas oficiales dirán cuán comprometida está la defensa.
- Curva de tasas: que el 60% “rinda” para el carry sin estrangular la actividad.
- Futuros y brecha: una pendiente más plana y una brecha contenida son claves para que el puente llegue a destino.
- Señales con el FMI: transparencia en la intervención y consistencia fiscal para no quemar credibilidad.
En síntesis, el Gobierno optó por congelar de facto el dólar mayorista en el borde de la banda y comprar tiempo con tasas y microintervención. La apuesta es clara: contener la nominalidad y ordenar expectativas hasta las urnas. El costo y la sostenibilidad del esquema, en cambio, se medirán día a día en reservas, tasas y brechas. Fin, diría el vocero presidencial.